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VASOS LIMPIOS



     Una tarde la mamá de Bruno le dijo: "Por favor, hijo saca los platos de la lavadora de platos y guárdalos.  Y asegurate de revisar los vasos, he notado manchas en ellos últimamente.  Si los levantas contra la luz, puedes ver si están limpios o manchados".

     Bruno revisó cuidadosamente cada vaso, sosteniendolo contra la luz que entraba por la ventana.  Justo como lo había dicho su mamá, habían algunos manchados.  "¿Que debo hacer con éstos?", preguntó Bruno.

     "Si hay manchados, dejalos en la lavadora de platos, y yo los lavaré de nuevo", le contestó la mamá.

     Bruno terminó su trabajo y estaba cerrando la lavadora de platos cuando su papá entró en la cocina.  "Un momento, hijo", dijo el papá.  "¡Guarda el resto de los vasos antes de que termines!"

     "¿Estas seguro que quieres que guarde estos vasos?", le preguntó Bruno; mientras sostenía el vaso a trasluz.

     "¡Humm!", murmuró; el papá mientras soltaba su periódico.  "Hijo, acabas de hacer una buena ilustración".

     "¿Sobre qué cosa, papi?", preguntó Bruno.

     "Si no estamos seguro que un vaso está limpio o sucio, lo sostenemos contra la luz para descubrirlo", le contestó el papá.  "Y si no estamos seguros si algo que queremos hacer está bien o mal, debemos someterlo a la luz de la Palabra de Dios.  Allí hay principios que nos pueden ayudar a tomar la decisión correcta.  Si luce bien cuando la luz de Dios lo alumbra, entonces es bueno".



Salmo 19:7-14

Salmo 119:9