HISTORIA DE HONDURAS

Salto Atras

Jefes revolucionarios en alguna de tantas guerras civiles o "montoneras"

Con la crisis del 29, en Latinoamérica se deshechó el modelo de desarrollo hacia afuera y comenzó un proceso de desarrollo hacia adentro, de sustitución de importaciones. Pero esto no ocurrió en los países centroamericanos; aquí se reforzó el statu quo tradicional: Regímenes represivos salvaguardaron los intereses de la economía cafetalera y de la oligarquía cafetalera; en el caso de Honduras, y éste habría sido el papel del regimen de Tiburcio Carías, de la economía bananera y de los trusts bananeros.

Centroamérica había dado, así, un salto atrás en la historia.

Este planteamiento parece olvidar que si bien la crisis fue el detonante para el cambio de política económica, las condiciones para que se produjera eran previas y sustancialmente el crecimiento urbano. La adopción de políticas populistas latinoamericanas y aparición de nuevos partidos políticos también estuvo condicionada por la conciencia de clase proletaria que trajeron consigo los millones de inmigrantes europeos.

Sin el mercado interno, urbano, y sin estas masas de trabajadores, el cambio de modelo se habría propuesto en el aire. Ni lo uno ni lo otro existían en la rural Centroamérica o en la aún más rural Honduras. No había cuerda para saltar el salto, fuera para atrás o para adelante.

La paz impuesta por Carías favoreció a los intereses establecidos de las bananeras, las arropó durante la recesión y durante la segunda guerra mundial, que asoló al mundo de 1939 a 1945.. En algún momento de apuro del gobierno las bananeras actuaron como banco prestamista de alivio. Carías, sin embargo, no llegó al poder gracias a la ayuda de la United, que le dio apoyo en la Costa pero que no fue determinante para la obtención de votos que Carías, por su misma popularidad, se procuraba en las diferentes regiones del país, tanto en el 24 como en el 32.

Seguidor complaciente fue Carías de la política del Buen Vecino echada a andar por el Presidente Roosevelt de los Estados Unidos, en 1933. Nunca presentó objeciones o reclamos a los diplomáticos o a los empresarios de las compañías. La diplomacia norteamericana tuvo, por su parte, hacia Carías una actitud ambigua.

No les fue muy simpático en 1924, lo consideraron necesario en la primera década de su gobierno y una figura más bien molesta y prescindible en el quinquenio final.

Sí parece haberse dado un salto atrás al ser reprimida una serie de movimientos que apuntaban a cambios en la sociedad y en la mentalidad de los hondureños y las hondureñas.

La década de los años veinte fue propicia en abrirse a las novedades del siglo XX. El regimen de Carías se estacionó en un provincianismo con olor decimonónico.

En la prensa la intelectualidad discutía con el Sr. Arzobispo sobre la evolución de las especies o la moralidad en el Arte; se opinaba sobre fascismo o bolchevismo, dadaísmo o novela experimental. Surgió la Federación de Estudiantes Universitarios de Honduras, en 1928, mientras Visitación Padilla promovía las organizaciones femeninas.

Los artesanos se agrupaban en gremios y organizaciones de ayuda mutua; había comenzado en firme, en la mina de San Juancito y en los campos bananeros, la lucha de los trabajadores. El regimen de Carías dividió a los intelectuales, entre los que permanecieron en el país y los que marcharon al exilio; relegó y procuró mantener en un lugar subordinado y silenciado a la prensa, a los estudiantes, las mujeres y los obreros.

© La Prensa Honduras, C.A.
1999 Derechos Reservados



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