En la antigua ciudad de Coz, de la que ya no queda
un solo recuerdo, gobernaba un adivino muy astuto. Toda la población
trabajaba salvo él, grandísimo vago, que ejercía de
enlace psicoastral. Cada día obligaba a algún desdichado
ciudadano a competir contra él en un extraño concurso. El
aspirante debía formular al adivino una pregunta acerca de algún
suceso futuro cuya respuesta debía ser "sí" o "no". En caso
de que el vago acertase la repuesta, el concursante se convertía
en su esclavo de por vida. Si el adivino errase la respuesta, éste
sería depuesto y condenado a rebuznar durante mil años. Por
desgracia para los vecinos, el vago poseía un dilucidador de energía
pura, un aparato que funcionaba mediante la magia capaz de anticipar el
futuro con toda exactitud. Si usted fuera el próximo rival del gran
vago,
¿qué ocurrencia desearía formular?
Solución: Una pregunta interesante sería:
"¿Vas a responder que no a mi pregunta?". El vago de Coz caerá
en segura contradicción.