Día del Maestro: primer viernes de mayo
(En Puerto Rico)
Podría decirse que son
padres... Nuestros padres en la escuela, porque desde que llegamos el primer día
asustados a enfrentarnos a un mundo desconocido por nosotros (la escuela) y sin tener idea
de lo que nos esperaba, ellos nos adoptaron y se dedicaron a educarnos, abnegados igual
que un padre y una madre. Nos enseñaron a cantar, a dibujar, a leer y escribir. Nos
enseñaron que 1 + 1 = 2, nos enseñaron de historia, de ciencias. Nos mostraron un mundo
complejo lleno de cosas extrañas y sorprendentes. Nos enseñaron cosas maravillosas que
no hubiéramos ni siquiera imaginado. Gracias a Dios por esos seres dedicados a su
vocación, a su amor y esperanza en nosotros, esa esperanza de vernos llegar alto. Se que
ellos se llenan de orgullo cuando uno de sus estudiantes alcanzan metas, sueños, el
éxito. Se que nos ven como sus obras de arte... Ellos son nuestros Maestros, Padres y
Amigos, igual que el Gran Maestro.
Cariños, Yaz.
Dedico esta página a todos los maestros y maestras que tuve desde mis primeros años de
estudiante por esa paciencia y amor con que me trataron y por mostrarme un mundo lleno de
maravillas. |
Soy un maestro
Soy un
maestro.
Nací en el instante en que surgió una pregunta de la boca de un niño.
He sido muchas personas en muchos lugares.
Soy Sócrates animando a los jóvenes de Atenas a descubrir nuevas ideas a través de las
preguntas.
Soy Anne Sullivan horadando los secretos del universo para ponerlos en la mano extendida
de Helen Keller.
Soy Aesop y Hans Christian Andersen revelando la verdad por medio de innumerables
narraciones.
Soy Marva Collins peleando por el derecho de todos los niños a la educación.
Soy Mary McCleod Bethune edificando una gran universidad para mi pueblo, usando cajones
vacíos de naranjas como pupitres.
Soy Bel Kaufman luchando para ir en contra de la corriente.
Los nombres de quienes practicaron mi profesión han ganado el reconocimiento de la
humanidad... Booker T. Washington, Buda, Confusio, Ralph Waldo Emerson, Leo Buscaglia,
Moisés y Jesús.
Soy también aquellos cuyos nombres y rostros se han olvidado hace mucho tiempo, pero
cuyas lecciones y carácter se recordarán siempre en los logros de sus alumnos.
He llorado de alegría en las bodas de los antiguos alumnos, he reído con regocijo en el
nacimiento de sus hijos, y he permanecido con la cabeza inclinada por el dolor y la
confusión en las tumbas cavadas demasiado pronto para cuerpos demasiado jóvenes.
En el transcurso de un día se me ha pedido ser actor, amigo, enfermero y médico,
entrenador, hallador de objetos perdidos, prestamista, chofer de taxi, psicólogo, padre
sustituto, vendedor, político y defensor de la fe.
Dejand a un lado los mapas, planos, fórmulas, verbos, historias y libros, no he tenido en
realidad nada qué enseñar porque mis estudiantes han aprendido por sí mismos, y sé que
se necesita el mundo entero para decirte quién eres.
Soy una paradoja. Hablo más alto cuando escucho más. Mis más grandes regalos son lo que
quiero recibir, agradecidamente, de mis alumnos.
La riqueza material no es una de mis metas, pero soy un buscador de tesoros de tiempo
completo, en mi búsqueda de nuevas oportunidades para que mis estudiantes puedan usar sus
talentos, en mi constante búsqueda de esos talentos que a veces yacen enterrados en la
autoderrota.
Soy el más afortunado de todos quienes trabajan.
A un médico se le permite traer una vida en un momento mágico. A mí se me permite que
esa vida renazca día a a día con nuevas preguntas, ideas y amistades.
Un arquitecto sabe que si construye con cuidado, su estructura puede permanecer por
siglos. Un maestro sabe que si construye con amor y verdad, lo que construya durará para
siempre.
Soy un guerrero que batalla diariamente contra la presión de los amigos, de la
negatividad, del temor, de la conformidad, de los prejuicios, de la ignorancia y de la
apatía. Pero tengo grandes aliados: la inteligencia, la curiosidad, el apoyo de los
padres, la individualidad, la creatividad, la fe, el amor y la risa, todos ellos me ayudan
a levantar mi bandera con su apoyo insuperable.
¿Y a quién tengo que agradecer esta maravillosa vida que tengo la suerte de
experimentar, sino a ustedes el público, los padres? Porque me han concedido el gran
honor de confiarme su mayor contribución a la eternidad: sus hijos.
Y de esa menra tengo un pasado rico en recuerdos. Tengo un presente desafiante lleno de
aventuras y entretenimiento, porque se me permite emplear mis días en el futuro.
Soy un maestro... y doy gracias a Dios por eso todos los días.
-John W. Schlatter- |
Oración del Maestro
Señor... al comenzar
un nuevo día, al ver la luz que surge ordenada
y quieta, te encomiendo mi labor.
Tú me hiciste para ésto.
Pusiste en mí el fervor, la paciencia, la comprensión.
Mi labor es la tuya.
Quiero amar a mis muchachos
con la misma ternura que Tú amaste tu mundo.
Déjame respetarlos con el mismo respeto
que Tú tienes al hombre.
Déjame conducirlos con la misma destreza
que Tú guías tus astros.
Quiero ser el ejemplo de tu doctrina pura,
quiero ser seguidor de las palabras santas,
que pronunció tu Hijo:
"Porque cualquier cosa que hiciéreis
a estos pequeñitos, a mí lo hicísteis."
Llévame por tu senda,
dame tu mano fuerte,
pon en mis labios
mieles de místico consuelo
para yo darles a ellos todo lo que desean.
Porque dando es como recibimos.
Así sea.
-Evelyn Cruz Santos-
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Ultima actualización: June 27, 1998
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