REGLA DE LA ORDEN FRANCISCANA SEGLAR
Breve apostolico 2Breve
apostólico "Seraphicus Patriarcha"
CARTA2Carta de presentacion de los
cuatro ministros generales de la familia franciscana
Regla de la Orden Franciscana Seglar (O.F.S.)
PRÓLOGO2Prólogo: Exhortación de
San Francisco a los Hermanos y Hermanas de Penitencia
De los que hacen penitencia2De los que hacen penitencia
De los que no hacen penitencia2De los que no hacen penitencia
CAPITULO I2Capitulo I: La
Orden Franciscana Seglar
CAPITULO II2Capitulo II: La
Forma de Vida
CAPITULO III2Capitulo
III: La Vida en Fraternidad
Bendición:2Bendición
REGLA DE LA ORDEN FRANCISCANA SEGLAR
BREVE APOSTOLICO
"SERAPHICUS PATRIARCHA"
con el cual se aprueba la regla de la Orden Franciscana Seglar
PABLO VI
Para perpetuo recuerdo
El Seráfico Patriarca, San Francisco de Asís, mientras vivía en este mundo y aún
después de su preciosa muerte, no sólo atraía a muchos al servicio de Dios en la
familia religiosa por él fundada, sino que arrastró también una multitud de seglares a
abrazar, en cuanto fuese posible en el mundo, su forma de vida. En efecto, según palabras
de Nuestro Predecesor Pio XI, "parece. . . que no ha habido otro hombre en el cual
brillara, de manera más tangible, la imagen de Cristo Señor y una forma evangélica de
vivir más semejante a El, que en Francisco. Porque él, que se llamó a sí mismo Heraldo
del Gran Rey, y con razón fue denominado otro Cristo, se presentó a la sociedad de su
tiempo y a los siglos futuros como un Cristo viviente: y, en consecuencia, como tal vive
hoy y vivirá para la posteridad a los ojos de los hombres" (Enc. Rite expiatis, 30
de abril de 1926, AAS/18/1926, p. 154). Por nuestra parte nos alegramos de que "el
carisma franciscano", para bien de la Iglesia y de la sociedad humana, conserve
todavía su vigor en nuestra época, en la que circulan, sordamente, tantas opiniones y se
alimentan tantas tendencias, que apartan los ánimos de Dios y de las realidades
superiores. Laudable ha sido, pues, la solicitud y el trabajo mancomunado, con que las
cuatro Ordenes Franciscanas se han esforzado, durante diez años, en elaborar la nueva
Regla de la Tercera Orden Seglar, o, como se llama ahora, Orden Franciscana Seglar, según
pareció necesario por el cambio de las condiciones de los tiempos, y porque el Concilio
Vaticano II promulgó recomendaciones y preceptos al respecto. Y así, los amados hijos,
Ministros Generales de las cuatro OrdenesFranciscanas,nos pidieron aprobáramos la Regla
preparada conforme a las susodichas recomendaciones. Y nos, siguiendo el ejemplo de
algunos Predecesores nuestros, entre los cuales se distingue León XIII, hemos decidido de
buen grado acceder a tales peticiones. Así las cosas, con la confianza de que la forma de
vida predicada por aquel admirable Varón de Asís comience a reflorecer con brillantez y
crezca con nuevo impulso, consultada la Sagrada Congregación para los Religiosos e
Institutos Seculares, la cual examinó diligentemente el ejemplar que le fue presentado,
consideradas con atención todas las circunstancias, con ciencia cierta y madura
deliberación Nuestra, con la planitud de la potestad Apostólica, en virtud de esas
Letras, aprobamos y confirmamos la Regla de la Orden Franciscana Seglar, y le añadimos la
fuerza de la sanción Apostólica, a condición de que concuerde con el ejemplar que se
conserva en el Archivo de la citada Sagrada Congregación para los Religiosos e Institutos
Seculares, y cuyas primeras palabras son "Inter spirituales familias" y las
últimas, "ad normam Constituionum, petenda". Al mismo tiempo, por las presentes
y por Nuestra autoridad, abrogamos la Regla anterior de la que se llamaba Tercera Orden
Franciscana Seglar. Establecemos, finalmente, que estas Letras sean firmes y produzcan
plenamente sus efectos ahora y en el futuro; sin que obste nada en contrario.
