Hon. Guru Telesforo Linares
Honorable GURU Telesforo Linares
y su esposa M.Rev. Gelong Ligia de Linares.
"La Iniciación debe ser de una eterna colaboración de unos con otros"
Gurú Telésforo Linares.
Entrevista realizada por Jorge Sierra.
Tiene la tenacidad y la paciencia de un tauro tipo. Dos cosas que quizá fueron las que le permitieron escalar el nivel al que hoy se encuentra, es decir, al grado de Gurú. Nació hace 69 años, en Yacopi, en Cundinamarca, Colombia, un lugar donde don César, su padre, además de abogado cultivaba caña, y su madre doña Dioselina, se dedicaba a los oficios de la casa y a atender a los siete hijos. Telés, como le dicen en familia, fue el cuarto. Fue también el que más aprendió de la naturaleza y de sus misterios. Pasó años entre los cañaverales, bosques y árboles. Pero como no todo monte es orégano, no supo de radio, de televisión ni de chicas, sino hasta que llegó a Bogotá. En esa ciudad de macondos, estuvo a las puertas de ingresar al seminario católico de la orden salesiana. Conoció a la GFU., cuando tenía 19 años y gracias al trabajo misional del entonces, gegnian, David Ferriz Olivares. Antes de que tuviera su primera honorificación, en 1957, ya había comenzado el periplo por el que todo gefeusiano pasa. Presidente, profesor de yoga, conferencista, anciano de ashram, director de escuela, pero también de misionero, el que ejerció en Venezuela, Colombia, Brasil, Perú, Argentina, Ecuador y México.
El 1 de mayo de 1999, el V.S.A. Domingo Días Porta, le reconoció el grado de Maestro. Investido de su atuendo templario, capa y sandalias, Telésforo Linares inicia una nuevo estilo de vida en el camino en pro del ideal de la Acción por la Unidad Mundial (A.U.M.), y reestablece una nueva relación con Ligia Bohorquez (gelong), con la que ha estado casado desde hace 39 años. Por ello resulta inevitable hablar de uno, sin mencionar al otro.
—Ahora que lleva vestiduras blancas y se le adviene una vida distinta ¿cómo se siente?
—Con una gran responsabilidad conmigo mismo y con la Humanidad. También con una enorme obligación con el Maestro. Hay una necesidad de que, tanto uno como otros, confíen plenamente en el Iniciado. Quizá en este grado ya no se pertenece a uno sino al mundo. Y en función de éso, el Gurú debe trabajar en dos aspectos: sobre sí mismo y, luego laborar hacia la humanidad.
—¿Pero qué sucede si la gente se siente defraudada? ¿qué va pasar?
—Uno no está exento de que esas cosas sucedan. Como dice la canción "no somos moneditas de oro para gustarle a todos". Naturalmente hay que tratar de corregirse, de enmendar la parte que haya sido motivo de defraudación. Uno muchas veces dice una palabra con un sentido y el interlocutor la toma en otro. Uno tiene que buscar la manera que las palabras sean de comprensión para todos.
—Pero la desilusión puede darse también por la incongruencia entre las palabras y las acciones. Es decir, cuando uno observa que no hay en la vida real lo que uno escuchaba y. creía.
—Cuando eso sucede es porque no hay realización del estado de conciencia que uno pretende representar. Pero si uno tiene el estado de conciencia, tiene que estar consciente que debe trabajar acorde a su grado y a su estado. No puede representar algo en apariencia y hacer lo contrario. Eso esta bien para la política, pero el Iniciado debe ser recto. Como decía el Hermano Mayor, "La palabra de un Iniciado debe ser una escritura". El Iniciado no puede defraudar a nadie, por eso serlo, es una gran responsabilidad. Ya estamos cansados de tanta mentira, de tanto ofrecimiento, de tanta deslealtad, de tanta pobreza humana. Lo que A.U.M. busca ahora es retornar al hombre verdadero, y darle a ese hombre verdadero los instrumentos para que se realice a sí mismo.
—¿Ahora como guru qué va a hacer?
—Voy primero a meditar un poco, de acuerdo a mi condición. Puesto que a pesar de que desde hace mucho tiempo me vienen diciendo Maestro, siempre me he considerado una persona sin esas cualidades, pero hoy me lo entregaron y ahora tengo que esforzarme, porque el cumplimiento del estado de conciencia que eso representa, sea una realidad en mi y se manifieste hacia la humanidad. Para ello necesito meditar un poco, necesito una etapa retrospectiva de mi vida, qué errores he cometido(que me han hecho pasar malos momentos, por decirlo así) y qué aciertos he tenido para mejorar. Los errores, corregirlos.
—¿Usted nunca pensó que iba a ser Maestro?
