El Sombrero Del Payaso

de Teresita Perez

Con sus parches de lunares
de tamaños desiguales
cubriendo su negra esencia,
alto, delgado y gastado,
con golpes por varios lados,
el sombrero del payaso
casi ya es de retazos
por su tan larga existencia.

Y lo llevaba su dueño,
cuando nadie lo miraba,
con el ánimo caído,
con el rostro entristecido.
Tener otro era su sueño.
Cuando solo se encontraba
su alegría era un gemido.

El pensaba, adolorido,
que el sombrero era señal
de toda su desgracia y mal...
que si cambiaba sus penas
por otras penas ajenas,
su corazón tan herido
resolvería los problemas.

Y al pasar por una tienda
de sombreros exclusivos,
de sombreros elegantes,
a sus deseos dió rienda
y el payaso, presumido,
entró, y se quitó los guantes.
Y quitándose el sombrero
dijo a un alto caballero:
"Con su permiso, yo quiero
algo que me haga importante.

A ver...
éste gris es muy oscuro.
Es muy pequeño este otro.
Este por aquí está roto
y ése no es de cuero puro.
No. No me gustan los de flores,
los de cuadros o de plumas,
ni los de miles colores,
ni los sombreros de playa.
Esos tienen muchas rayas
y éstos no tienen ninguna.

De éste me aburro en un rato.
Es muy clarito ese azul.
No quiero adornos de tul.
Y aquellos lucen baratos.
Ah, éste sí.
Este es mi vivo retrato.
Exacto lo que quería.
¿Cuánto cuesta? ¿Me diría?
Dígame presto su precio!"

"Pero, Señor. Ay, que necio.
Ése es el que Vd. traía."


Copyright @ 1985, 2020 Teresita Perez



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