NO ME MUEVE

Soneto atribuido a
Teresa de Cepeda y Ahumada
(1515-1582)




No me mueve, mi Dios para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.

Tu me mueves. Señor, muéveme al verte
clavado en una cruz escarnecido;
muéveme ver tu cuerpo tan herido;
muéveme tus afrentas y tu muerte.

Muéveme, al fin tu amor, y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infinito, te temiera.

No me tienes que dar porque te quiera;
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.




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