Rhonda Dahl Buchanan

 

DE AGUA

Y AIRE:

Pasaporte a Mogador,

la ciudad del deseo

 

En su prólogo al libro Cuentos de Mogador, Héctor Perea afirma lo siguiente: “La literatura, su ejercicio pausado pero también la vida que gira alrededor de su gozo, ha sido para Alberto Ruy Sánchez la esencia de una aventura apasionante” (12).  Sin duda, escribir es para este autor una aventura motivada por el deseo que abarca también su labor como director de la revista Artes de México y de la empresa que la publica.  Leer un texto de Ruy Sánchez también es “una aventura apasionante” ya que el lector que emprende ese viaje primario regresa con la sensación de haberse transformado en otro.  Las horas transitadas en su mundo ficticio, un oasis seductor impregnado por voces y sueños, luz y agua, perfumes y aire, dejan una huella en los que lo visitan.  Durante su estancia en ese “jardín del tiempo,” el deseo se mete debajo de la piel del lector, tal como se les ocurre a ciertos personajes del autor, los Sonámbulos, o sea, los seres que viven con el deseo como un sexto sentido, como una brújula que señala el camino hacia el amor. 

      En una entrevista titulada “El deseo: geometría en fuga,” Ruy Sánchez habla de la importancia del deseo en su obra y en su vida:

el deseo es sin que yo lo quisiera con premeditación el tema principal de mis libros, pero también es el impulso de la escritura que hay en ellos.  El deseo entendido no solamente en su aspecto sexual, sino como algo más amplio; el deseo es la dinámica de la vida; es lo que nos hace movernos a ser mejores, es lo que nos conduce a estudiar o a realizar algo, es lo que nos hace viajar,  . . . el deseo es el motor de la vida.  (Dobles 4)  

      Para mí es muy obvio que el deseo fue el impulso base de la creación de este libro/disco De agua y aire, editado por la UNAM para su serie “Voz viva del autor,” bajo la dirección de Margarita Heredia Zubieta.  No hay otra manera de explicar cómo esta obra exquisita haya logrado sacar al erotismo desde “los recintos del silencio” para hacerlo vibrar y lucir con tanta convicción.1  También creo firmemente que los que colaboraron en su construcción son Sonámbulos; Alberto Ruy Sánchez, sin lugar a dudas, y también los otros, hechizados por el deseo desde antes de leer a este autor, o tal vez por contagio, después de leerlo.  Podríamos comenzar con Alberto Manguel, cuyo hermoso ensayo de presentación, “Una geografía erótica,” confirma que él es discípulo de Eros.  En su prólogo a De agua y aire, Manguel explica que lo erótico en la obra de Ruy Sánchez “no es un tema o episodio: es la arcilla de la narración misma.” (11).  De hecho, el autor ha comentado en más de una entrevista que él concibe la construcción de su obra como un trabajo artesanal motivado por el deseo, una composición que incorpora elementos de la arquitectura, la música, el baile, la pintura, el cine, la caligrafía, la geometría y la alquimia, entre otras artes y ciencias.2 

      Vemos en De agua y aire la dichosa fusión de estos elementos realizada por varios artistas y profesionales que invocan el deseo en su oficio, por ejemplo, Gerardo Suter, cuyas fotografías enigmáticas introducen cada sección del libro con objetos ceremoniales y presencias oníricas: ollas, esculturas, tapices, piedras, velas y cuerpos enredados entre los intersticios de luz y sombra.  Quisiera mencionar también a Vicente Rojo Cama y Adriana Rodríguez, responsables por el provocativo diseño de esta obra que, en su conjunto, incita a la gente a mirarla y comprarla cuando la ve en las librerías o aquí en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.

