Supera el dolor sabiamente
El sufrimiento te incomoda.
Pero si vives quejándote,
te fastidias a ti mismo
y a quienes te acompañan.
El malestar es propio del dolor.
Pero el disgusto por el dolor
nace en tu mente,
y tu mente lo puede alimentar e intensificar.
Comparte tu angustia
con quien te pueda ayudar a superarla.
No te atormentes exagerando tu malestar.
Alimenta la esperanza de salir de tu pena,
acudiendo a Cristo que te llama
para acogerte y aliviarte:
"Venid a mí tdos los que estáis
cansados y agobiados,
que yo os aliviaré" (Mt. 11, 28).
Si estimulas tu tristeza, te atormentará con más furor.
- Autor Desconocido -
Este pensamiento llegó
a mis manos en un momento en que más sentido
tenía para mí.
Agradezco a mi amiga Kuaimataz que envió este pensamiento sin saber
que en ese momento era un instrumento de Dios.
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Ultima actualización: 13 October, 2001
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