MUNICIPIO DE LA CEIBA
Expertos Marinos
Desde que vivían en la isla de San Vicente los garífunas desarrollaron grandes habilidades y destrezas para desenvolverse en el mar, adquiriendo gran experiencia para los negocios:
"muchos garifuna brindaron servicios de transporte a los ingleses, embarcando sus productos y trayendo abastecimiento desde barcos europeos anclados fuera de la costa.. Hacían alrededor de 40 viajes diarios y cobraban por este servicio la cantidad de 10 dólares españoles al día, que eran repartidos entre las 10 personas que conformaban cada unidad de transporte".
"Según Sir William Young, Du Vallet, hermano del jefe Chatoyer, poseía una gran plantación de algodón y nueve negros. Es obvio que los negros caribes, en conjunto tuvieran participación en el "boom" comercial del que disfrutaron los países tropicales a finales del siglo dieciocho".
"Los garífunas realizaron con suma frecuencia viajes de negocios a todas las islas del mar caribe. No había región de las antillas que no la conocieran como la palma de sus manos"
"Mientras los ingleses intensificaban sus cultivos, entre otros, el de la caña dulce para la elaboración del azúcar para la exportación, los garífunas lo hacían a través del cultivo del tabaco y algodón, que también eran productos de gran aceptación en el mercado europeo. El tabaco fue destinado al mercado francés de Martinica y el algodón fue orientado hacia el mercado londinense.
Muchos garífunas, hombres y mujeres se convirtieron en grandes inversionistas y lograron convertirse en adinerados. Unos se dedicaron al cultivo de productos de exportación y otros a la venta de bienes de consumo doméstico"
Por consiguiente, no es cierto lo que afirmaron los olanchanos radicados en La Ceiba, que "los morenos vicentinos al llegar a estas playas, vinieron en un estado salvaje, sin saber nada, tan salvajes como lo es la tierra de sus ancestros: África!"
Lo anterior lo afirmaban por puro resentimiento unido a un profundo resentimiento racista. Eran los años que mas se atacó sin compasión a los negros caribes, por la colaboración que le brindaron "a la Mafia Siciliana a establecerse en la zona de los ríos Cuero y Salado Barra" Desde los tiempos de San Vicente aprendieron a desenvolverse con toda naturalidad en el mar, sirviéndoles en gran medida esta experiencia al radicarse en la barra de Cangrejal, Utilizando canoas, pipantes y hasta barcazas, organizaron un extenso sistema de rutas por todo el Mar Caribe, que los llevó a comprar mercadería a bajos precios en Belice, Yucatán, Tampico, Cuba, Jamaica, hasta en la isla Margarita frente a las costas de Venezuela
"En Centroamérica, el corte de madera y el contrabando eran las principales ocupaciones de los ingleses y los garífunas, que muy pronto fueron conocidos por su habilidad en ambas actividades. Sus canoas pueden verse en cualquier punto de la costa y sus lagunas"
"Las embarcaciones utilizadas para el transporte marítimo son grandes y fuertes y están acondicionadas para hacerle frente a la furia de los elementos naturales. Los Garinagú que se dedicaban a navegar tienen una vasta experiencia en el manejo del timón, la vela y en la conducción de botes y canoas"
Después de la independencia política de España en 1821 y de:
"La disolución de la federación en 1839 y el establecimiento de fronteras y aduanas entre los estados que surgieron, les brindó la oportunidad de dedicarse al contrabando, que pronto se convirtió en una ocupación prestigiosa -puesto que requería el ejercicio de las cualidades que los caribe mas admiran: atrevimiento, astucia y eficiencia en el arte de la navegación- y al mismo tiempo muy remunerativa"
Todo este contrabando lo venían a vender en Pueblo Nuevo (actual barrio La Barra de La Ceíba) Escogieron Pueblo Nuevo como base de sus operaciones por "las facilidades que presentaba el Cangrejal de ser navegable y por su cercanía con la isla de Roatán, les cayeron de perlas en una región totalmente despoblada sin ninguna autoridad aduanal cercana. En el siglo XIX el puerto de Trujillo estaba muy lejos de la barra del Cangrejal"
