" A cierto pueblo llegó un turista con ancias de conocer lugares pintorescos. Se dirigió al mercado de donde salia un automovil a cierto sitio de interes turistico. Al pedir el turista hacer el viaje, el chofer le dijo que en su auto habia tres clase de pasajeros y que el precio del viaje era de conformidad; habia pasajeros de primera, de segunda y tercera clase. Aunque el turista no notó ninguna diferencia dentro del carro, tomó a broma aquello y compró el boleto de primera clase. Al rato, el carro se llenó con más pasajeros y así, bastante apretaditos, el chofer inició el viaje.Al llegar a una cuesta, el chofer paró el carro y mirando hacia atras, dijo muy tranquilito : " pasajeros de tercera clase salgan del carro y empiesen a empujarlo; pasajeros de segunda clase salgan del carro y parencen a ver; pasajeros de primera clase se quedan sentados en sus asientos ". Y así lo hicieron. Al turista, aquellla escena le pareció extraña y divertida, y se alegró que aunque no sabia el porqué de todo aquello, el habia comprado boleto de primera clase.
Esto ilustra la situación de muchas iglesias. Pareciera como que hay tres clases de miembros: los de tercera, los de seguda y los de primera. Los de tercera son aquellos hermanos que llevan adelante la obra del Señor ; ellos son los que sudan la gota gorda, como se dice. Los miembros de segunda son los que siempre estan observando lo que hacen los demas. Y los miembros de primera son lo que todo lo quieren facil; que todo se haga para ellos porque se creen con todos los derechos. Ojala que todos los hermanos miembros de nuestras iglesias sean semejantes a los pasajeros de tercera clase estos son la garantia del crecimiento y pujanza de la obra.