-¿Quién puso esta almohada bajo mi cabeza?
Con voz aguardentosa:
- Fui yo- contestó la penumbra vestida de hombre
- ¿Felipe...?- preguntó la incertidumbre un tanto aturdida y somnolienta
- ¡Felipe, siempre Felipe!
Rugió entonces el dragón de hierro mientras soplaba
una llamarada de amor retorcido. Fue sólo una bala.
- Jorge... soy Jorge.
El ejericio consistía en hacer una historia
en un tiempo muy corto, con la frase que está
como subtítulo.
Guillermo Rendón