Mood:  flirty

Después de casi meses de ausencia, reaparezco en mi rincón de jodidez, sí, de jodidez, de miseria, de ausencia, de soledad, rara vez de amor y solidez, la escritura no se hizo para los enamorados, sino para los desdichados, pero en el que la soberbia superioridad del afortunado prevalece.

Extrañamente después de una jornada deportiva, en la que ella odia nuestros comentarios que incluso opacan al de los comentaristas, por el contenido histórico y preciso que conlleva cada uno de nuestras expresiones burlonas, los litros de cerveza que trascienden el cuerpo en su mayoría, pero quedando en él la parte que la felicidad no puede explicar dentro de su espontanedidad, aquí me encuentro, con la irreverencia de antaño. Me siento de mucha más edad, pero a mis 22 siento que las épocas de sublevación y disidencia han pasado sin que yo me pudiera apegar a ellas, lástima, perdidas, fortuna, extraviadas.

La música suena de fondo, la infancia saca a relucir mi popular origen en recuerdos de a bocanadas, de a galopes y marejadas que el culto revestimiento me impide profanar, ni quiero hacerlo, ése soy yo, no hay nada más que hacer, mucho menos qué decir, como lo diría un gran amigo, "mucha gente cree sentir, pero sólamente conoce, porque conocer y sentir no es lo mismo", algo así dice él, pero en medio de estos 13.8% de alcohol de entre 3.6 litros no me dejan tener la claridad, pero sí el sentir, de ese de a de veras, el que te hacer llorar, surfrir, pero sobre todo, recordar.

¿Acaso el presente siempre será una basura?  no lo creo, pero el pasado siempre parece ser mejor, incluso el futuro se avecina con bríos renovados, sin embargo el presente se delata con la desgracia inherente, pero con la felicidad inmaculada de tenerla, claro, otra vez ella, jamás desaparecerá de mi discurso, mucho menos del de la cebada en fermentación, jamás exluye su candor del alma de añoranza. la mía que no claudica, la del mundo que no redime, es eterna, pero es mía, y entonces no hay razón para sufrir, sólo para llorar de alegría, dar un nuevo sorbo y retomar su conversación, es el amor en vida.