Dadas en Roma, en San Pedro, bajo el anillo del Pescador, el día 24 de Junio de 1978,
décimo sexto año de Nuestro pontificado,
+Juan Card. Villot,
Secretario de Estado
Lugar del Sello.
En la Secretaría de Estado,
Arch. N. 352241
CARTA DE PRESENTACION DE LOS CUATRO MINISTROS GENERALES DE LA FAMILIA
FRANCISCANA
A los hermanos y hermanas de la Orden Franciscana Seglar
Sentimos el gozo de comunicaros que la Santa Sede, con el Breve Apostólico
"Seraphicus Patriarcha" del 24 de Junio de 1978, ha aprobado, "bajo el
anillo del pescador" la Regla renovada de la Orden Franciscana Seglar, que abroga y
sustituye la Regla precedente; del Papa León XIII.
Es un espéndido regalo que debemos a Su Santidad el Papa Pablo VI, otorgado poco antes de
abandonar esta tierra. Pablo VI os amaba. Efectivamente, en reiteradas ocasiones había
manifestado su amor a la Orden Franciscana Seglar, y os había dedicado palabras
inolvidables.
La Regla, que hoy os presentamos, no es solamente el fruto de estos trabajos. la Iglesia
os la entrega como norma y vida.
Una de las fuentes de la deseada renovación es el retorno a los orígenes, a la
experiencia espiritual de Francisco de Asís, y de los hermanos y hermanas de penitencia,
que de él recibieron inspiración y guía. Otra de las fuentes se encuentra en la
atención al Espíritu en la lectura e interpretación de los signos de los tiempos.
Nosotros, Ministros Franciscanos, con todos nuestros hermanos, quedamos con el ánimo
abierto y dispuesto a prestaros la asistencia necesaria para caminar juntos por el camino
del Señor.
Roma, 4 de Octubre de 1978
Fr. Constantino Koser, Min. Gen. OFM
Fr. Vitale Bommarco, Min. Gen. OFM Conv.
Fr. Pascual Rywalski, Min. Gen. OFM Cap.
Fr. Rolando Faley, Min. Gen. TOR
REGLA DE LA ORDEN FRANCISCANA SEGLAR(O.F.S.)
PRÓLOGO
Exhortation de San Francisco a los Hermanos y Hermanas de Penitencia
En el nombre del Señor!
De los que hacen penitencia
Todos aquellos que aman al Señor con todo el corazón, con toda el alma y la mente y con
todas us fuerzas (cf. Mc 12,30), y aman a sus prójimos como a sí mismos (cf. Mt. 22,
39), y aborrecen sus cuerpos con sus vicios y pecados, y reciben el cuerpo y la sangre de
nuestro Señor Jesucristo, y hacen frutos dignos de penitencia: oh, cuán dichosos y
benditos son aquellos y aquellas que practican estas cosas y perseveran en ellas! Porque
se posará sobre ellos el Espíritu del Señor (cf. Is 11,2) y hará de ellos habitación
y morada (cf. Jn 14, 23), y son hijos del Padre celectial (cf. Mt 5, 45), cuyas obras
realizan, y son esposos, hermanos y madres de nuestro Señor Jesucristo (cf. Mt 12, 50).
Somos esposos cuando el alma fiel se une, por el Espíritu Santo, a nuestro Señor
Jesucristo. Le somos hermanos cuando cumplimos la voluntad del Padre, que está en los
cielos (cf. Mt 12, 50); madres, cuando lo llevamos en el corazón y en nuestro cuerpo (cf.
ICor 6, 20) por el amor divino y por unaconciencia pura y sincera; y lo damos a luz por
las obras santas, que deben ser luz para ejemplo de otros (cf. Mt 5, 16).
Oh, cuán glorioso es teneren el cielo un padre santo y grande! Oh, cuán santo es
tener un tal esposo, consolador, hermoso y admirable! Oh, cuán santo y cuán amado es
tenerun tal hermano y un tal hijo, agradable, humilde, pacífico, dulce, amable y más que
todas las cosas deseable, nuestro Señor Jesucristo! El que dio su vida (cf. Jn 10, 15) y
oró así al Padre: Padre santo guarda en tu nombre (Jn 17,11) a los que me diste en el
mundo: tuyos eran y me los diste en el mundo: tuyos eran y me los diste a mí (Jn 17, 6).
