El que tiene que estar
ahí soy yo
Un misionero estaba hablando a una tribu remota de un pueblo que nunca había escuchado
hablar de la vida y el ministerio de Jesús. El jefe de la tribu estaba sentado en la fila
del frente escuchando intensamente todo lo que el misionero decía.
Cuando la historia llegó a su punto culminante y el jefe escuchó lo cruelmente que
crucificaron a Cristo, no pudo aguantarse más. Se levantó bruscamente y gritó:
"¡Pare! ¡Bájelo de la cruz! ¡Soy yo el que tiene que estar ahí, no Él!".
Había comprendido el significado del evangelio; entendió
que era pecador y que Cristo no tenía pecado.
Cuando consideras esa escena del Hijo de Dios clavado en una cruz en agonía y sus heridas
sangrando, ¿puedes decir de corazón "¡Yo tengo que estar ahí!"? Entonces, da
un paso más y pon tu confianza en Él como Salvador para que puedas decir junto con
Pablo: "Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en
mí..." (Gálatas 2:20).
Jesús tomó nuestro lugar y murió para nuestro provecho. Puesto que llevó nuestros
pecados, abrió el camino para llevarnos a la comunión con el Padre. Si te identificas
con Cristo y crees que murió por ti, Dios te identificará a ti con Cristo y te dará Su
justicia.
¿Puedes decir "¡Soy yo el que tiene que estar ahí!"?
- Henry G. Bosch - |
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Ultima actualización: 13 October, 2001
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