José Ignacio Silva
EL AMOR Y LA MUJER
El amor: su formación, desarrollo y relación con lo humano
El amor, uno
de los pilares fundamentales de la existencia humana en la
Tierra, es un sentimiento que a todos nos afecta de una u otra
forma, puesto que todos los que somos humanos hemos sentido
alguna vez aquella sensación en cualquiera de sus formas o hacia
cualquier objeto que nos inspire tal sentimiento. El amor es una
de las experiencias centrales de la vida y piedra angular de la
personalidad humana, sin él la personalidad no podría alcanzar
su plenitud, aún más, no se podría ni siquiera formar una
personalidad aceptable.
Hablar del amor humano es tan complejo como bello, puesto que
desde el punto de vista espiritual cada persona sitúa
distintamente al amor dentro de sus propias vidas, lo que ofrece
una gran gama de opiniones, posturas y discusiones acerca de lo
que el amor significa para cada persona, a pesar que mucha gente
coincide. Lo bello llega a nivel de alma, el amor puede ser visto
de muchas formas por las distintas disciplinas a las cuales le
atañe su investigación, pero a nivel de sentimiento hay una
sola cosa que decir, y que todos están de acuerdo, sentir el
amor es una experiencia excelsa a la que todos aspiramos y en que
la que todos podemos sentir su belleza a pesar de la opinión que
tengan o de la forma de enfocar el amor.
El amor humano no tiene una definición exacta, de ahí otro
ejemplo de su complejidad, pero en lo que se coincide es que es
algo muy superior a una atracción física, un impulso, una
apetencia instintiva o algo por el estilo, va más allá del
erotismo, de clasificaciones científicas, biológicas o filosóficas,
es algo que no puede ser encasillado ni rotulado, puesto que su
profundísima naturaleza íntima lo impide, por lo tanto el amor
podría ser en cierta forma mejor clasificado por los sensibles
poetas que por los sistemáticos científicos.
El amor es algo que ha influido en todos los campos de la
humanidad, tanto así que la gran mayoría de las disciplinas han
tocado el tema alguna vez.
Compleja es también la descripción de los efectos del amor.
Este amplio sentimiento a su vez entrega múltiples efectos; son
efectos comunes la exaltación de la persona y la revolución
total dentro de su ser, cambia la forma de pensar, actuar, cambia
la conducta, en definitiva, cambia la vida en muchos aspectos.
Nos hace además traspasar las barreras de lo individual para
formar un nosotros junto al ser amado. También nos
hace reflexionar íntimamente; lo que pude ser provechoso en la
formación de una persona.
Enamorarse es algo que muchas personas ansían. Lamentablemente
no lo pueden hacer voluntariamente, es algo que sólo sucede. Es
derrumbar las fronteras del yo para sentir el amor de forma
impersonal, lo que además conlleva un ampliamiento permanente de
las fronteras de la persona, consecuencia del amor verdadero.
El encuentro de dos almas es algo sublime, que no puede conocerse
hasta que se siente, dos seres afines forman un sólo ser hermoso
que está constituido por el hombre y la mujer. Ambos seres
enfocan todo de distinta forma, célebre es aquella frase que
describe brevemente lo anterior: el hombre no concibe amor
sin sexo, la mujer no concibe el sexo sin amor. El hombre
enfoca el amor de una forma más inmutable, representa la fuerza,
la defensa y participa de otra forma que la mujer.
La mujer: ser amorosamente maravilloso
La mujer, en cambio, debido a su sensibilidad hermosa y delicada,
a su disciplina; detallista y práctica, es capaz de sentir de
forma más intensa la relación y transmitir aquel amor hacia el
hombre. El amor tiene un significado especial en la mujer, su
actuar en este ámbito se da únicamente con propósitos
afectivos ampliamente superiores a los del hombre. La vida de la
mujer tiene especialmente como base el amor, la mujer lo busca,
lo pretende, lo necesita para iluminar el camino de su vida.
El amor revoluciona todo su ser, le hace ver la vida con otro
cristal, su alma vive una algazara considerable, el amor le da
una luz nueva a su lucha, a su vida.
El amor es la explicación de las mujer, es algo que ellas han
esperado durante toda su vida y que, por lo tanto, las hace estar
ansiosas y preparadas para el momento. El amor es algo que
influye tanto en la mujer que embarga su propia vida, le da
sentido y es la piedra angular de su personalidad.
El amor hace que la mujer crezca, pero de gran forma. Se puede
calificar a una mujer enamorada como un chorreo de
amor, que siempre es efectivo a la hora de esparcir su
sensibilidad dulce, inocente y celestial.
Es cierto aquello que se dice por ahí acerca de que el
amor tiene cara de mujer, la mujer refleja el amor de forma
exquisita. Su figura ha tratado de ser expresada por pintores,
escultores y poetas, ella es el estereotipo de lo que es la
belleza amorosa, y es cierto. En un ejemplo bien concreto, Dios
le destinó la tarea de llevar en su vientre a los hijos, ¿qué
acto de amor puede ser superior al de la madre que alberga en el
interior a un hijo?, ciertamente pocos son los ejemplos que se
pueden dar a la hora de un parangón entre el amor masculino y el
femenino, sin querer menoscabar el amor masculino, pero cierto es
que el hombre depende de la mujer para su realización integral
como persona, puesto que es un complemento espiritual, la mujer
completa en el hombre el circulo de su alma. Cierto es que siempre
detrás de un gran hombre hay una gran mujer.