Y las palabras que me diste, a ellos las di; y ellos las recibieron y creyeron
verdaderamente que salí de ti y conocieron que tú me enviaste (Jn 17, 8). Ruego por
ellos y no por el mondo (Jn 17, 9). Bendícelos y conságralos (Jn 17, 7); también yo me
consagro a mí mismo por ellos (Jn 17, 9). No ruego solamente por ellos, sino por los que
han de creer en mí por su palabra (Jn 17,20), para que sean consagrados en la unidad (Jn
17, 23), como también nosostros ( Jn 17, 11). Y quiero, Padre, que donde yo estoy,
también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria (Jn 17, 24) en tu reino (Mt 20,
21). Amén.
De los que no hacen penitencia
Pero, en cambio, aquellos y aquellas que no llevan vida en penitencia, y no reciben el
cuerpo y la sangre de nuestro Señor Jesucristo, y ponen por obras vicios y pecados y
caminan tras la mala concupiscencia y los malos deseos de su carne y no guardan lo que
prometieron al Señor, sirven corporalmente al mundo con los deseos carnales y con los
afanes del siglo y con las preocupaciones de esta vida apresados por el diablo, cuyos
hijos son y cuyas obras hacen (cf. Jn 8, 41), son unos ciegos, pues no ven a quien es la
luz verdadera, nuestro Señor Jesucristo.
No tienen sabiduría espiritual, porque no tienen al Hijo de Dios, que es la verdadera
sabiduría del Padre; de ellos se dice: Su sabiduría ha sido devorada (Sal 106, 27) y :
Malditos los que se apartan de sus mandamientos (Sal 118, 21). Ven y conocen, saben y
practican el mal, y a sabiendas pierden sus almas.
Mirad, ciegos, estaís engañados por vuestros enemigos: la carne, el mundo y el diablo;
porque el cuerpo le es dulce cometer el pecado y amargo servir a Dios; pues todos los
vicios y pecados, del corazón del hombre salen y proceden, como dice el Señor en el
Evangelio (cf, Mc 7, 21).
Y nada tenéis en este siglo ni en el futuro. Pensáis poseer por mucho tiempo las
venidades de este siglo, pero estáis engañados; porque vendrán el día y la hora que no
pensáis, desconocéis e ignoráis; se enferma el cuerpo, se acerca la muerte, y se muere
así con muerte amarga.
Y donde sea, cuando sea y como sea que muere el hombre en pecado mortal sin penitencia y
sin satisfacción, si, pudiendo satisfacer, no satisface, arrebata el diablo el alma de su
cuerpo con tanta angustia y tribulación, que nadie las puede conocer, sino el que las
padece.
Y todos los talentos y el poder, la ciencia y la sabiduría que creían tener, les serán
arrebatados (cf. Lc 8, 18; Mc 4, 24).
Y legan a los parientes y amigos su herencia; y éstos, tomándola y repartiéndosela,
dicen luego: Maldita sea su alma, pues pudo habernos dado y ganado más de lo que ganó.
El cuerpo se lo comen los gusanos, y así pierden cuerpo y alma en este breve siglo, e
irán al infierno, donde serán atormentados sin fin.
A todos aquellos a quienes llegue esta carta, rogamos en la caridad que es Dios (cf. I Jn
4, 16), que acojan benignamente con amor divino las sobredichas y fragantes palabras de
Nuestro Señor Jesucristo. Y los que no saben leer, háganselas leer con frecuencia, y
reténganlas consigo con obras santas, hasta el fin, porque son espíritu y vida (cf. Jn
64). Y los que no hagan esto tendrán que dar cuenta en el día de juicio (cf. Mt 12, 36)
ante el tribunal de nuestro Señor Jesucristo (cf. Rom 14, 10).
"San Francisco de Asís. Escritos. Biografías. Documentos de la época". BAC,
Madrid 1978, pp. 52-54 Recuerde interpretar las anteriores palabras a la luz de la época
en que fueron escritas: La Edad Media.
CAPITULO I
LA ORDEN FRANCISCANA SEGLAR
(O.F.S.) *)
*) Llamada también FRATERNIDAD SEGLAR FRANCISCANA, T.O.F. o Tercera Orden Franciscana.
1.Entre las familias espirituales, suscitadas por el Espíritu Santo en la Iglesia*),
la familia Franciscana comprende a todos aquellos miembros del Pueblo de Dios, seglares,
religiosos y sacerdotes, que se sienten llamados al seguimiento de Cristo, tras las
huellas de San Francisco de Asís.
*) Lumen Gentium(LG),43.
