¿corsarios, bucaneros o filibusteros?
Los piratas en la Honduras caribeña
* Por: Arnulfo Ramírez de la Costa
Fuente: Revista Historia, National Geographic, No. 26
Cuando se redescubre América, en el mundo europeo hay dos países que iniciaban la búsqueda de nuevas rutas, espacios comerciales, etc., me refiero a Portugal y muy especialmente a España, ambas países abren una puerta que nunca más se volvió a cerrar ¡Portugal por África y la mal llamada Madre Patria España por América, obviamente llegaron a esta tierra por obra quizá del destino o mal uso de sus instrumentos de navegación o por razones geográficas sobre todo por los vientos que de alguna forma tomó como orientación el navegante genovés Cristóbal Colón, ya que estaba claro que conocía muy bien las técnicas de navegación y supo utilizar los avances tecnológicos de la época.
Lic. Arnulfo Ramírez, Panamá viejo, ciudad quemada y saqueada por el pirata Henry Morgan.
Al llegar España primero que los portugueses, ingleses, holandeses y franceses, esto les dio poder para sentirse amos y señores de las nuevas tierras por ellos descubiertas y así explotar sin control alguno (más que el de la corona), las riquezas de América, en consecuencia, promover un monopolio comercial sin precedentes, además del control de todo movimiento marítimo desde España a América y viceversa; al final, esto puso en atención a los otras potencias que reclamaban una porción del pastel, por eso no es casual que se inicia una campaña en contra de España promoviendo viajes de otros países para neutralizar o quizá debilitar el poder de la colonia española.
Antes de entrar de lleno al tema de los piratas, quiero aclarar un par de conceptos para entender mejor el tema, por ejemplo: corsario, es el que navega, persigue, captura o visita barcos mercantes de países enemigos y se sujeta a reglas previstas por una legislación, era lo que se conocía como “las patentes del corso” de ahí el término de corsarios; dichas patentes, autorizaban a perseguir a los piratas y embarcaciones enemigas en tiempos de guerra; para los perseguidos estos corsarios no eran más que piratas con autorización de algún Estado enemigo de España.
Los filibusteros, se dedicaban a llevar a cabo trabajos como de robos a pequeñas escalas en tierra firme y en alta mar; sus embarcaciones eran pequeñas y rápidas. Los bucaneros, que en su mayoría eran franceses, estaban ubicados entre el norte y occidente de Haití y República Dominicana; se dedicaban al trabajo de cueros y abastecían de carne de caballo, mula, vacuno, cerdo y además, vivían como auténticos salvajes que luego se convertirían en piratas por la facilidad de obtener riquezas.
Finalmente, pirata, proviene de la terminología griega peirates, que significa el que se aventura, el que procura lograr fortunas. La piratería es tan antigua que desde los clásicos griegos se habla de ellos con sus singulares elementos como ser la pata de palo, parche en el ojo, calavera y dos huesos (tibias).
Realmente, la piratería comenzó en América a mitad del siglo XVI (1550), la vida del pirata era de placer, fortuna, libertad y además, poder, por lo menos eso creían o les hacían creer los que reclutaban marinos para los barcos, aunque dentro de los barcos habían “reglas” a seguir y quien no las cumpliera era castigado, por ejemplo: si alguien asesinaba a un compañero, era considerado un criminal, al que abandonaban en una isla desierta con agua, una arma de fuego con algo de munición y pólvora.
Las reglas eran parejas para todos, a tal punto, que al capitán del barco se le aplicaba el famoso castigo de sangre y sudor, que consistía en pincharle sus glúteos, espalda y hombros con agujas de coser las velas del barco y lo metían en un barril lleno de cucarachas hasta que estos insectos se saciaban de su sangre.
Cañones, entrada principal del fuerte de Trujillo, Honduras.
Cada parte del cuerpo tenía un valor cuando la perdían en enfrentamientos en alta mar o en tierra adentro, por ejemplo: si alguien perdía su pierna derecha, le pagaban 500 piezas de oro; por la pierna izquierda, le pagaban 400 piezas de oro; por la pérdida de un ojo, 100 piezas y por un dedo 8 piezas de oro; estos pagos se hacían más que todo para motivarlos a luchar sin temor alguno y esperando recompensa, además, esto se daba por una hermandad llamada “Los Hermanos de la Costa” (1630-1688), integrada por rebeldes, excarcelados de cualquier país y religión.
Al final, todos los corsarios, bucaneros y filibusteros se fueron transformando en piratas por los beneficios que esta actividad conllevaba; sus vidas eran como la de un asaltante común en el viejo oeste estadounidense, es decir, vivían intensamente, pero sus vidas eran cortas y no podían disfrutar el botín o sus riquezas, la hermandad los “Hermanos de la Costa”, acostumbraban hacer un ritual de juramento un tanto fuera de lo común, es decir, juraban obediencia absoluta al capitán y a los reglamentos de los piratas ante un vaso de ron y una Biblia, el ron se llamaba diablo asesino, o sea que, había una dualidad en sus creencias o lo hacían de esta forma para hacer lo contrario de lo oficial; esta hermandad tenía su sede en la Isla Tortuga (Haití) la cual se convirtió en el refugio de personas procedentes de cualquier punto de las Antillas. Esa isla, estaba controlada por colonos franceses y se convirtió en un verdadero refugio de piratas que infundieron miedo, terror e hicieron que la economía española se tambaleara.
