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¿1 + 1 + 1 = 1? ó ¿1 + 1 + 1 = 3?

 

            A la edad de 30 años Jesús de Nazaret caminó un viaje de más de un día para donde Juan el Bautista estaba bautizando en el Río Jordán. El quería ser bautizado por él. Debido a la insistencia de Jesús en cumplir esta decisión libremente tomado, Juan lo bautizó. Tan pronto como subía de las aguas profundas, el Espíritu Santo bajó sobre él en forma de una paloma; también en ese momento se oía una voz del cielo diciendo, "Este es mi hijo amado en quien tengo complacencia." Esa voz que venía del cielo fue la del Padre que le identificó como su hijo amado.

            Sólo aquí en toda la Escritura encontramos a los tres presentes -- el Padre, Hijo y el Espíritu Santo -- en una sola ocasión durante un solo evento. Entre otras cosas la comparecencia de los tres pone de manifiesto la importancia de esta decisión trascendental de Jesús de iniciar su gran ministerio público en la tierra por medio de su obediencia a la voluntad de Dios en el bautismo. Y ¿qué es la relación de los tres? ¿Qué pensaron y enseñaron los apóstoles acerca de la relación entre sí? ¿Qué escribieron en la Biblia acerca de ellos?

            En todo el Nuevo Testamento el Padre se reconoce como Dios y así se le llama. Un ejemplo se encuentra en la carta de Romanos 1:7 donde el apóstol Pablo menciona a "Dios nuestro Padre..." Sin rodeos él identifica al Padre como nuestro Dios, y los cristianos han seguido esta tradición apostólica de las Sagradas Escrituras aceptando al Padre como Dios.

            Y ¿qué es la tradición apostólica en relación con el hijo? El apóstol Pablo identifica a Jesús como el Mesías, un descendiente de los judíos "en cuanto a lo humano" pero a la misma vez "Dios sobre todas las cosas..." (Ro 9:5). Así que él visualiza a Jesús en términos de la encarnación de Dios y lo llama Dios.

            Pero ¿es Pablo el único apóstol que considera a Jesús su Dios? No Juan el apóstol amado, también lo dice en una carta que escribe para corregir unos errores doctrinales. Dice este segundo apóstol inspirado, "Sabemos... que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado entendimiento para conocer al Dios verdadero. Vivimos unidos al que es verdadero, es decir, a su Hijo Jesucristo. Este es el Dios verdadero y la vida eterna" (1 Jn 5:20). Aquí Juan identifica al Dios verdadero con el hijo Jesucristo; para él "el hijo Jesucristo... es el Dios verdadero."

            Un tercer apóstol concuerda con los otros dos. El primer domingo varias horas después de Su resurrección Jesús se presentó delante de casi todos los Doce. El único apóstol ausente fue Tomás. El siguiente domingo Tomás también estuvo reunido con los otros apóstoles cuando hizo presencia Jesús. El le ofreció a Tomás la oportunidad de poner sus dedos en su costado y en sus manos, pero en vez de continuar con su incredulidad el apóstol Tomás exclamó algo que recibió la aprobación inmediata y completa del Hijo de Dios quien nunca jamás mintió. Tomás dijo, "¡Mi Señor y mi Dios! (Jn 20:28). Es muy notable que Jesús definitivamente aprobó el uso de estos dos nombres para referirse a su persona. En esta ocasión la identificación de Jesús es aún más significativa y provocativa porque Tomás lo identifica no solamente como su Dios sino como el Señor de los judíos, es decir, como Jehová o Yahvé (Kurios en el griego). Estos tres apóstoles no son los únicos que lo adoraron y le reconocieron a Jesús como su Dios en el Nuevo Testamento, pero son suficientes para dejarnos compenetrar parte de la fe de los apóstoles. En resumen tres de los Doce reconocen al Hijo como Dios -- uno lo describe como el Dios verdadero y el último como su Dios y Señor, expresión que Jesús acepta como confesando su fe verdadera en El. La palabra Señor (Kurios) es la que se usaba para traducir Jehová o Yahvé (YHWH) del hebreo. Así que el Hijo es superior a toda la creación, el Dios verdadero y Jehová, el Señor.

            Pero ¿qué es el concepto de los apóstoles en cuanto al Espíritu Santo? Un pasaje clave aquí contiene las palabras del apóstol Pedro quien afirma que mentir al Espíritu Santo es mentir a Dios (Hch 5:3-4). En esa forma reconoce al Espíritu Santo como Dios mismo.

            Podemos concluir que los apóstoles escogidos y comisionados con el mensaje del evangelio después de mucha oración por Jesús con el fin de diseminar sus enseñanzas identificaron a los tres -- Padre, Hijo y Espíritu Santo -- como Dios. Pero hay algo más que los apóstoles afirman de Dios que es de suma importancia al hablar de la relación de los tres. El apóstol Pablo afirma que "solamente hay un Dios" (1 Cor 8:4) y "no hay mas que un Dios" (1 Ti 2:5). Todos los apóstoles creían esto, y toda su vida habían oído repetidamente la "shema": "Oye, Israel: El Señor nuestro Dios uno es" (t 6:4). Entonces los Doce en sus escritos sagrados afirman que hay un solo Dios, pero el Padre es Dios, el Hijo es Dios y el Espíritu Santo es Dios. Además, como ya vimos en el Nuevo Testamento se reitera varias veces que Dios es uno.