En maneras y formas diversas, pero en recíproca comunión vital, todos ellos se proponen
hacer presente el carisma del común Seráfico Padre, en la vida y en la misión de la
Iglesia*).
*) Apost. Act (AA) 4,m.
2.En el seno de dicha familia, tiene un puesto peculiar la Orden Franciscana Seglar, la
cual se configura como una unión orgánica de todas las fraternidades católicas,
esparcidas por el mundo entero y abiertas a todo grupo de fieles, en las cuales los
hermanos y las hermanas, impulsados por el Espíritu, a alcanzar la perfección de la
caridad en su estado seglar, se comprometen con la profesión a vivir el Evangelio a la
manera de San Francisco, con la ayuda de la presente Regla, confirmada por la Iglesia*).
*) Can. 702, 1.
3.Esta Regla, después del "Memoriale propositi" (1221) y de las Reglas
aprobadas por los Sumos Pontífices Nicolás IV y León XII, adapta la Orden Franciscana
Seglar a las exigencias y a las esperanzas de la santa Iglesia, en las nuevas condiciones
de los tiempos. Su interpretación corresponde a la Santa Sede, más la aplicación será
hecha por las Constituciones Generales y por los Estatutos particulares.
CAPITULO II
LA FORMA DE VIDA
4.La Regla y la vida de los franciscanos seglares es ésta: guardar el santo Evangelio de
nuestro Señor Jesuscristo siguiendo el ejemplo de San Francisco de Asís, que hizo de
Cristo el inspirador y centro de su vida con Dios y con los hombres*).
*) I Cel. 18,115.
Cristo don del amor del Padre, es el Camino hacia El, es la Verdad en la cual nos
introduce el Espíritu Santo, es la Vida que El ha venido a traer abundantemente*).
*) Jn 3,16; 14,6
Los Franciscanos seglares dedíquense asiduamente a la lectura del Evangelio, y pasen del
Evangelio a la vida y de la vida al Evangelio*).
*) Apost. Act.(AA)30,h.
5.Por tanto, los Franciscanos seglares, busquen la persona de Cristo viviente y operante
en los hermanos, en la Segrada Escritura, en la Iglesia y en las acciones litúrgicas. La
fe de San Francisco al dictar estas palabras: "Nada veo corporalmente en este mundo
respecto del Altísimo Hijo de Dios, sino su santísimo cuerpo y sangre", sea para
ellos la inspiración y camino de su vida eucarística.
6.Sepultados y resucitados con Cristo en el Bautismo, que los hace miembros vivos de la
Iglesia, y a ella más estrechamente vinculados por la Profesión, háganse testigo e
instrumentos de su misión entre los hombres, anunciando a Cristo con la vida y con la
palabra.
Inspirados en San Francisco y con él llamados a reconstruir la Iglesia, empé¤ense en
vivir en plena comunión con el Papa, los obispos y los sacerdotes, en abierto y confiado
diálogo de creatividad apostólica*)
*) Pablo VI: Discurso a los Terciarios, III, 19.5.1971.
7.Como "hermanos y hermanas de penitencia"*), en fuerza de su vocación,
impulsados por la dinámica del Evangelio, conformen su modo de pensar y de obrar al de
Cristo, mendiante un radical cambio interior, que el mismo Evangelio denomina con el
nombre de "conversión"; la cual debido a la fragilidad humana, debe
actualizarse cada día
*) I Reg. TOF
En este camino de renovación, el Sacramento de la Reconciliación es signo privilegiado
de la misericordia del Padre, y fuente de gracia*).
*) Presb. Ord., 18,b.
8.Como Jesucristo fue el verdadero adorador del Padre, del mismo modo los Franciscanos
seglares hagan del la oración y de la contemplación el alma del propio ser y del propio
obrar*).
*) Apost. Act., 4, a b c.
Participen de la vida sacramental de la Iglesia, especialmente de la Ecuaristía, y
asóciense a la oración litúrgica en alguna de las formas propuestas por la misma
Iglesia, revivan así los misterios de la vida de Cristo.
9.La Virgen María, humilde sierva del Señor, siempre atenta a su palabra y a todas sus
mociones, fue para San Francisco centro de indecible amor, y por él declarada Protectora
y Abogada de su familia*).
*) II Cel. 198.
Los Franciscanos seglares den testimonio de su ardiente amor hacia Ella, por la imitación
de su disponibilidad incondicional, y en la efusión de una confiada y consciente
oración*).
