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Juan Luis Guerra y Fidel Castro
Por JUAN TAVERAS HERNANDEZ

Soy de los pocos amigos gratuitos que tiene Juan Luis Guerra desde hace muchos años. De igual manera, me precio de conocerlo bastante bien, lo que me permite saber como piensa y como actúa.

Juan Luis Guerra es un hombre extremadamente introvertido, de los que pagan por no hablar. No le gusta la muchedumbre ni el ruido. Le gusta encerrarse en su propio mundo, vivir sus fantasías atrapado por la melodía de una canción que no termina por nacer, enredado entre las cuerdas de una guitarra en el pequeño sótano de su casa haciéndole una cesárea a la música de esa canción, como su fuera un cirujano.

Le gusta escuchar música y leer, preferiblemente una novela, poemas de Lorca, de Neruda, de Benedetti, de Borges o cuentos de Bosch, de Cortázar, para alimentar y purificar su alma de creador y de artista más allá de escenarios y de la gente que lo aclama.

A pesar de su inseguridad, Juan Luis es totalmente auténtico y único, tanto en lo particular como en lo universal en lo que relativo a su condición humana.

En medio de la multitud, de la gente que lo sigue, que lo venera como un dios de la música popular y reclama su presencia, es un hombre increíblemente solo, pero no una soledad enfermiza, no una patología, es más bien un encuentro consigo permanente, un modo de reencontrarse y descubrirse en lo bueno y en lo malo, algo que muchos de sus amigos no comparte, pero que yo respeto mucho.

El Juan Luis Guerra que yo conozco, con quien he viajado por gran parte del mundo, con quien he compartido canciones de Silvio Rodríguez, Joan Manuel Serrat, Pablo Milanés, The Beatles... con quien he intercambiado libros de Borges, Julio Cortázar, Héctor inchaustegui, García Márquez, entre otros; el Juan Luis Guerra con el que juego baloncesto, el Juan Luis Guerra que vi llorar la muerte de su perra Samanta, el que hace obras de caridad sin publicarlo en los diarios, ese Juan Luis que yo conozco, es incapaz de decir que no cantará en la Cumbre que se realizará en nuestro país por la presencia de Fidel Castro.

No hay una sola razón, ni siquiera de carácter religiosa, para que Juan Luis convierta a Fidel Castro en su enemigo. Muy por el contrario,

  debe tenerle admiración y respeto a Fidel por ser un hombre íntegro que ha querido y quiere lo mejor para su pueblo en medio de las adversidades y teniendo como enemigo al más poderoso de los imperios que registra la historia de la humanidad.

Además, Juan Luis es una persona muy respetuosa de las ideas ya sean religiosas o políticas de los demás.

Por otro lado, entre el cristianismo y el socialismo no hay grandes diferencias, porque unos y otros han predicado desde su nacimiento el amor y la justicia, la igualdad entre los hombres; los primeros desde una óptica idealista y los segundos, a partir del materialismo histórico y dialéctico.

Juan Luis Guerra es un artista que nunca ha asumido posiciones partidarias ni políticas, que no opina sobre temas que no le conciernen, como es el caso cubano y Fidel Castro. Los cubanos son dueños de su destino, tienen libre albedrío, escriben todos los días su historia. En todo caso, es problema de Pablo Milanés y Silvio Rodríguez, no de Juan Luis ni de otro dominicano.

Juan Luis Guerra no habla de política, por lo menos en esta etapa de su vida. La Biblia, la religión, Jesús, esas cosas son las que ahora llaman su atención seriamente, no Fidel Castro.

Decir que Juan Luis Guerra no cantará en la Cumbre por la presencia de Fidel es una infamia, una manera de hacer daño a un artista que no se mete con nadie, que no habla de nadie, que no bebe, no fuma, no le gustan las discotecas, no se le ve en prostíbulos, no fomenta vicios, no ha forjado su carrera sobre la base de la mediocridad ni de campañas publicitarias que aconsejan escándalos sexuales, promiscuidad y una vida desenfrenada.

Juan Luis Guerra es una gloria de este país; uno de los artistas más talentosos que hemos tenido, un hombre universal que ha puesto el nombre de la República en el mapa del mundo.

Por favor, tratemos con respeto a Juan Luis Guerra. No dañemos su buena imagen, ganada con esfuerzo,trabajo y talento.

Aplaudamos que en una sociedad corrompida y llena de mediocridad tengamos una figura de la estatura de Juan Luis Guerra.