DEL COLOBRÍ
Dejaste que el sueño te invadiera
como un río metiéndose en
tus venas.
El sueño del silencio, el de la
noche larga.
Y al despertar te fuiste con el
sueño.
Vamos a enterrar lo que olvidaste:
tu rostro sin llanto ni sonrisas,
tus manos sin fuerza ni ternura,
tus pies sin pasos,
tus ojos hacia adentro,
tu boca sin hambre,
el frío que te cubre como un velo
invisible,
el dolor que ya no sientes y nos dejas.
Pasaremos por aquí sin verte.
Nos sentaremos en tu silla.
Dormiremos en tu cama.
Ven por las noches a conversar en
sueños
para hacernos sentir que no te has ido.
Las alas del colibrí que
alimentaste
te mencionan, te reclaman:
en el viento estará tu nombre
escrito
siempre nunca, nunca siempre.
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