Mi declaración de
autoestima
Yo soy yo.
En todo el mundo, no existe nadie exactamente como yo.
Hay personas que tienen algunas partes en que se parecen a mí
pero ninguna es idéntica a mi.
Por lo tanto, todo lo que sale de mí
es auténticamente mío porque yo sólo lo elegí.
Todo lo mío me pertenece: mi cuerpo,
incluyendo todo lo que éste hace;
mi mente, con todos sus pensamientos e ideas;
mis ojos, incluyendo todas las imágenes que perciben;
mis sentimientos, cualesquiera que sean: coraje, alegría,
frustración, amor, decepción, excitación;
mi boca y todas las palabras que de ella salen,
refinadas, dulces o bruscas, correctas o incorrectas;
mi voz, fuerte o suave;
y todas mis acciones, ya sean dirigidas hacia otros o hacia mí.
Soy dueno (a) de mis fantasías, mis suenos, mis esperanzas,
mis temores...
Son míos mis triunfos y mis éxitos, todos mis fracasos y errores...
Sé que hay aspectos de mí mismo (a)
que me confunden, y otros
que no conozco.
Pero mientras me conozca y me ame,
puedo buscar valerosamente y con esperanza
la solución a mis confusiones y la forma
de conocerme más.
Puedo descartar lo que parece no encajar y
conservar lo que sí encaja, e idear
algo nuevo para reemplazar lo
que descarté.
Puedo ver, oir, sentir, pensar, hablar y actuar.
Tengo los instrumentos para sobrevivir, para
acercarme a los demás, para
ser productivo, y para dar sentido y
sacar del mundo las personas y cosas ajenas a mí.
Me pertenezco,
y por consiguiente puedo manejarme.
Yo soy yo y yo estoy bien.
- Virgina Satir - |