—Si pensé que iba a ser Gurú, pero nunca lo esperé. Lo pensé y cuando el Hermano Mayor me dijo que caminara en el sendero y que no me quedara en los grados menores, comencé a pensar que tenía que ir hacia delante, pero no lo esperaba. Y a usted (me señala) le consta eso. Yo soy muy escéptico hasta el último momento. Y no porque no me lo hayan dicho o porque no creyera en la veracidad del Maestro, no, sino porque me he considerado un servidor, no una gran autoridad en materia iniciática. Dios me ha ayudado en lo que he hecho, y pienso que ha salido bien. Quizá sea una pretensión mía, pero creo que si ha salido bien.
—Entiendo que usted no quiere dedicarse a reclutar gente, sino a fortalecer la parte interna de la hermandad. ¿su trabajo va a ser entonces más interno?
—Sí. Creo que es necesario preparar mejor a la hermandad. Darles instrumentos para que la hermandad realice su verdadero ser. Hasta ahora, como dice el Maestro Días Porta, se ha trabajado en la parte somática, cuerpo, hatha yoga, con unos ejercicios más o menos bien hechos, de acuerdo al instructor y al estudiante, pero no se ha trabajado en el Ser. Se ha trabajado en el yama, niyama, pranayama, pero no en el quinto elemento, en el control de la percepción, de las emociones, de nuestros instintos, porque hay cosas que todavía están regidos por éstos. Hay que esperar.
—¿Y en qué área siente usted que hay flaqueza instruccional?
—En el hecho de que no preparamos bien al estudiante desde un principio, en todas las materias. Yo no estoy de acuerdo que una persona que tenga tres o cuatro meses de practicar asanas, se le confíe casi de inmediato la dirección de un grupo de alumnos. Si hablamos de yoga, debe estar a cargo de una persona bien preparada, y que haya un escalafón. Si en la actualidad hay yamines, deben estar dirigidos por gegnianes y los medio gegnianes por gegnianes y getuls, y los gegnianes deben estar a cargo de ellos un getuls o dos getuls. Hay una cosa más, cuando se le confía la dirección a una persona, los otros se desentienden. Sin darse cuenta que al hacerlo, se quedan a un lado. La evolución se mide por la capacidad de servicio que tenga el candidato en el sendero, no porque hable bonito y de cierta manera. La calidad del candidato en el sendero es su servicio, su obra.
—Hacia qué punto de la hermandad y de la sociedad se va a empeñar en trabajar y fortalecer?
—A la parte interna del Ser. A que nuestra hermandad se realice en su interior. A comprender el sendero y a vivir el sendero.
—En cuanto al monasterio, ¿cómo encaja lo suyo en él?
—El monasterio es importantísimo dentro del trabajo que se va a hacer de aquí en adelante, porque si no tenemos un lugar donde preparar a la gente pues no estamos haciendo nada, queda en el aire. Queda como algo que se dejó por ahí, llegan las aves de rapiña y se la llevan. De eso, hay mucho. No podemos darle luces a una persona y dejarla a media luz, pues vienen otros con un poquito más de luz y.... Aunque sea un falso resplandor. A los candidatos se necesitan darles bases de superación, de comprensión del sendero.
—Queda la impresión que al desaparecer el Hermano Mayor quedó algo pendiente. ¿No tendrá eso que ver un poco con la formación que falta?
—No quedó nada pendiente. Lo que sucede es que un Maestro da hasta donde tiene que dar. Y ya ve que muchas veces cuando un Maestro ve que se le está idolatrando, endiosando demasiado, opta por cortar de tajo eso, porque no queda otra manera de trabajar. Hace daño. En lugar de servir a la institución le hace daño, porque estamos acostumbrados a ver el personaje y no lo que él enseña. Para ello recuerdo la frase del Maestre De la Ferriere que dice, hablando de Jesús, que, "la fe en el personaje no es necesario, pero la fe en su palabra(como expresión de la Verdad) es indispensable". Entonces los que se quedan en el personaje se estancan ahí. Ven que el personaje no está, pues no hacen nada. Pero aquellos que ven el mensaje, cuando el Maestro no está, siguen trabajando y más. Y eso es lo que hay que fomentar en la hermandad. Es importante ver la obra que hay por realizar. Y cuál es esa obra, es la misma persona.
—En dos tres palabras, cómo sintetiza todo lo que ha vivido desde que entró a la GFU hasta este día.
—Esta difícil porque son cuarenta y tantos años de labor misional. Desde que entré a la institución ha sido una vida de trabajo y de lucha. De lucha porque siempre los estados de conciencia, en este choque, uno supera y el otro no. Los que superan siguen adelante, los que no se quedan o se van. Pero el que supera ese estado, da aunque sea un paso adelante (grande o pequeño). Mi trabajo ha sido ese. En Colombia yo estaba siendo un estorbo, porque todo lo que decía era motivo de discordia, de ataque, entonces decidí irme. Eso ocurrió dos días antes de mi cumpleaños. En la casa me dijeron "espérese a su cumpleaños y se va", y dije "No. Si no me voy hoy, no me voy". Y me fui a Ecuador, y allá me alcanzó mi esposa Ligia, y ahí estuvimos trabajando y sacamos adelante eso y lo mismo, una lucha. Pero es que la vida es lucha. Si usted ve, la vida es una eterna lucha. Al observar a los animales el uno se come al otro, y el otro al otro, es una eterna lucha. Pero en la Iniciación no debe ser así, en la Iniciación debe ser una eterna colaboración de unos y otros. El diferente luchar a colaborar. Si digo "¿en qué puedo servirle?", es diferente ha decir en tono de mando, "usted tiene que hacer esto así". Es probable que lo haga, pero a regañadientes. Es mejor pues invitar a hacer algo, ofreciendo mi ayuda.
