El río helado
Un viajero muy cansado llegó a la orilla de un río. No había un puente por el cual se
pudiera cruzar. Era invierno y la superficie del río se hallaba congelada. Obscurecía y
deseaba llegar pronto al pueblo que se encontraba a poca distancia del río, mientras
hubiera suficiente luz para distinguir el camino.
Llegó a preguntarse si el hielo sería lo suficientemente fuerte para soportar su peso.
Como viajaba solo y no había nadie más en los alrededores, una fractura y caída en el
río helado significaría la muerte; pero pasar la noche en ese hostil paraje representaba
también el peligro de morir por hipotermia.
Por fin, después de muchos titubeos y miedos, se arrodilló y comenzó, muy cauteloso, a
arrastrase por encima del hielo. Pensaba que, al distribuir el peso de su cuerpo sobre una
mayor superficie, sería menos probable que el hielo se quebrara bajo su peso. Después de
haber recorrido la mitad del trayecto en esta forma lenta y dolorosa, de pronto escuchó
el sonido de una canción detrás de sí.
De la noche salió un carruaje tirado por cuatro caballos, lleno de carbón y conducido
por un hombre que cantaba con alegría mientras iba en su despreocupado camino.
Allí se encontraba nuestro cauteloso viajero, arrastrándose con manos y pies, mientras,
a su lado, como un viento invernal, pasó el conductor con su carruaje, caballos y pesada
carga ¡¡¡por el mismo río!!!
Esta historia nos ilustra cómo muchas personas pasan por las dificultades que les
presenta la vida:
Muchos se quedan en la orilla de la indecisión, incapaces de decidir qué camino tomar.
Otros prefieren permanecer allí, tratando de reunir suficiente valor para llegar al otro
lado del problema en que se encuentran. Algunas personas se arrastran en la vida por temor
a que las dificultades se les vuelvan adversas (se les rompa el hielo). Su fe no es lo
bastante fuerte para sostenerlos de pie en medio de la adversidad. Existen los que van
silbando por el camino. Saben en quién tienen puesta su confianza y su fe es
inquebrantable.
Mi querido amigo, cuando se te presenten por la vida, ríos de adversidades, no debes
temer, ni arrastrarte por la vida. Dios nos ha prometido ayuda y con ésta, podemos
enfrentar la dificultad y llegar con alegría al otro lado. Ya San Pablo nos lo decía:
"Fiel es Dios que nunca nos va a dejar ser tentados más allá que nuestras propias
fuerzas. Sino que junto con la prueba, nos dará la fortaleza para poder resistir."
- Autor Desconocido - |
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Ultima actualización: 13 October, 2001
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