            ¿Cómo es posible afirmar que cada uno de los tres es Dios, pero que hay un solo Dios? ¿Es posible sumar 1 + 1 + 1 y concluir con 1? o ¿Necesariamente 1 + 1 + 1 = 3, como siempre nos han enseñado en las clases de matemática? ¿Será una cuestión de multiplicar en vez de sumar como algunos alegan?

            Algunos posiblemente dirán que la matemática divina o celestial o de la religión cristiana suma en uno, y que hay otra para el mundo material de nuestro planeta. Antes de aceptar este dualismo, se debe contestar esta pregunta, ¿habrá un caso en el mundo material cuando 1 + 1 + 1 = 1? Se me ocurre unos ejemplos. Cuando yo estudiaba en la secundaria, a veces los estudiantes de química sacaban mercurio del laboratorio, y en el viaje en autobús de hora y media a nuestras casas, pasábamos el tiempo jugando un jueguito de "bolita." Nos alegrábamos al ver que cuando una bolita de mercurio en la mano tocaba otra, se unía en una y cuando éste tocaba una tercera, también se sumaba para una sola. Claramente 1 + 1 + 1 sumaba a 1. ¡Y esto en el mundo material! ¡He aquí una excepción a la matemática, una ciencia o materia racional.

            Pero vemos otro de muchos ejemplos. Si tú tomas una botella con una gotera de la botica y dejas caer una gota del líquido medicinal en la mano y luego otra encima de la primera y una tercera encima de las primeras dos, ¿Cuantas gotas tienes en la mano? ¿1 o 3?

            La verdad es que la matemática es una ciencia racional y abstracta que no siempre ajusta al mundo material físico del diario vivir. Como una ciencia racional -- en vez de empírica o inductiva  -- es una ciencia mental intelectual teórica que opera bajo ciertos condiciones que se asumen. La matemática teórica no siempre cuadra con el mundo material, porque allí no siempre 1 + 1 + 1 = 3. Tampoco esa ecuación matemática se ajusta necesariamente al mundo espiritual.

            Además, hay muchas palabras que se refieren a una unidad, pero a su vez es obvio que esta unidad se compone de muchos miembros o componentes o personas. Así son las palabras "familia," "universidad," "escuela," "clase," "sección," "orquesta," "banda," "coro," "colegio," "equipo" y "congregación." Usamos a diario muchas otras palabras como éstas que son singulares, pero a la vez tienen una composición plural. Tal vez podemos llamar estas palabras "uniplurales," porque aunque singulares, se componen de varios miembros o componentes o personas. Para el cristiano la palabra "Dios" también es una palabra "uniplural." Hay un solo Dios (Señor, Jehová, Yahvé) pero El se compone de mas de un solo miembro. En términos filosóficos y teológicos el Dios cristiano no es una mónada o una unidad absoluta, sino un Dios Trino (tres en uno), o divina Trinidad (tres en una unidad).

            De hecho ¿cómo se puede aceptar todo el mensaje apostólico que los tres son Dios pero hay un solo Dios sin entenderlo en términos de la unidad de los tres? Algunos convencidos por su lógica matemática y supuestos filosóficos niegan parte del mensaje apostólico tratando de hacerlo consistente con sus conceptos racionales e intelectuales. Fallan así reconocer de que existen enraizadas dentro del cristianismo paradojas esenciales de la fe. Tales paradojas conllevan unas contradicciones aparentes y un análisis superficial le lleva a uno a concluir que existe una contradicción lógica cuando en realidad existe una paradoja profunda y espiritual.

            Si Dios (Jehová, Yahvé) fuera una unidad indivisible o absoluta en vez del Padre, Hijo y Espíritu Santo, ¿cómo podría El estar a la vez trascendente e inmanente? Pero el Trino Dios puede estar presente en este mundo, por medio del Hijo o el Espíritu Santo o ambos y el Padre estar trascendente, externo a este mundo y más allá de este universo en el cielo.

            Miguel A. Unamuno en su libro clásico Del sentimiento trágico de la vida hace clara una realidad en cuanto a Dios. El hombre puede tratar de entender a Dios y compenetrar su naturaleza por medio de sus pensamientos, sus definiciones y sus palabras que clasifican y describen a Dios, pero si pudiéramos entender completamente a Dios, nosotros los pensadores finitos seríamos más grandes que Dios, porque estaríamos tallando a nuestro "dios" con palabras de una forma parecida a los animistas que tallan a sus dioses en madera, o los moldean en yeso o los forjan en metal. Pero la verdad es que siempre tiene que haber algo impenetrable y misterioso en cuanto al todopoderoso. El es nuestro Creador infinito y trasciende a nosotros, sus criaturas finitas.

            Podemos concluir que este aspecto de la pluralidad (1 + 1 + 1) entre una unidad (= 1) de Dios sólo refleja para nosotros una pequeña parte de su misterio impenetrable por la mente finita y racional del ser humano limitado a solamente cuatro dimensiones de la realidad, pues solamente es capaz de recibir como una revelación una realidad inalcanzable por su mente racional o sus cinco sentidos.