Anhelos de noche.
Guillermo
Rendón
Rampan
los lobos mi clara noche. Noche de luna que renace luego de yacer muerta en el día
obscuro que fue. Susurran las luciérnagas un brillo eufórico y emanan los
grillos, cual “galán de noche”, su canto de ritmo aromático.
Las fantásticas criaturas del bosque tan profundo, comienzan a dejar el frío silencio que ahora calla, para escuchar atento las
melodías de la mujer de los diamantes astrales:
Dama de piel argentina por falta de sol. Canta ella y me arrulla en su sonrisa
de plata luna. Mis ojos se cierran con la inercia de seguir a dos estrellas, que
caen de la falda opalina que cubre mi cielo nuevo, en una fuga de amor
desesperado.
Entonces
duermo para soñar con mi alegría onírica y despertar la triste lágrima que
llora el anhelo de una noche infinita.