*) Lum. Gent., 67; Apost. Act., 4.
10.Asociándose a la obediencia redentora de Jesús, que sometió su voluntad a la del
Padre, cumplan fielmente las obligaciones propias de la condición de cada uno, en las
diversas circunstancias de la vida*), y sigan a Cristo, pobre y crucificado, confesándolo
aun en las dificultades y persecuciones.
*) Lum. Gent., 41.
11.Cristo, confiado en el Padre, aún apreciando atenta y amorosamente las realidades
creadas, eligió para Sí y para su Madre una vida pobre y humilde*); del mismo modo, los
Franciscanos seglares han de buscar en el desapego y en el uso, una justa relación con
los bienes terrenos, simplificando las propias exigencias materiales; sean consientes, en
conformidad con el Evangelio, de ser administradores de los bienes recibidos, en favor de
los hijos de Dios.
*) I Carta San Francisco, 5.
Así, en el espíritu de las "Bienaventuranzas", esfuërcense en purificar el
corazón de toda tendencia y deseo de posesión y de dominio, como "peregrinos y
forasteros" en el camino hacia la casa del Padre*).
*) Rom 8, 17; Lum. Gent., 7,4.
12.Testigos de los bienes futuros y compremetidos a adquirir, según la vocación que han
abrazado, la pureza de corazón, se harán libres, de este modo para el amor de Dios y de
los hermanos*).
*) Adm. S. Franc. XVI; Carta, 70.
13.De la misma manera que el Padre ve en cada uno de los hombres los rasgos de su Hijo,
Primogénito de muchos hermanos*), los Franciscanos seglares acojan a todos los hombres
con ánimo humilde y cortés, como don del Señor e imagen de Cristo.
*) Rom 8,29.
El sentido de la fraternidad los hará felices y dispuestos a identivicarse con todos los
hombres, especialmente con los más humildes, para los cuales se esforzarán en crear
condiciones de vida dignas de criaturas redimidas por Cristo*).
*) I Reg., 9,3; Mt 25,40.
14.Llamados, juntamente con todos los hombres de buena voluntad, a construir un mundo más
fraterno y evangélico para edificar el Reino de Dios, conscientes de que "quien
sigue a Cristo, Hombre perfecto, se hace a sí mismo más hombre", cumplan de modo
competente sus propios deberes con espíritu cristiano de servicio*).
*) Lum. Gent., 31; G. et Sp., 93.
15.Estén presentes con el testimonio de su vida humana y también con iniciativas
eficaces, tanto individuales como comunitarias, en la promoción de la justicia,
particularmente en el ámbito de la vida pública; empé¤ense en opciones concretas y
coherentes con su fe*).
*) Apost. Act., 14.
16.Consideren el trabajo como don de Dios y como participación en la creación,
redención y servicio de la comunidad humana*).
*) G. et Sp., 67,2;I Reg., 7,4;II Reg., 5,1.
17.Vivan en la propia familia el espíritu franciscano de paz, fidelidad y respeto a la
vida, y esfuércense en convertirlo en el signo de un mundo ya renovado en Cristo*).
*) Reg. de León XIII, II, 9;3 Comp., 14,58.
Los casados particularmente, al vivir la gracia del matrimonio, den testimonio en el mundo
del amor de Cristo a su Iglesia. Con educación cristiana, sencilla abierta, atentos a la
vocación de cada uno, recorran gozasamente con sus hijos su itinerario espiritual y
humano*).
*) Lum. Gent., 41, e; Apost. Act., 30, b c.
18.Sientan, además, respeto por las otras criaturas, animadas e inanimadas, que "son
portadores de la significación del Altísimo"*) y procuren con ahínco superar la
tentación de explotación, con el concepto franciscano de la fraternidad universal.
*) I Cel., 80.
19.Como portadores de paz y conscientes de que la paz ha de construirse incensantemente,
indaguen los caminos de la unidad y del entendimiento fraterno mediante el diálogo,
confiando en la presencia del germen divino, que hay en el hombre y en la fuerza
transformadora del amor y del perdón*).
*) Reg. de León XIII, II, 9; 3 Comp., 14,58.
Mensajeros de la perfecta alegría, esfuércense permanentemente en llevar a los demás el
gozo y la esperanza.*)
*) Adm. XXI: I Reg., 7,15.
Injertados en la resurrección de Jesucristo, que da su verdadero sentido a la Hermana
Muerte, tiendan con sernidad el encuentro definitivo con el Padre*).