En el terreno del amor la mujer es protagonista principal,
participa de la relación de forma más latente que el hombre -
cuando la relación está encauzada por el buen camino -,
consigue algo mucho más fuerte que la unión: santifica esa unión,
la mistifica. La mujer vuelca toda la riqueza de su corazón por
el bien de la pareja, y el hombre no podrá resistir aquel
torrente de amor puro que la mujer libera cuando ama de verdad,
tampoco los más pequeños detalles de la mujer práctica.
En la aventura de amar, la mujer se entrega por entera en un
noble y generoso acto hasta el punto de olvidarse de sí misma.
Al abrir la puerta de aquel gran corazón que ella posee se irá
exigiendo cada vez más y más en el amor, superando las barreras
del erotismo, que se halló despertado hace mucho ya, encontrando
ya un amor excelso, dignificado y verdadero. Tanta es la entrega
que ya no podría renunciar sin antes desechar su propia
personalidad. Fracasar en el amor es mucho más terrible para la
mujer que para el hombre, es como apostar todo a algo y perder
aquella apuesta, al fracasar en el amor pierde la mujer entera,
su persona, su alma, su esencia misma.
La mujer, al entregarse, apenas empieza un camino lleno de dolor
y también de alegría, pero lo concreto es que si llega
victoriosa al final de ese camino podremos hallar ahí a la mujer
verdadera. La mujer entrega amor de forma notable; el más grande
de todos, exaltado por su sensibilidad exquisita que recubre al
hombre de atenciones cariñosas, de los nimios detalles que no
dejan indiferente al hombre que desde el fondo de su corazón
expresa a gritos la necesidad de la mujer, que cuando ésta se
entrega con sus atributos característicos sucumbe delicadamente.
La mujer idealiza más al hombre que el hombre a la mujer, esto a
veces le acarrea desilusiones trágicas, pero el alma femenina es
capaz de ver hacia el interior del corazón del hombre y hace
vista gorda a su imagen exterior y, al amar, ama al espíritu,
ama al verdadero hombre, a la persona, no al frío cascarón que
es su cuerpo.
Se puede apreciar que la mujer en la relación hace todo el
gasto, pero es también digno de destacar su importante demanda
de amor, si el hombre desprecia los pequeños detalles de la
mujer, esta puede desilusionarse, por eso cabe al hombre la misión
difícil, en su caso, de expresarle su amor todos los días, la
mujer necesita el amor todos los días, pero he ahí lo
destacable, la mujer, recibiendo sólo un beso, puede solventar
gigantescas demostraciones de amor que ella le da al hombre. ¿Qué
es la mujer?, ¿es un ser que le fue proporcionado al hombre?. Es
infinitamente mucho más que eso. La mujer es uno de los seres más
perfectos de la Tierra. Su función en este planeta no es la de
procrear y mantener la especie, menos la de servir al hombre como
una esclava, la verdadera función de la mujer en este planeta es
de llenarlo de amor, llenar de amor al hombre con su alma
infinitamente dulce y sensible. ¿Que pasa hoy con la mujer?. Hoy
la tergiversación de la mujer en el mundo nos ha llevado a creer
erróneamente que la mujer es algo que está para el beneficio
del hombre, en cierta medida es así, pero es así no en una
función erótica o pornográfica, donde se expone a la mujer
como un objeto de placer, ni como en la publicidad, donde se
explota asquerosamente el cuerpo de la mujer con fines
lucrativos, degradando su imagen y dejando como tontos a los que
caen en esa trampa. La mujer está al beneficio del hombre y del
mundo para entregar lo que su alma proporciona, amor, cariño, y
muchas funciones que también posee el hombre, inteligencia,
eficiencia, orden, disciplina, etc.
La mujer es un ser excepcional que no puede ser objeto del
desprecio del hombre inmaduro, ni de la explotación sexual del
cruel e inescrupuloso, la mujer debe hoy ser ensalsada por la
función fundamental que ellas cumplen, hacen al mundo moverse.
La mujer ha sido objeto de arte, de poesía, de cine, de
literatura, de estudio y es una fuente infinita de inspiración
para los hombres maduros de mente, que son cada vez más escasos.
La satisfacción de encontrar la verdadera mujer es tan difícil
como celestial, por eso creo que la mujer es el pilar fundamental
del amor, en la unión hace todo el gasto de amor y luego en un
acto perfecto de amor, es la encargada de llevar en su interior
la prueba más tangible y cúlmine del amor humano, la vida nueva
representada en los hijos.
Por último desearía concluir este ensayo con una alabanza a
todas las mujeres, madres, hermanas, amigas y compañeras que
gracias a ellas se le puede encontrar un sentido verdadero a la
vida y por esto puede ser vivida, Dios quiera que el alma
femenina nunca cambie y siga dando la satisfacción al mundo y al
hombre de aquel cariño, aquella dulzura, aquellos únicos mínimos
detalles que son patrimonio exclusivo de la mujer.
Mujeres: el mundo las necesita; hoy más que nunca.