      En su libro Con la literatura en el cuerpo, Ruy Sánchez propone que “la literatura y el arte entran por nuestros sentidos” (16).  Este libro/disco es un verdadero banquete para el cuerpo con sus imágenes sensoriales y los sonidos hipnotizantes que estimulan nuestros cinco sentidos, o los seis, si contamos el deseo como el sexto.  Por ejemplo, en el último texto, “Luna en el agua,” que describe el hamman, el baño público de Mogador, el olfato se regocija con el perfume de menta, hashish y naranja, mientras que la vista celebra los colores de los mantos, velos y túnicas de las mujeres que han abandonado la ropa por el gozo prolongado de los masajes.  Mientras el autor lee selecciones de sus novelas Los nombres del aire  y  En los labios del agua, su voz nos traslada a “la ciudad del deseo” en su obra, Mogador, nombre antiguo de la ciudad marítima de Essaouira en la costa Atlántica de Marruecos.3  Como el hailaquí, el cuentero ritual de la plaza de Mogador que transporta a quienes lo escuchan a otros mundos, Ruy Sánchez nos cautiva con el ritmo pausado y el tono suave de su voz.  La narración de los nueve sueños eróticos de Aziz al Gazali, el calígrafo árabe de En los labios del agua, y los recuerdos melancólicos de Fatma, la protagonista de Los nombres del aire, es enriquecida por la música que acompaña su lectura.  Se evoca el mundo árabe con las canciones de Sheila Chandra, el Cuarteto Balenescu y Rabih Abou-Khalil, entre otros artistas seleccionados por el autor con la ayuda de Rodolfo Sánchez Alvaredo y Mauricio García Lozano, quienes hicieron la grabación y montaje del disco.  Las cuerdas seductoras del disco “Música árabe andaluza siglo XIII,” entretejidas con la lectura del primer texto, “Agua nocturna,” embrujan al oyente, envolviéndolo en una atmósfera misteriosa mientras escucha el flujo de las palabras sensuales que van y vienen como la marea que golpea las murallas blancas de Mogador con caricias acuáticas que lo humedecen todo.

      La narrativa poética de Ruy Sánchez, una escritura de ruptura que él ha denominado “prosa de intensidades,” es una prosa para ser sentida y escuchada, y por lo tanto, se adapta perfectamente a la grabación.  El autor ha revelado la importancia de la composición musical en la construcción de su obra, explicando en una entrevista que “el esquema de mis libros podría ser como una partitura de música contemporánea” (Fajardo 9).   De hecho, mientras él escribe un texto, lo lee en voz alta para apreciar el ritmo interior y el valor acústico de sus palabras: el eco de susurros y murmullos, risas y gritos, olas y viento, y en el fondo de los sueños, el silencio.

      Los que conocen personalmente a Alberto Ruy Sánchez no se sorprenderán por ese ritmo musical de su prosa porque saben que además de la sangre y la tinta, por sus venas corre la música.  Los lectores de En los labios del agua recordarán que uno de los episodios claves de la novela tiene lugar en el Salón Veracruz en la ciudad de Guadalupe durante la Feria del Libro cuando el protagonista, Juan Amado, se entrega a Maimuna, una mujer negra que al son de una orquesta cubana lo enseña a ascender los nueve niveles de la escalera iluminada del baile y sentir los nueve placeres que los conducen al éxtasis.4  Los diarios de Guadalajara confirman que el mismo autor ha experimentado esta coreografía del deseo en el Salón Veracruz de esta ciudad entre los brazos de su esposa Margarita de Orellana, y quién sabe de cuántas otras, como sugieren los titulares del diario Público de Guadalajara: “[Alberto Ruy Sánchez y su esposa] Exorcizan melancolía con rumba”(Mendoza Mociño) y “Alberto Ruy Sánchez moja sus camisas . . . y baila con todas las más guapas” (Martínez Rentería). 5  (De veras, habría sido más verídico si hubieran dicho que baila con todas, y  punto.)

      Según Juan Amado, el narrador de En los labios del agua, el octavo placer del baile es “el placer de transportarse, de viajar mentalmente y sentirse con certeza en otro lugar, que no se reconoce, que no se parece al mismo en el que comenzamos a bailar y que da la impresión de ser un nuevo paraíso” (68).  Estas palabras describen precisamente la experiencia que nos ofrece este libro/disco De agua y aire.  Con el simple acto de leer sus textos y escuchar su disco, todos podemos trasladarnos a Mogador, a ese “paraíso” entre el desierto y el mar que no ha dejado de obsesionar y seducir a Ruy Sánchez desde el primer momento que se acercó a su puerto por barca una tarde soledada de 1975.  A partir de ese momento de epifanía, la ciudad de Mogador comenzó a erigirse, primero en la imaginación del autor como el objeto de un deseo insondable, y después como el espacio narrativo de lo que llegaría a ser una tetralogía de novelas escritas bajo el emblema de los cuatro elementos principales: el aire, el agua, la tierra y el fuego.

