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Día de Reyes: 6 de enero

¿Por qué celebramos el Día de Reyes? ¿Será porque queremos hacer la Navidad más larga, celebrar más tiempo? Nos encanta la fiesta, la celebración y para el 6 de enero ya pasó la Nochebuena, el día de Navidad, la víspera de Año Nuevo y el primer día del nuevo año... Pero no, no es esa la razón. Tampoco es que a los niños se les olvidó pedir para Navidad algunos juguetes que querían. Ni que los comerciantes no hicieron suficientes ventas. Celebramos ese día porque como buenos cristianos que somos, exaltamos a esos tres hombres sabios de oriente, de los que nos cuenta la historia, que eran magos o astrónomos (no Reyes) y que llenos de una gran fe y visión buscaron a ese Niñito que había nacido sabiendo que era el Mesías. Hoy, es un una celebración simbólica... Símbolo de nuestra esperanza y fe como pueblo en las buenas nuevas que aún siguen vigentes... La llegada de nuestro Salvador. ¿Los obsequios? También símbolos... Símbolos de nuestra devoción, de dar un poco de nosotros por todo lo que se nos ha dado. Esa es el verdadero significado del Día de Reyes.
Cariñosssss, Yaz.

Dedico esta página a todos aquellos que amamos y celebramos la tradición de "los Tres Reyes Magos".






Magos y estrella

En tanto que unos magos caminan dejando sobre la tierra huellas efímeras y finitas que el tiempo borraría, en el gigante, silente y crepuscular firmamento lo hacía una estrella. El sol le prestó la noche a la reina estrella porque tenía una misión que cumplir en el mundo, ser un collar de luz alrededor de una humilde cuna. La oscuridad del pesebre necesitaba la claridad del sol en la más lóbrega noche del pecado del mundo.

Los magos eligen un camino para llegar hasta el Salvador, pero regresan por otro camino al cumplir su misión. Es que Cristo es la vida y cuando a El llegamos por nuestros caminos la vida no es ya destino sino jornada. Cristo no es meta donde terminamos una carrera, es marca inicial donde la empezamos. El pesebre no es la línea terminal de un viaje, sino la marca inicial de una nueva vida. La estrella no conduce a cementerios de esperanza donde los sueños mueren, a espejismos de quimeras donde las imágenes se desvanecen, la estrella alumbra caminos donde los hombres crecen, donde llegan débiles y se fortalecen porque la estrella de Belén no puede conducir a los magos de oriente si éstos no se conducen por la estrella interior de la fe.

No debemos regresar por los caminos que nos trajeron al pesebre porque dentro del mesón no encontraremos a un rey, sino un camino, ahí terminan los nuestros y empieza el de Cristo. La estrella de la fe nos conduce hasta el Salvador y el Salvador llena el cielo de nuestro corazón de estrellas.

Llegamos a El de noche, pero es de día en el pesebre, cambiándose nuestra noche en un bello amanecer.

Ya los magos habían hecho muchos viajes guiados por la estrella de su ciencia, pero en esta ocasión aceptaron que el cielo fuera la brújula de sus vidas.

Pero los magos no llegaron hasta el Rey sin un presente, siendo este presente lo mejor que cada cual de lo suyo pudo dar. Cuando se hacen caminos hay que llevar algo con uno, dar siempre es mejor que recibir, recibir es siniestro del dar. Pero dar es un arte, lo que se da vale muy poco si no se sabe cómo se da. Hay ocasiones en que un ramo de margaritas puede ser mejor dádiva que un collar de perlas. La perla asoma la luz, pero la margarita la esconde; la perla brilla, pero la margarita perfuma.


-Rvdo. Isaías Narváez-













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Ultima actualización:  June 27, 1998