POR QUE UNA UNIVERSIDAD VIRTUAL

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Muchas universidades usan desde hace años el calificativo de virtuales para indicar que han optado, más o menos plenamente, por el uso de las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación para mejorar su actividad educativa, así como para evolucionar al ritmo que la sociedad de la información y de la comunicación impone. Los motivos por los cuales optan por calificarse de virtuales -o mejor dicho, por apostar por el uso de la tecnología- son diversos y dependen del contexto en el que la universidad se encuentra. Entre otros podemos destacar los siguientes:

Captación de nuevos alumnos.

Las nuevas tecnologías permiten el acceso a la universidad a un tipo de alumnos que habitualmente quedaban fuera por razones de tiempo o de distancia al campus universitario.

Mejora de la imagen de la universidad

Adoptar nuevas tecnologías lleva consigo la mejora de la imagen de la institución al manifestar que está de acuerdo con la evolución más inmediata de la sociedad: la de la tecnología.

Reducción de costos

El uso de las nuevas tecnologías aplicadas a la educación puede reducir el coste de la educación.

Mejora del modelo educativo

El cambio de medio a través del cual se lleva a cabo el proceso educativo comporta el cambio de los roles del profesor, del alumno, así como la elaboración de nuevos materiales educativos.


Podríamos encontrar, sin duda, otros motivos por los cuáles las universidades han optado y están optando por la virtualidad. No se trata aquí y ahora de analizar esos motivos, si no de reflexionar sobre ellos desde la visión de cómo afectan a la organización o institución universitaria y a su modelo educativo. Y, según nuestra opinión, a menudo los dos puntos de vista para el análisis que hemos citado no son especialmente los más valorados en el momento de llevar a cabo la construcción de una universidad virtual. Solo para poner alguna referencia de lo que acabamos de decir observamos algunos cambios de paradigma -propios de la universidad virtual- en los motivos anteriormente expuestos:


Captación de alumnos

no se trata ya de ir a la universidad, la universidad debe ir al encuentro de cada una de las personas motivadas para aprender. (Martin, 1998: 221).

Mejora de la imagen

no se trata del culto a la tecnología como fin, si no del uso de la tecnología como medio

Reducción de costos

Los costos se reducirán en la medida en que las transformaciones en la producción de los procesos de educación y aprendizaje se racionalicen en función de su calidad y no únicamente de la economía. En definitiva, no se trata de no construir edificios o de no disponer de profesores; se trata de reducir los costes a partir de la eficiencia de un modelo educativo y de organización que optimice la relación entre profesor, alumno, materiales educativos e institución.

Mejora del modelo educativo

no se trata de hacer lo mismo pero a través de Internet -por ejemplo-. Se trata de entender que el cambio de medio comporta un cambio de roles, un cambio en el modelo educativo: un nuevo profesor, un nuevo estudiante, una nueva institución


Pretendemos con nuestra comunicación manifestar únicamente que la construcción de una universidad virtual debe fundamentarse en dos pilares, a nuestro entender fundamentales: el modelo educativo y el modelo de organización. De hecho, como valoraremos más adelante, el segundo es, o debe ser, consecuencia del primero, pero creemos que, debido a que la mayoría de universidades virtuales son el resultado de la evolución de universidades tradicionales, a menudo el cambio organizativo no se trata con la importancia con que se debería valorar.

Antes de entrar a valorar el modelo educativo y de organización de la universidad virtual debemos pararnos un momento a pensar qué es exactamente eso de la virtualidad. A punto como estamos de empezar a configurar nuestra forma de ser en el nuevo milenio, sabemos ya que lo virtual no es lo opuesto a lo real. Las personas y las organizaciones que actuamos en la virtualidad somos reales. Incluso los espacios relacionales que se crean en la virtualidad son reales. Lo que hablamos es real y lo que sentimos también. La virtualidad, en definitiva, nos aporta la posibilidad de construir una nueva forma de actuar, de sentir, de organizarnos, etc. La virtualidad, en palabras del filósofo Pierre Levy, favorece la creatividad. (Lévy:1999:12) Y no existe nada peor, al menos desde un análisis organizativo, que intentar reducir la virtualidad al hacer las mismas cosas pero sin coincidir ni en el espacio ni en el tiempo. La virtualidad nos permite crear nuevas formas de relacionarnos, nuevas formas de valorar y nuevas formas de organizarnos. Así como, sin duda, nuevas formas de aprender. Y ese es nuestro reto en la construcción de la universidad virtual.

La universidad será virtual en la medida en que sepa ser una realidad en un medio diferente. Su misión y sus objetivos no deben variar. Posiblemente pueden aumentar su impacto. Lo que debe variar es su modelo educativo, su modelo de organización y su espacio en el mundo. Ya no es el templo donde reside el saber, es un espacio compartido y abierto de construcción de aprendizajes

Contestando a la pregunta que abre este apartado, ya hemos observado la diversidad de motivos así como el interés en la construcción de la universidad virtual, pero consideramos que debemos contestar la pregunta en función de quien debe recibir el beneficio de la existencia de universidades virtuales: el estudiante. Y, en función de sus intereses, debemos responder que la universidad virtual aporta al estudiante los valores de una nueva era relacional, la posibilidad de una construcción de su aprendizaje y, en definitiva, el establecimiento de organizaciones capaces de compartir, gestionar y desarrollar el conocimiento.