DPTO. DE SANTA BÅRBARA
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MUNICIPIO DE SAN JOSE DE ATIMA
Datos Históricos:
En el recuento de poblacion 1801 aparece como poblado de Tencoa.
Le
dieron categoría de municipio el 18 de septiembre de 1887, era la aldea de San José de
Atima, que antes pertenecía a Viejo Celilac.
En la División Política Territorial de 1896 era
uno de los municipios del Distrito de Colinas.
ORIGEN DE SU NOMBRE: Significa en mejicano "Lugar donde se bebe agua".
SITUACION: Se encuentra en terreno quebrado, su cabecera al Este del Río San Juan de
Atima, y al Oriente del municipio la Montaña de Caracoles.
LIMITES: A1 Norte, municipio de San Luis; al Sur, municipios La Unión y La Iguala; al
Este, municipios Nuevo Celilac y San Nicolás y al Oeste, municipios de Naranjito y
Lepaera.
EXTENSION TERRITORIAL: 203.4 Km².
FERIA PATRONAL: El 3 de mayo, día de la Santa Cruz, El 19 de marzo, día de San
José.
ALDEAS: 7
CASERIOS: 35
POBLACION: 11.846
CUEVAS DE PENCALIQUE
Por: Lenin Berrios
FOTOS: Mario Blandon
(Tomado del Diario El Tiempo)
Las dimensiones de la cueva son impresionantes, tal y como se aprecia en esta gráfica
Atima, Santa Bárbara. El nombre de las cuevas de Pencaligue aún no es popular entre los hondureños; muy pocos han escuchado de ellas y muchos menos han tenido la oportunidad de descubrir su espectacular belleza.
Diario Tiempo es el primer medio escrito de Honduras en explorar estas cavernas que conducen al corazón de la Sierra de Atima. He aquí la historia.
Las cuevas de Pencaligue, que en lengua lenca significa cerro de piedras huecas, se localizan en el municipio de Atima, Santa Bárbara, hasta donde se llega atravezando las comunidades de San Vicente, Macholoa y San Nicolás de este Departamento.
El río es tragado por esta enorme cueva, recorriendo subterráneamente la montaña, hasta resurgir en el municipio de San Luis
Al llegar al pueblo, se debe contactar a personas conocedoras de la zona, ya que la comunidad no cuenta aún con guías designados para conducir grupos de visitantes.
Es conveniente ofrecer una determinada cantidad de dinero a los que servirán de guías ya que ellos deben destinar buena parte del día para acompañarles en el recorrido.
Se puede llegar en vehículo hasta las faldas de la Sierra pero una vez allí la travesía deberá continuar a pie, por senderos que atraviezan los bosques de pino y bordeando el río San José.
El trayecto es de apromimadamente 45 minutos caminando, y conviene que el visitante tenga una condición física regular, ya que algunos tramos de montaña quitan el aliento. No obstante, los visitantes irán disfrutando de paisajes dignos de una postal.
Los visitantes podrán apreciar, con las linternas adecuadas, las brillantes estalactitas que penden del techo de la caverna
Los senderos son muy solitarios, de hecho, durante esta exploración no encontramos a ninguna persona en nuestro trayecto.
El esfuerzo físico será recompensado con la primera vista de la primera caverna,en la que desemboca el río San José. La montaña literalmente se traga el caudaloso río, usando como boca la imnensa cueva, cuya garganta lo conduce subterráneamente hasta el municipio de San Luis.
Sus dimensiones son impresionantes y al adentrarse en ella surge un temor a lo desconocido. Ruidos extraños hacen que uno contenga la respiración. Son los centenares de murciélagos que habitan en su interior y que despiertan nerviosos ante las luces de las linternas.
Aunque atemorizantes, son una especie inofensiva, cuyo hábitat hemos invadido durante sus horas de sueño.
El profesor José de la Cruz Vallecillo, uno de los viejos conocedores de las cuevas que nos ha acompañado en esta exploración, señala que hasta la fecha esta cueva sólo ha sido recorrida en su totalidad por una expedición de canadienses que hace dos años instalaron sus tiendas de campaña a la orilla del río y en tres días lograron cruzarla, valiéndose de todo el equipo necesario.
La segunda cueva se localiza en una parte más alta de la montaña, y más arriba espera la tercera carverna con muchas cavidades por explorar
Algunos pobladores suponen que estos canadienses saquearon las cuevas, pero el profesor Vallecillo asegura que en en su interior no se encuentran vestigios arqueológicos de ningúin tipo. La única riqueza que el visitante podrá encontrarse son las hermosas formaciones rocosas que gotas de agua han forjado durante centenares de años.
La hazaña de estos exploradores fue recompensada únicamente con las espectaculares fotografías que lograron del interior de la cueva.
Al igual que los canadienses, los visitantes podrán apreciar, con las linternas adecuadas, las brillantes estalactitas que penden del techo de la caverna y las estalagmitas que surgen de su suelo.
Los turistas disfrutarán también de muchas posas que se encuentran a lo largo del río, pero se recomienda no hacerlo en las que están cerca de la cueva ya que en esta parte del cauce las aguas son muy caudalosas y ser arrastrado hasta el interior es un gran peligro.
Las cuevas pueden ser exploradas hasta cierto punto caminando por senderos de roca que se han formado naturalmente en las paredes de la caverna. Para ir más allá se requerirá de equipo especial, como cuerdas y arneses.
Además de la caverna del río, en la montaña se localizan dos cuevas principales más, subiendo la Sierra, de dimensiones realmente impresionantes, y con innumerables cavidades por explorar.
Las cuevas de Pencaligue son una maravilla de la naturaleza que le invitamos a descubrir. Prepárese un poco físicamente, equípese con linternas y sogas apropiadas, forme un grupo y emprenda este viaje hasta los tiempos de las cavernas.
Historias
Se dice que en cierta parte de la cueva se encuentra un claro donde los más atrevidos podrán encontrar muchos árboles frutales y comer tamales que podrán extraer ya preparados de las paredes. Advierten que estos alimentos sólo pueden comerse en el lugar, ya que al salir de la cueva las frutas se convierten en piedra y los tamales en arena.
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