Entre las principales fortalezas españolas en la época colonial se pueden mencionar: San Juan de Ulúa (México), Trujillo y San Fernando de Omoa (Honduras), Portobelo (Panamá), San Juan (Puerto Rico), Santo Domingo (República Dominicana), La Habana (Cuba), Cartagena de Indias (Colombia), Maracaibo (Venezuela), que de alguna forma frenan el avance europeo pirata en ese momento, específicamente en Centro América, es la provincia de Honduras la que tenía mayor presencia de este tipo de construcción, lo cual denota la importancia estratégica que teníamos en relación al resto de la región Centroamericana.
En 1496, el Rey Fernando el Católico prohibió que los súbditos de España practicaran el corso en la ruta del oro americano en el Atlántico; esta prohibición duraría hasta el reinado de Felipe IV (1621–1665) época en la floreció la piratería en la Isla Tortuga.
Fuerte de San Fernando de Omoa, Honduras.
En Honduras, a finales del siglo XVII, a la isla Guanaja y a Roatán, se les consideró nido de piratas, a tal punto que se habla de una reunión de piratas en 1683 en Roatán, al igual que la Isla del Cisne. El caso de la fortaleza de Omoa que se inicio en 1759 y fue “concluida” en 1775, realmente nunca se terminó de construir, ya que para el 20 de octubre de 1779 la fortaleza cayó en manos de los ingleses por cerca de cinco semanas; según un manuscrito sobre Omoa de Juan Manuel Zapatero en 1972, la guarnición solo contaba con cien hombres, incluyendo oficiales, es decir, solo el 22% de su fuerza y solamente veinticinco de sesenta y nueve cañones estaban presentes y en buen estado; se contaba con aproximadamente 25% de las balas de cañón y un 12.5% de los mosquetes necesarios, carecían de plomo, piedra de chispa y pólvora.
Ese ataque de 1779 fue por tierra y mar, según las investigaciones de los colegas historiadores Manuel Aguilar y Sergio Palacios, el número de los invasores ascendía a 2,500 y un botín de tres millones de pesos tomados de los buques, finalmente los ingleses fueron expulsados de Omoa en 1782. Debido a lo inconcluso de esta obra había mucha infiltración de agua y se tuvo que tirar al mar, más de 45 quintales de pólvora mojada y vencida.
En el caso del fuerte de Trujillo conocido hoy en día como la de Santa Bárbara, fue invadida por varios piratas sobre todo holandeses en 1632, franceses en 1633, e ingleses entre 1672 a 1685; cabe destacar que, algunos de los piratas antes habían sido marinos de la real marina de Inglaterra, pero que por razones de indisciplina, etc., eran excluidos de estos ejércitos reales y al final, tomaban el camino mas fácil y hacían uso de su experiencia a tal punto que algunos hasta eran nombrados capitanes de los barcos piratas.
Uno de los piratas famosos en Honduras fue William Parker, saqueo las costas de la Española y de Honduras en 1578, otro fue Jean David – Nau, de origen francés, conocido como el Olones (1630–1669) ganó fama por su crueldad; en Yucatán, fue atacado por los españoles ya que su nave naufragó, todos sus hombres resultaron muertos excepto él, que se escondió entre los cadáveres, se disfrazó de español y luego regresó a la Isla Tortuga donde robó un barco para asaltar Cuba.
En 1667 organizó una expedición rumbo a Maracaibo, destruyó el fuerte logrando un botín de 260,000 piezas de oro y además lingotes de plata, ya que así se media el tesoro; luego siguió por las costas de Nicaragua y durante el ataque de San Pedro, mato a muchos españoles, a unos les extrajo el corazón y lo masticó frente a sus compañeros; su fin llegó en Honduras, cuando su barco se quedó encallado en un banco de arena en Omoa, luego construyó otro barco en seis meses pero fue capturado por un grupo de nativos de Darién en Panamá y murió siendo devorado vivo por los caníbales de Darién.
Para finalizar con el caso de la fortaleza de San Fernando de Omoa, en 1820, esta se defendió con éxito contra el mercenario Luis Aury, la barrera natural de manglares al norte de la fortaleza y la colocación estratégica de los cañones fuera de ella contrarrestó la acción de los atacantes y los desanimó a seguir luchando; después de la independencia de septiembre 1821 la bandera española flameó en la parte sur de la fortaleza, ya que las noticias de independencia llegaron a Omoa un mes después de ese año.
