Terra Interview
Shakira decidio escribir y cantar en inglés y, de paso, conquistar el mercado de Estados Unidos sin dejarse someter a los dictados de la industria. Todo el material es de su autoría, salvo la letra de Whenever, wherever, que escribió a dúo con Gloria Estefan, y la de Eyes like this, una traducción de su clásico Ojos así, que decidió incluir en este nuevo álbum. El resultado es Laundry service (servicio de lavandería), producido por Emilio Estefan, Luis Fernando Ochoa y Tim Mitchel. El álbum, que contiene 13 canciones (cuatro de ellas cantadas en español), se lanzará mundialmente el 6 de noviembre. La canción Whenever, wherever y Suerte, versión en castellano de la misma, ya es todo un éxito. SEMANA habló con Shakira acerca de la producción de este disco y los retos que decidió afrontar.
SEMANA: ¿Le costó trabajo escribir en inglés?
Shakira: Yo estaba decidida a no contratar compositores que escribieran para mí. Me puse en la situación de escribir mis propias canciones en un idioma en el que no fui educada y en el que no vivo, y eso me produjo un poco de nerviosismo. Al final lo logré y lo que me deja más satisfecha es que pude conservar el espíritu de mis composiciones en español. Es la misma Shakira pero en inglés. Eso sí, debo confesar que al principio pensé que no lo iba a lograr.
SEMANA: ¿Cómo se sintió cantando en inglés?
S.: Yo crecí escuchando cumbia, vallenato, música árabe, pero desde niña fui una admiradora de las bandas británicas. Estaba familiarizada con el idioma y acostumbrada a cantar en inglés. Tal vez cuando tenía 15 años no lo hacía con la misma exigencia que ahora. No significó una gran diferencia, de pronto me tomé un par de horas más de lo que en general me toma grabar una canción en español. En general fue más fácil de lo que pensé.
SEMANA: ¿Usted cambió la puesta en escena de sus videos y sus conciertos para adaptarse a las exigencias del mercado de Estados Unidos?
S.: Yo no estoy dispuesta a sacrificar ningún aspecto de mi personalidad. Quiero hacerlo cada vez mejor, claro está, pero sin importar si lo hago para norteamericanos, hispanos o japoneses.
SEMANA: Usted es tal vez la primera artista latina que se crió por fuera de Estados Unidos que intenta entrar al llamado mercado anglo. ¿Cuáles son sus ventajas y desventajas con respecto a artistas como Jennifer López o Ricky Martin?
S.: Es cierto, mi caso es distinto porque hay muchos códigos de los norteamericanos que no conozco, pero creo que se sobredimensiona y se sobreestima el hecho de entrar a un mercado como el de Estados Unidos. Yo he triunfado en países como Turquía, donde ni siquiera he ido y donde hablan un idioma en el que no sé como se dice ‘hola’ o ‘gracias’. Yo les llevo música, un idioma que todos hablamos, y creo que Estados Unidos no va a ser la excepción si Dios así lo quiere. Aquí están con los oídos y los brazos abiertos para recibir cosas nuevas y refrescantes, al menos eso he sentido en mi primer contacto con el mundo anglo.
SEMANA: ¿Antes de comenzar el disco tenía claro qué tipo de fusiones pensaba utilizar?
S.: Yo no tenía muy claro lo que quería hacer pero sí lo que no quería hacer. Por ejemplo, no quería guitarras acústicas y desde un principio las saqué. No quería un disco cibernético que sonara ultramoderno y ultratecnológico, quería mantenerme un poco distante de toda esa moda de sobreutilizar los efectos y la tecnología, quise hacer un disco más basado en un sonido en vivo, con el espíritu de los discos de hace 30 años. Por eso predominan sonidos de guitarras eléctricas. A medida que iba escribiendo las canciones las posibles fusiones iban surgiendo. Cuando entro al estudio tengo mucha curiosidad de explorar ritmos, sonidos, elementos, ideas. Esa curiosidad es el motor y el comienzo de todas esas ideas de combinar instrumentos y sonidos.
SEMANA: Usted tiene fama de ser muy meticulosa. ¿Le deja espacio a la improvisación, a la espontaneidad, o se ciñe a un libreto estricto, predeterminado?
S.: Cuando llego al estudio sé con lo que entro pero no sé con qué voy a salir. Una fuerza que no se ve te dicta los pasos que hay que dar y lo que hay que hacer. Hay algo místico en todo el proceso creativo. Tengo cosas muy claras pero también me dejo sorprender por el momento, hay mucho de improvisación.
SEMANA: ¿Cuáles han sido sus maestros?
S.: En esta carrera se aprende de todos un poquito. Mis maestros, qué sé yo, desde John Lennon hasta los músicos que trabajan conmigo. Todos los días aprendo algo de ellos, de Luis Fernando Ochoa, de la gente con la que trabajo, de mis padres, de mi manager. Con cada persona aprendo algo que se vuelve muy útil en mi carrera y mi vida. Siento que cada día crezco un poquito porque aprendo, me rodeo de gente de la que puedo aprender.
SEMANA: ¿Por qué le puso ese título a su álbum?
S.: Me parece divertido y además describe cómo fue este año y medio para mí, en el que me dediqué a la música y al amor. Para mí la música y el amor son elementos poderosos para limpiar el espíritu y el cuerpo. Me siento renovada, como si hubiese pasado por una lavandería, sólo que, en vez de meter la ropa, me hubiera metido yo en una lavadora.
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