CAUSAS Y AZARES DE UNA RELACIÓN FRATERNA
1.- José Martí, tal como demuestran algunos de nuestros artículos, fue el cubano que más amó al Perú. En las buenas y en las malas, el verbo de Martí se puso al servicio de los peruanos para respaldar únicamente causas justas. Su amor por las razas indígenas y su admiración por el Imperio Incaico se expresan en incontables artículos y tratados.
2.- Los peruanos amaron a Cuba considerándola un bastión de la lucha contra el colonialismo español. Leoncio Prado fue el fundador de la Marina de Guerra cubana desde el momento que secuestró la fragata Moctezuma para luego izar la bandera de la estrella solitaria. Su hermano Grocio Prado combatió en tierra cubana bajo el mando de Antonio Maceo contra las fuerzas españolas. El padre de ambos, presidente Mariano Ignacio Prado, con regularidad y desprendimiento brindó asistencia económica a los insurgentes.
3.- El primer país que reconoció a la República de Cuba fue el Perú.
4.- Así como Martí escribió a favor del Perú durante la Guerra del Pacífico condenando la barbarie chilena y la vesanía de sus ejércitos invasores, un cubano se sumó a la guerilla sureña bajo el mando de Gregorio Albarracín: Pacheco de Céspedes, quien murió en suelo peruano en otras escaramuzas bélicas de postguerra.
5.- Los literatos peruanos se sumaron a la causa de la independencia de Cuba. Ricardo Palma estuvo en La Habana y escribió cn profundo cariño y respeto acerca de la literatura cubana, de sus bohemios más lúcidos y de los logros políticos en los cuales la intelectualidad participaba. Mercedes Cabello de Carbonera escribió la novela "Sacrificio y recompensa" a favor de la causa cubana así como diversos artículos en La Habana Elegante y en el Diario de la Marina. Abelardo Gamarra "El Tunante" tuvo la osadía de reclutar entre sus contemporáneos una partida de voluntarios dispuestos a morir por Cuba, pero la guerra con Chile frustró el viaje de aquella joven expedición.
6.- Años después, cuando triunfa la Revolución Cubana, el imperio del norte pretende sumar voluntades para bloquear a Cuba. Lo logrará doblegando la cerviz de los gobiernos dependientes, pero una personalidad ilustre prefiere renunciar a su cargo diplomático antes que mancharse con tal villanía: el peruano Raúl Porras Barrenechea.
Y los ejemplos son innumerables. Ambos pueblos tienen un solo destino. Divorciarlos fue el esfuerzo del imperialismo. Unirlos cada vez más, es nuestra tarea. Que no la empañen voluntades mezquinas ni afanes protagónicos.