      Las novelas de la tetralogía se unen no solamente por la suntuosa prosa de intensidades y la indagación sobe el deseo como eje central, sino también por una estructura compleja y una red de intertextualidad que entrelaza una novela con otra, y con otros textos que ha publicado el autor.  El libro/disco De agua y aire añade otro nudo más a la intrincada filigrana de obras que giran en torno a Mogador y el erotismo.  Aunque se relacionan entre sí, cada libro se mantiene como obra independiente e íntegra.  Para los que no conocen la obra de Ruy Sánchez,  De agua y aire servirá como un rito de iniciación, como una invitación a viajar hasta su mágico “jardín del tiempo” para compartir “una ración de eternidad” con él y sus personajes.6  Claro que hay una trampa implícita en esta obra porque quien abra las páginas de este librito y escuche el disco, será hechizado y no tendrá más remedio que buscar los otros libros del autor.  Para los lectores que ya conocen la obra de Ruy Sánchez, este libro/disco les ofrece la oportunidad de volver a sentir el placer de sus primeras lecturas; sin embargo, existe una trampa para ellos también ya que los que leen a este autor suelen desarrollar un apetito insaciable por sus obras y esperan con impaciencia que publique otras más.  En inglés tenemos un dicho: “anticipation is the greater part of pleasure,” es decir, que cuando uno anticipa el placer, la espera puede ser mejor que el placer mismo, aunque yo no lo creo así.  Por suerte no tenemos que esperar mucho más para la aparición de la ya prometida tercera novela de la serie, La piel de la tierra o los jardines secretos de Mogador, pero mientras llegue ese momento, siempre podemos complacernos con este pasaporte a Mogador, De agua y aire. • •

 

*Presentación del disco y libor De agua y aire, de Alberto Ruy Sánchez

Feria Internacional del Libro. Guadalajara, México. 30 de noviembre de 2000

 

 


Notas

      1 En su prólogo a De agua y aire, Alberto Manguel dice: “Hemos condenado lo erótico a los recintos del silencio”, escribió Montaigne”(9), y luego añade: “Hemos perdido confianza en nuestros cuerpos.  Pero en Alberto Ruy Sánchez encontramos nuevamente esta convicción” (11). 

      2 Véase: José de Jesús Fajardo, “Alberto Ruy Sánchez o la defensa de la sensualidad,” Siglo Veintiuno [Guadalajara] 6 dic. 119, suplemento “La fiesta de los libros”: 8-9.

      3 En su ensayo “Essaouira, o Mogador, la ciudad del deseo,” Ruy Sánchez explica la importancia de esta ciudad en su obra.  En ensayo se encuentra en la página del internet delautor: <http://www.albertoruysánchez.com>. 

      4 El quinto capítulo de En los labios del agua, “La experiencia de la luz,” formó la base de un programa de radio en Miami presentado por Orlando González Estevez, quien con su colega Maira, intercaló fragmentos de este capítulo con música de las orquestas de Cachao y Moré, entre otros artistas cubanos.  

      5 En el ambiente de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, Alberto Ruy Sánchez ha ganado fama de “rey de la pista.”  Por ejemplo, Sergio González Rodríguez comenta en su artículo, “La otra cara de la FIL”: “Alberto Ruy Sánchez da cátedra de baile a dos entusiastas filibusteras al mismo tiempo, como si fuese un titiritero poesído por los espíritus de Changó y de Ochún juntos, y las hace girar y moverse cual si la vida les fuese en ello a los tres–¿y después? ” (18).

      6 En su texto “El jardín del tiempo,”publicada en Cuentos de Mogador, Ruy Sánchez explica que el término “intensidad” significa para él “oasis, tiempo fuera del tiempo, paraíso” (82), añadiendo después que Octavio Paz  “llamó a esos momentos privilegiados del hombre ‘nuestra ración de eternidad’, ‘nuestro mediodía’” (83).  


 

 

 

 

Obras citadas

Dobles, Aurelia.  “El deseo: Geometría en fuga.”  Ancora [San José de Costa Rica] 23 ago. 1998, suplemento cultural de La Nación: 4. 

Fajardo, José de Jesús.  “Alberto Ruy Sánchez o la defensa de la sensualidad.” Siglo Veintiuno [Guadalajara] 6 dic. 119, suplemento “La fiesta de los libros”: 8-9.

González Rodríguez, Sergio.  “La otra cara de la FIL.” Reforma [Guadalajara] nov. 1998, suplemento especial FIL ‘98: 18. 

Martínez Rentería, Carlos.  “Las noches de baile y gozo: Alberto Ruy Sánchez moja sus camisas con la energía de sus pasos, baila y baila con todas las más guapas y no se cansa.” Reforma [Guadalajara] 4 dic. 1998., suplemento especial FIL ‘98: n. p.

Mendoza Mociño, Arturo.  “Exorcizan melancolía con rumba.” Reforma [Guadalajara] 11 nov. 1995, sec. cultura: 4C.

      Ruy Sánchez, Alberto.  Con la literatura en el cuerpo: Historias de literatura y melancolía.  México: Taurus, 1995.

---.  Cuentos de Mogador.  México: Lecturas Mexicanas, 1994. 

---.  De agua y aire.  Ed. Margarita Heredia Zubieta.  Voz Viva de México.  México: UNAM, 1999. 

---.  En los labios del agua.  México: Alfaguara, 1996. 

---.  Los nombres del aire.  México: Joaquín