HISTORIA DE HONDURAS
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La época de la "Anarquía"
Ruta marítima a Nicaragua....1851-1857
Por: Marcos Carías
Se suele nombrar al período posterior a la Federación, de casi cuarenta años, como el de "la reacción conservadora", o bien, como el de la "anarquía". Lo primero alude al acceso al poder de los enemigos "reaccionarios" del liberalismo morazanista, siendo el régimen más calificado para llevar este nombre el gobierno dictatorial que durante treinta años se solidificó en Guatemala alrededor de Rafael Carrera (1841-1871).
Para Honduras se ha preferido el de "anarquía" ya que los conservadores no se estabilizaron en el poder como lo hicieron en Guatemala; por el contrario, lo característico de Honduras fue la pertinaz guerra civil jalonada por intervenciones de otros países sobre la política y el territorio nacionales.
Pero este fenómeno de inestabilidad no es privativo de este período y la guerra civil fue una constante prácticamente hasta 1933.
Preferimos, para indicar el carácter de precariedad institucional, carencia de programa económico definido, apego inerte a la tradición así como por ese estar siempre al filo de la intervención foránea, el concepto de "república incipiente".
Aun en la nomenclatura puede advertirse la indecisión pues el país siguió llamándose Estado de Honduras como en los años de la Federación y no fue sino hasta la Constitución de 1865 en que se le empezó a denominar, como hasta ahora, República de Honduras.
La República Incipiente
Entre dos fuegos
En 1850 Inglaterra y Estados Unidos de América suscribieron el Tratado Clayton-Bulwer. La materia en discusión fue el istmo centroamericano, pero ningún gobierno de la región fue invitado a discutir los términos de este acuerdo.
Destaca la concurrencia norteamericana a la par de la gran potencia británica pues la situación de inoperancia por parte de los Estados Unidos, que había privado durante la Federación en una década, había cambiado drásticamente.
Gracias a su triunfo militar sobre México, los Estados Unidos se agenciaron un inmenso territorio que comprendía los actuales Estados de Arizona, Nuevo México, Texas y California.
Ese mismo año de 1848 increíbles yacimientos de oro afloraron en California y eran cientos de miles los emigrantes que se empeñaban en llegar desde la costa Atlántica del país hasta este nuevo Eldorado. Cruzar el continente era una empresa lenta, costosa y muy arriesgada. La alternativa de acortar distancias cruzando por el istmo centroamericano era la más atractiva.
Inglaterra hizo valer su condición de fuerza dominante en la zona. Las dos cláusulas más importantes del Tratado establecían que ninguno de los países firmantes podría construir un futuro canal interoceánico como una empresa propia, y que de edificarse dicho canal el mismo tendría que ser una vía multinacional; la otra cláusula establecía que ninguno de ambos países habría de realizar conquistas territoriales en el área del Caribe o en Centroamérica.
Los ingleses, por ese entonces, mostraban mucho mayor interés hacia la India o China que hacia esta región; los norteamericanos ya habían demostrado poseer la capacidad tecnológica para construir canales de navegación y plena capacidad militar para dominar nuevos territorios.
Los ingleses, un tanto en retirada, reconocen a los Estados Unidos como potencia emergente en la zona pero le imponen trabas: nada de erecciones unilaterales de algún canal, nada de ocupaciones militares parecidas a las hechas en desmedro de México.
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