PIRATAS FAMOSOS DEL CARIBE:
Francis Drake
Francis Drake, de origen inglés, la codicia fue el móvil de toda su vida, en 1577 dio la vuelta al mundo atacando los dominios españoles, por eso se le consideraba el terror de los españoles, ya que era el enemigo más tenaz, peligroso y el más inteligente; saqueó posiciones españolas en Santo Domingo, Cartagena de Indias y Florida; la última expedición la hizo en Puerto Rico en el fuerte de San Felipe del Morro en 1595, considerada la más poderosa y la mejor armada; fue apoyado por la reina de Inglaterra Isabel I, Drake tenía un escudo que decía “Primun circum dedistime” (fuiste el primero que me diste la vuelta), pero fracasó en su intento, ya que los españoles lo estaban esperando; se le considera héroe nacional inglés, murió de disentería el 9 de enero de 1596.
Henry Morgan (1635-1688),
En 1655 con una flota de 34 barcos y 8,000 soldados, inicio la toma de Santo Domingo que al final fracasó; invadió Portobelo en Panamá, ahí se tomo la fortaleza de San Jerónimo, sacó a los curas y monjas de los conventos, incendió, saqueó 150,000 pesos y luego abandonó la ciudad. En 1670 partió a Panamá con 35 barcos y 2,000 piratas ingleses y franceses, lo que suponía un ataque pirata sin precedentes en Panamá; posteriormente, Carlos II lo nombró gobernador de Jamaica, por lo que, después se dedicó a perseguir piratas, murió en Port Royal (Jamaica) en 1688.
Edward Teach
Edward Teach (1680-1718), más conocido como Barbanegra, fue el más famoso de los piratas, prendía mechas negras en su sombrero para formar una espesa cortina de humo negro tras de sí, el teniente Robert Maynard de la marina real inglesa, lo persiguió con dos barcos y lucharon mano a mano sobre cubierta; murió tras veinte heridas de espada y cinco disparos de pistola, Maynard le cortó la cabeza, la colgó en su barco y regresó por la recompensa que ofrecían.
Bartholonew Robert (1682-1722)
Llamado el black bart (varón negro), fue el pirata más temido y exitoso, sólo bebía té, recibió un balazo de un soldado inglés en un enfrentamiento, su tripulación arrojó su cuerpo al mar antes de rendirse para impedir que cayera en manos de británicos.
Henry Avery (1665-1728)
Ben el largo, inicio su carrera después de asesinar al capitán del barco en el que servía, el Charles, al que rebautizó como Fancy, nunca fue capturado.
William Kidd (1645-1701)
De origen escocés, inició luchando contra los piratas y luego se convirtió en uno de ellos, lo ahorcaron en Londres, sus restos permanecieron colgados durante veinte años.
William Dampier (1652-1715)
Era de origen inglés, fue escritor y formó parte de la Royal Navy (marina real inglesa), estuvo en Centro América, Portobelo y Chile; fue enjuiciado y lo condenaron a permanecer solo desde 1704 hasta 1709, luego escribió sus vivencias y de aquí se tomó para escribir la famosa historia clásica de Robinson Crusoe.
MUJERES PIRATAS:
Ann Bonny
Ann Bonny, hija de un abogado irlandés, se unió con el pirata John Rackham, Ann tenía destreza en el manejo de las armas, por lo que usaba muy bien la pistola, lo cual la hizo una leyenda; se inició cuando apuñaló a una mujer, tuvo un hijo y lo dejó en Cuba. Vestía como hombre, murió de fiebres en 1721, a los 37 años, y su esposo murió ahorcado en Jamaica.
Ching Shih
Se le consideraba la reina de los piratas chinos.
Mary Read
Hija ilegítima; desde pequeña se acostumbró a disfrazarse de hombre. Así se enroló en diversas tripulaciones y se unió con los piratas John Rackham y Ann Bonny.
En conclusión, se puede mencionar que la principal causa que determinó el incremento de la piratería, fue la concesión pontificia del nuevo mundo a España y Portugal, hecho que hizo que los españoles protegieran sus dominios en América, sobre todo con la construcción de fortalezas, guarniciones, ciudades fortificadas, fuertes como el de San Fernando de Omoa y Trujillo; sistemas fortificados como La Habana, etc. Todas esas construcciones militares son realmente una cápsula de tiempo que a lo largo de la historia han visto pasar buques, galeones, carabelas, contrabando, personas de diferentes étnias y países; es por ello que el Rey Felipe II de España, se valió de uno de los grandes ingenieros militares de la época como el italiano Juan Bautista de Antonelli, especialista en obras como las fortalezas que construyó a lo largo del Mar Caribe.
Los piratas carecían de artillería de sitio, no tenían otro refugio que sus naves que eran sus verdaderos tesoros, no podían triunfar sino por sorpresa. La práctica de la piratería, comenzó a descender a partir de los años 1700, debido a la toma de posesión oficial del Mar del Caribe por las grandes potencias, de tal manera, que se podía hablar del Caribe británico, Caribe francés, el Caribe holandés y ya no del Caribe español o por lo menos de los espacios insulares (islas); en consecuencia, empieza a decaer el poderío de España sobre el Mar Caribe, mejor dicho, España ya no era la dueña absoluta del nuevo mundo.
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