"Primero que nada, quiero dar los buenos días a todo el pueblo de Venezuela y, este mensaje bolivariano va dirigido a los valientes soldados que se encuentran en el Regimiento de Paracaidistas de Aragua y en la Brigada de Valencia:
Compañeros, lamentablemente, por ahora, los objetivos que nos planteamos no fueron logrados en la ciudad capital. Es decir, nosotros acá en Caracas, no logramos controlar el poder. Ustedes lo hicieron muy bien por allá, pero ya es tiempo de evitar más derramamiento de sangre. Ya es tiempo de reflexionar y vendrán nuevas situaciones y el país tiene que enrumbarse defintivamente hacia un destino mejor. Así que oigan mi palabra. Oigan al Comandante Chávez quien les lanza este mensaje para que, por favor, reflexionen y depongan las armas porque ya, en verdad, los objetivos que nos hemos trazado a nivel nacional, es imposible que los logremos. Compañeros, oigan este mensaje solidario. Les agradezco su lealtad, les agradezco su valentía, su desprendimiento, y yo, ante el país y ante ustedes, asumo la responsabilidad de este Movimiento militar Bolivariano. Muchas gracias."
Hugo Rafael Chávez Frías
4 de febrero de 1992
El mensaje de la rendición del comandante Hugo Chávez Frías, jefe del pronunciamiento militar del 4 de febero de 1992 contra el gobierno del Presidente Carlos Andrés Pérez, no pasó de 175 palabras y de 30 segundos aproximadamente. Y sin embargo, el efecto que tuvo en todo el país produjo toda una onda de admiración que se resume en el sintagma verbal: por ahora, el cual se utiliza en el habla popular como una bandera de simpatía y esperanza.
El mensaje fue transmitido por una cadena de televisión, por orden del gobierno con el fin de que el movimiento de Paracaidistas de Aragua y la Brigada Blindada de Valencia se rindieran y evitaran más derramamiento de sangre. El Comandante Chávez se presentó ante las cámaras acompañado, entre otros, por el vicealmirante Elías Daniels Hernández, inspector de las Fuerzas Armadas y el General de División Iván Darío Jiménez Sánchez. Tras una breve presentación, Daniels les pidió a los periodistas, que cubrían la información en el Palacio de Miraflores, que no le hicieran preguntas al jefe insurrecto. Y Chávez, en traje de campaña y con boína roja, comenzó su discurso con las siguientes palabras: "En primer lugar quiero dar los buenos días a todo el pueblo de Venezuela". Luego se dirigió directamente a "los valientes soldados", que aun no se habían rendido en Maracay y Valencia. Tratándose de una comunicación televisiva, donde la proximidad y la distancia se unen a través de la telepresencia, el mensaje sobrepasó los límites de los destinatarios e involucró a todos los oyentes del país, quienes por primera vez van a ver y oír al jefe de la rebelión militar con un semblante de no ser un derrotado y una expresión oral lógica y coherente. "Compañeros: lamentablemente, por ahora, los objetivos que nos planteamos no fueron logrados en la ciudad capital; es decir, nosotros aquí en Caracas no logramos controlar el poder".
Desde el punto de vista situacional de la comunicación, Chávez manejó con eficiencia su mensaje. El dar los "buenos días" a quienes lo oyen, en un país donde se ha venido perdiendo esta tradición, es un signo de cortesía, aun cuando para el Presidente y la gente del gobierno resulte no pertinente, por razones obvias. De inmediato cataloga de bolivariano su mensaje a los que no se han rendido, con lo cual codifica un metamensaje ideológico, dirigido al pueblo venezolano para que éste sepa qué bandera enarbolan los insurrectos. Para los politólogos y analistas, bolivariano es un término desgastado desde el punto de vista histórico y semántico. Pero para la gente del pueblo no. Y dicho por un hablante que trata de "valientes soldados" a sus compañeros de armas que aún no se han rendido, y se expresa con una prosodia diferente a la conocida dentro del medio castrense, la palabra resulta con una carga significativa novedosa.
A esto se añade la parte medular del menaje, donde por el simple giro prepositivo de tiempo aproximado, minimiza la derrota y la convierte en un objetivo y meta de logro para el futuro. El sintagma por ahora que por sí solo no expresa otro sentido que el de "tiempo aproximado", dentro del contexto verbal e histórico del discurso, se carga de significación y de esperanzas. Por eso añada más adelante: "Y vendrán nuevas situaciones. El país tiene que enrumbarse definitivamente hacia un camino mejor". El párrafo central del discurso consta de site oraciones y 64 palabras. A través de ellas, el hablante se sincera de no haber controlado el poder en Caracas, reconoce el triunfo de sus compañeros en el interior; sugiere la reflexión para evitar más derramamiento de sangre y expresa su optimismo en que vendrán nuevas situaciones para enrumbar el país. Esto, por supuesto, no es un programa de gobierno. Ni tampoco una propuesta ideológica. Pero dicho como epílogo de un discurso de armas y de acción, le valió para ganarse el afecto y las simpatías de un pueblo, al que se ha venido engañando con discursos populistas, demagógicos e insinceros.
De singular importancia resultan los aspectos paraverbales en el entorno del mensaje televisivo. El comandante Chávez, como hablante, ocupó un espacio y un tiempo muy especiales. Con el uniforme de paracaidista, y la postura firme que mantuvo en medio del vicealmirante Daniels y de los otros altos oficiales de las Fuerzas Armadas, no parecía derrotado, sino vencedor. A esto se agrega un detalle importante y significativo. Desde la época de Pérez Jiménez para acá, uno estaba acostumbrado a oír hablar a unos militares de prosodia tartajosa y de poco vuelo mental. Chávez ante la expectativa que vivía el país, frente a un medio de comunicación como la T.V., donde el hablante no percibe los efectos que producen las palabras en los oyentes, limitado a transmitir una orden de rendimiento a sus compañeros de empresa, logra construir un mensaje breve, coherente y denotativo por lo que se refiere a la praxis militar, y al mismo tiempo connotativo por lo que respecta al sentido político. Y lo dice con buena entonación, precisa acentuación sonora, con un tiempo apropiado y las pausas correspondientes. Es decir, con una buena prosodia. Todo esto, sumado al descontento que vive el país por el desacierto, incapacidad y desprestigio en que ha caído el tren gubernamental, los cuerpos legislativos y la lenidad de la justicia, dio pábulo para que el discurso del Comandante Chávez se convirtiera en un mensaje de sustento para el pueblo.
Manuel Bermúdez
Profesor de Literatura