Dijo la semilla, dijo
el sol, dijo la nube...
Dijo una semilla: "Imítame. Húndete bajo tierra, no esperes aplausos. Trabaja en el
silencio y, como yo lo hago, cubre los campos con plantas, flores y frutos."
Dijo el sol: "Sonríe, déjate ver, ilumina, da calor, sólo así, como yo lo hago,
cubrirás tu vida y los campos con plantas, flores y frutos. Imítame."
Dijo la nube: "Deja caer la lluvia, fecunda los campos y haz que la Tierra se cubra
de plantas, flores y frutos. Imítame."
Dijo un gorrioncillo que lo anterior oía: "Húndete como la semilla, sonríe como el
sol, suda como la nube... De esas tres entregas unidas, surgen las plantas, las flores y
los frutos que embellecen el ambiente y dan pan a los seres vivientes. NOSOTROS es la
palabra clave, el yo es odioso."
Y agregó el gorrioncillo: "Sé como Dios. El está en todas partes -en la semilla
que se hunde, en el sol que sonríe, en la nube que llora- sin embargo, es
invisible."
Al oir al gorrioncillo, la semilla, el sol y la nube se unieron y empezaron a cantar:
"Señor, soberano nuestro, tu nombre domina toda la tierra." (Salmo 8:1)
Y dieron gracias a Dios por haberles dado hijos tan bellos como son las plantas, las
flores y los frutos.
El sol, padre orgulloso, al ver la madurez de los trigales dijo: "Estas espigas son
la imagen viva de su progenitor." y volvió a sonreir.
- Autor Desconocido -
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