—¿Qué extraña de Colombia y qué ganó en México?
—Yo salí en 1979 de Colombia, es decir que llevo 20 años fuera. Salí el 17 de mayo. No he extrañado nada, porque me siento ciudadano de este país. He ganado muchas experiencias, en Venezuela, Perú, Bolivia, México, en Brasil. Cada país nos enseña algo y cada país nos da un punto de referencia.
—¿Pero hay algo en común?
—Claro, y es la colaboración de las personas en todas partes, el deseo de superación de la humanidad. En donde más se siente eso es en Brasil. Brasil es el país de los cursos, y todo el mundo quiere saber, aprender. Ahí se siente mucho ese anhelo. El otro país que he observado un impulso es México. Ahora pues llevo tiempo sin recorrer otros países y uno como que se acostumbra a la forma de un país, pero la enseñanza es "piedra que rueda no crea moho". Hay que moverse. Le decía al H. Gurú Enciso, "salga, no se quede en Aguascalientes. Aunque sea a Zacatecas, pero vaya". Es que eso le da a uno, una visión diferente. Así se conoce otro rostro de la hermandad y otra faceta del trabajo que hay que desarrollar. Entonces cada país, cada hermandad, cada hermano nos señala el punto a dónde dirigirnos. Uno en una forma, otro en otra, pero cada quien nos señala algo.
—¿Qué va hacer ahora que su vida cambia?
—El estar cerca de Ligia naturalmente es muy fuerte. Porque sabemos que no es un rompimiento, pero hay que dejar atrás muchas cosas. Hemos tenido una comprensión, un amor grande y ahora, en los últimos años, ha aumentado. Precisamente ahora que teníamos una relación más bonita, más agradable, más plena me tengo que ir. Eso es lo que más afecta, porque por ejemplo en dinero, como nunca he tenido grandes cantidades de dinero, no creo que me haga mucha falta. Cuando fui a Venezuela me entrené. No llevaba dinero y estuve allá casi cuatro años, y mi vida siguió con lo que tenía.
—¿Hay algo especial que quiera trasladar a la hermandad
—Primero un saludo a la hermandad del mundo, y decirle que comenzamos una nueva etapa. A partir del 21 de marzo, de este año, cuando el Maestro Días Porta entregó once grados de gelong abrió una avenida donde cabe mucha gente. Once gelongs después de tantos años (del 82 para acá) que el no tomaba ninguna determinación, esto es una apertura. Y ahora tres gurús, que son otra punta de lanza que él ofrece a la humanidad. Y observando la cantidad de gente que ha venido con los más variados conceptos eso anima. Hace unos momentos una hermana me decía, "no entiendo lo que está pasando", y yo le respondí, "no lo entienda trabaje para adelante. No se quede en pensar que no entiende. Si en un caso dado se siente mal, no siga, pero si usted siente la necesidad, continúe". Y me contesta, "es que a mi pasó esto y lo otro con aquél Maestro". Y terminé diciéndole, "si usted es discípula de este u otro Maestro sígalo, no lo critique. Pero si usted quiere continuar su camino, adelante. Si quiere trabajar con nosotros venga, pero tiene que quitarse el pesimismo, la apatía. Todo esto que le parece mal o bien, son conceptos, conceptos que tenemos que borrar y superar a través del trabajo". El trabajo, el servicio, es lo más trascendente en la vida de un Iniciado. Yo siempre le he dicho a mis discípulos de hace mucho tiempo que, "el que no sirve, no sirve". Naturalmente el que no sirve, el que no da un servicio no es útil en la Iniciación, porque el progreso en el sendero, todo, es de servicio. Hay que prestarse a trabajar para la hermandad y la humanidad. Y como dijo el Cristo hace dos mil años "en la casa de mi Padre muchas moradas hay", aquí hay muchos lugares para mucha hermandad. Y estamos aquí para servirles. Eso sí, que vengan con una mente abierta, que consideren a A.U.M. como un Patrimonio Universal de la Humanidad, que es un legado que corresponde a cada ser, sin distinción de raza, credo, sexo, y condición social. Que es el anhelo interior que todo individuo tiene de ser mejor.
Cualquier sugerencia favor de enviar un correo electronico a :
elwebmaster@notimex.com
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Abril 22 - 11:22:33 - 2000 -