"Por consiguiente, son los morenos vicentinos los que se encargaron desde un principio hacerle propaganda a la riqueza del Litoral Atlántico. De todos los lugares que visitaban traían mercadería para ser vendida en Pueblo Nuevo a precios casi regalados. Este repentino "boom" comercial agarró desprevenidas a las adormecidas autoridades aduanales de Trujillo: quienes "ante la imposibilidad de controlar el contrabando cada vez mas floreciente de Pueblo Nuevo, termina- ron por hacerse las desentendidas ". Desde antes de que se fundara La Ceiba, el dinero comenzó a rodar por las playas del Litoral Atlántico"
En los primeros años de existencia de La Ceiba (1835-1870), los garífunas tuvieron gran influencia en la manera de pensar de la población. A través de sus rutas marítimas, establecieron una comunicación fluida y permanente con el resto de los países caribeños, europeos y algunas poblaciones mexicanas, identificándose más como ciudadanos del mundo, que como hondureños. "De la noche a la mañana, por medio de sus rutas marítimas, los garífunas ponen en contacto con el resto del mundo, una de las regiones físicamente mas aisladas de Honduras, sin haberse integrado primero al país. Lo que no ocurrió en 300 años, los more- nos vicentinos lo lograron en dos décadas (1810-1830): El Litoral Atlántico pasa a ser mas conocido y visitado por los extranjeros, que por los nacionales"
"Los visitantes nativos se encontraban de repente en un ambiente mas extranjerizante que hondureño, donde se hablaban idiomas "raros" para ellos como ser: Garifuna francés, inglés, de varias regiones españolas como el catalán, gallego y vasco; platos culinarios desconocidos en el país, personas con costumbres muy distintas a las nuestras. En fin, al principio en La Ceiba los hondureños llegaron a sentirse unos extraños en su propia patria"
Cuando se afianza el contrabando, primero en Pueblo Nuevo y después en La Ceiba, se regó la noticia por toda la Costa Norte, que en estas comunidades se podían adquirir comestibles, ropa y artículos de primera necesidad a precios casi regalados. De Olancho y Trujillo, así como de la región del Valle de Su la (55), llegaban al sector del Cangrejal caravanas de personas que tenían establecidos negocios en sus lugares de procedencia, para-abastecerse y luego irlos a vender como cualquier mercadería legalmente importada.
El periodista José C. Sologaistoa decía:
"El inicio del auge económico de La Ceiba comienza en realidad con el mal llamado comercio marítimo garifuna, el cual en el fondo no era mas que un contrabando en gran escala, cautivando hasta las autoridades y sociedad trujillana, al venir hacer mensualmente sus compras a esta ciudad.
La misma situación se pintaba con el comercio y la sociedad de Olancho, así como del resto del interior del país. Incentivados por la fama de que La Ceiba es una ciudad que se puede comprar lo que sea, a precios de "gallo muerto".
Los hijos del árbol de Ceiba y del río Cangrejal, desarrollaron la habilidad de ser excelentes anfitriones, pues les encantaba a mas no poder, que "los fueráneos hondureños" visitaran "su ciudad" de la que se sentían muy orgullosos, como si pertenecieran a otro país. A decir verdad, se sentían más europeos que hondureños. Esta mentalidad estuvo fuertemente arraigada en el Ceibeño, hasta el año de 1872"
Las ganancias que obtenían los garífunas del contrabando eran enormes, a tal grado que la sociedad negra de La Ceiba, tuvo un efimero renacer en cuanto al lujo y esplendor, parecido al que lograron desarrollar en San Vicente. Nuevamente la mujer negra volvió a vestirse con atuendos europeos de colores llamativos, con pendientes y collares de oro y a caminar con arrogancia por las calles de la ciudad. Esta manera de proceder atrajo la animadversión y hasta el odio del resto de la población, quienes tampoco vieron con buenos ojos, la concentración del capital y poder en manos de la población negra, catapultándolos a ser el primer grupo oligárquico en la historia de la región. Los jefes de familia conocidos comúnmente como los Patriarcas, se reunían en un "Consejos de Ancianos", para tratar los problemas y conflictos que se daban entre las personas y las familias; Pero sobre todo para manejar y administrar todo lo relacionado con el contrabando.
El Lic. Hipólito Moncada sostenía que:
"Esta forma de organización interna de la sociedad garifuna, les ayudó grande- mente al afianzamiento y expansión del contrabando, el que fue administrado como una gran empresa comunal, bajo la dirección y control del Consejo de Ancianos".
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