HISTORIA DE HONDURAS
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Nuevas Tribulaciones
Fue un largo camino a la ida y al regreso. Don José del Valle, como a él le gustaba llamarse, nunca se había alejado tanto de su terruño ni de su hogar. Se compenetra de su vocación de naturalista ilustrado y va apuntando datos geográficos, cambios climatológicos. Debía llegar a México, porque con motivo de la anexión se le había designado diputado centroamericano al Congreso Imperial. Kilómetro tras kilómetro, a pie o en bestia, no deja de pensar con afecto en los suyos. La cuestión política, constantemente, le preocupa
La monarquía había prevalecido en América durante tres siglos; era el régimen tradicional y predominante en Europa. Los norteamericanos aún no demostraban las bondades superiores de la república y este término rememoraba los momentos más sangrientos y radicales de la revolución francesa. La monarquía absoluta, desde luego, se había desprestigiado, y aún más con el retorno al despotismo más visceral por parte de Fernando VII en España, aboliendo de nuevo la Constitución. Pero desde 1688 la monarquía parlamentaria se afianzaba en Inglaterra. Allí se respetaban las libertades públicas, el poder estaba balanceado entre el Rey y las Cámaras de los Lores y de los Comunes, florecía la ciencia y los avances comerciales e industriales apuntaban a un cambio económico sin parangón en la historia de la humanidad. A un régimen de este estilo iba a incorporarse el diputado Valle.
Finalmente arribó a México. Su estadía fue azarosa. Se le insmiscuyó gratuitamente en una supuesta conspiración contra Iturbide y se le dio el convento de Santo Domingo por cárcel. Santa prisión con una biblioteca colmada de libros. Luego, Iturbide lo exoneró y lo llevó al Ministerio de Relaciones Exteriores, pero su régimen hacía aguas por todos lados. Bonaparte había demostrado que la sangre azul no era imprescindible para subirse a un trono; los monárquicos americanos se desvelaban por encontrar a la persona idónea que pudiera iniciar una dinastía. Valle comprobó que Iturbide estaba muy lejos de ser esa persona.
Terminado el Imperio, Valle retornó a su curul. Empleó numerosas intervenciones ante sus colegas diputados mejicanos para convencerlos de la sinrazón de querer mantener anexada a Centroamérica, y se le hizo caso. Entre tanto Filísola (siguiendo un procedimiento que el mismo Valle había delineado en el Acta de 1821) había aconsejado convocar al congreso centroamericano para que allí decidieran su destino. Valle podía emprender el largo camino de regreso.
El Congreso de las provincias se había convertido en Asamblea Nacional Constituyente. Durante 1823 y casi todo 1824 se discutió sobre la forma de gobierno. En Noviembre de 1824 se aprobó una Constitución Federal. El diplomático John L. Stephens explicaría la diferencia política entre el modelo federal adoptado en su país, los Estados Unidos, y el modelo federal seguido en Centroamérica. En Estados Unidos los federalistas eran los conservadores, los centralistas los liberales; en Centroamérica, al contrario, eran conservadores los centralistas y federalistas los liberales.
El problema en Norteamérica era el de la esclavitud. Los liberales deseaban un gobierno central, unitario para abolir la esclavitud en toda la Unión; los conservadores deseaban una federación, para que cada Estado, de manera autónoma, decidiera si abolía o no la esclavitud, expediente que permitía conservarla en los Estados del Sur y que para evitar un prematuro conflicto fue el que se impuso. En Centroamérica el problema era la hegemonía de Guatemala sobre las demás provincias. Para consolidar esa hegemonía, herencia de la colonia, la élite guatemalteca precisaba de un gobierno unitario, centralizado. Para evadir esa hegemonía y que cada provincia estuviera en igualdad de condiciones y no dominadas por la élite de Guatemala, los liberales apoyaron la Federación.
Don José del Valle no participó en esos debates.
Posée su conciencia de servidor público y está dispuesto a seguir los dictados de las mayorías.
Además, es nuevamente miembro del Ejecutivo provisional y, a las claras, está demostrando que conoce cómo administrar y cuáles objetivos de acción proponerle a sus conciudadanos. Otro miembro del Ejecutivo provisional es Manuel José Arce, héroe salvadoreño contra el ejército mejicano. Valle y Arce serán los candidatos para ocupar la Presidencia de la República Federal de Centroamérica.
Valle, sumamente afectuoso en su trato familiar, según lo demuestra su correspondencia, era tenido por hombre intelectual, reservado, incluso presumido. Pero se nota que los votantes, aún con las limitaciones de aquel entonces para ejercer el sufragio, seguían el precepto ilustrado de escoger a los mejor preparados. Valle se presentó a cuatro elecciones, solamente perdió una. Ya había sido antes electo Alcalde de Guatemala. Ahora los votos de Centroamérica también le favorecieron. Traducidos los votos electorales directos a los de los compromisarios que le correspondían a las diferentes ciudades de los cinco Estados, Valle obtuvo 41 votos, Arce 31.
Pero Valle, durante su vida electo en dos ocasiones como Presidente de la Federación, nunca accedió a ese cargo. Sobre 79 votos totales Valle había conseguido la mayoría. Se dio el caso de que los votos de tres compromisarios de la región del Petén habían sido anulados. Se argumentó que a Valle le faltaba un voto para la mayoría si estos tres votos se contabilizaban y se decidió pasar el asunto al Congreso, controlado por diputados guatemaltecos. La "familia" ya se había inclinado hacia Arce. Incluso diputados liberales guatemaltecos preferían a Arce. Unos consideraban las ideas de Valle demasiado ilustradas y modernas, otros no le perdonaban su pasado de administrador colonial. En este Congreso, sobre 27 diputados Arce obtuvo 22 votos; don José del Valle solamente cinco.
© La Prensa Honduras, C.A.
1999 Derechos Reservados
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