*) G. et Sp., 78, 1-2.
CAPITULO III
LA VIDA EN FRATERNIDAD
20.La Orden Franciscana Seglar se divide en Fraternidades, de diversos niveles o grados:
local, regional, nacional e internacional. Cada una de estas Fraternidades tiene su propia
personalidad moral en la Iglesia*). Las Fraternidades se coordinan y unen entre sí, de
acuerdo con lo que se establece en esta Regla y en las Constituciones.
*) Can. 687.
21.En los diferentes niveles, cada Fraternidad es animada y guiada por un Consejo y un
Ministro (o Presidente), elegido por los profesos en conformidad con las Constituciones*).
*) Can. 697.
Su servicio, que dura un tiempo limitado, es un compromiso que implica disponibilidad y
responsabilidad para con cada uno y para con el grupo.
Las Fraternidades, según lo establecido en las Constituciones, se estructuran
internamente de manera diversa, conforme a las necesidades de sus miembros y de las
regiones, bajo la dirección del Consejo respectivo.
22.La Fraternidad local necesita ser canónicamente eregida, y se convierte así en la
primera célula de toda la Orden y en signo visible de la Iglesia, que es una comunidad de
amor. La Fraternidad deberá ser el lugar privilegiado para desarrollar el sentido
eclesial y la vocación Franciscana, y, además, para animar la vida apostólica de sus
miembros*)
*) Pío XII:Disc. a los Terc., 3, 1.7. 1956.
23.Las peticiones de admisión en la Orden Franciscana Seglar se presentan a una
Fraternidad local, cuyo Consejo decide la aceptación de los nuevos hermanos*).
*) Can. 694.
El proceso de incorporación a la Fraternidad comprende el tiempo de iniciación, el
período de formación de la Regla*). En este itinerario gradual está comprometida toda
la Fraternidad, aún con su estilo de vida. Por lo que se refiere a la edad para la
Profesión, y a los signos distintivos franciscanos, procédase según los Estatutos.
*) I Reg. TOF, 29-30.
La Profesión es, de por sí, un compromiso perpetuo*).
*) I Reg. TOF, 31.
Los hermanos que se encuentren en dificultades particulares, procurarán tratar sus
problemas en fraterno diálogo con el Consejo. La separación o definitiva dimisión de la
Orden, si fuere necesaria, es un acto que compete al Consejo de la Fraternidad, en
conformidad con las Constituciones*).
*) Can. 696.
24.Para estimular la comunión entre los miembros, el Consejo organice reuniones
periódicas y encuentros frecuentes, incluso con otros grupos franciscanos, especialmente
de jóvenes, adoptando los medios más adecuados para el crecimiento en la vida
franciscana y eclesial, estimulando a todos a la vida de Fraternidad*).
*) Can. 697.
Esta comunión se prolonga con los hermanos difuntos; así, se ofrecerán sufragios por
sus almas*).
*) I Reg. TOF, 23.
25.Todos los hermanos y hermanas ofrezcan una contribución en proporción a las
posibilidades de cada uno, para sufragar los gastos necesarios de la vida de la
Fraternidad o para obras de culto, de apostolado y de caridad.
Las fraternidades locales procuren contribuir al pago de los gastos del Consejo de la
Fraternidad de nivel superior*)
*) I Reg. TOF, 30.
26.Como signo concreto de comunión y de corresponsabilidad, los Consejos de los
diferentes niveles, según las Constituciones, pedirán religiosos idóneos y preparados
para la assistencia espiritual, a los superiores de las cuatro Familias religiosas
franciscanas, a los cuales, desde siglos, está unida la Fraternidad Seglar.
Para fomentar la fidelidad al carisma y la observancia de la Regla, y para recibir mayor
ayuda en la vida de fraternidad, el Ministro o Presidente de acuerdo con su Consejo, sea
solícito en pedir periódicamente a los superiores religiosos competentes*) la visita
pastoral y a los responsables del nivel superior, la visita fraterna, según las
Constituciones.
*) II Reg. TOF, cap XVI.
Bendición:
"Y todo el que guarde estas cosas, sea colmado en el cielo de la bendición del
altísimo Padre, y sea colmado en la tierra de la bendición del amado Hijo con el
Espíritu Santo Paráclito ... "
(Bendición de San Francisco, del Testamento)
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Updated: Revisadas 10-04-2020 .