Padrenuestro, Ave María, y Gloria al Padre, etc. por las intenciones del Santo Padre.
Indulgencia plenaria cuando se reza después de la Santa Comunión. (S. Paen. Ap. 2 de Feb., 1934).
Alma de Cristo, santifícame. | |
Cuerpo de Cristo, sálvame. | |
Sangre de Cristo, embriágame. | |
Agua del Costado de Cristo, lávame. | |
Pasión de Cristo, confórtame. | |
O Buen Jesús, óyeme. | |
Dentro de Tus Llagas, escóndeme. | |
No permitas que me separe de Ti. | |
Del maligno enemigo, defiéndeme. | |
En la hora de mi muerte, llámame. | |
Y mandame ir a Ti. | |
Para que con Tus Santos Te alabe. | |
Por los siglos de los siglos. Amén. |
- San Ignacio de Loyola
En las cuentas grandes se dice: Padre Eterno, yo Os ofrezco las LLAGAS de Nuestro Señor Jesucristo - Para sanar las llagas de nuestras almas.
(300 días de indulgencia, cada vez.)
En las cuentas pequeñas de dice: Jesús mío, perdón y misericordia - Por los méritos de Vuestras SANTAS LLAGAS.
(300 días de indulgencia, cada vez.)
La Sagrada Penitenciaria, Enero 15, 1924.
Nuestro Señor enseñó estas dos invocaciones a la religiosa, Sor
María Marta Chambon.
Ella falleció en el convento de la Visitación en Chambery, Francia, el día
21 de marzo de 1907. Sor María Marta recibió una "doble Misión" de Nuestro Señor.
Se le ordenó invocar las SANTAS LLAGAS constantemente, y reavivir
esta devoción el el mundo entero.
"Yo concederé todo cuanto se Me pidiere por medio de esta invocación a Mis SANTAS LLAGAS. Propagad esta devoción."
O Divino Padre Eterno, en unión con Vuestro Divino Hijo, y el Espíritu Santo, y por medio del Inmaculado Corazón de María, Os suplico destruir el poder de Vuestros peores enemigos: los espíritus malignos.
¡Arrojadlos a las cavernas más profundas del infierno y encadenadlos allí para siempre! Tomad posesión de Vuestro Reino; pues ha sido creado por Vos mismo, y muy justamente Os pertenece.
Padre Celestial, concedednos el dominio reinante del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María.
Con cada latido de mi corazón y con cada respiro, repito esta oración por puro Amor Vuestro. Amén.
Imprimatur, marzo, 1973. Richard H. Ackerman,
Obispo de Covington
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