HISTORIA DE HONDURAS
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Dulce Patria
Producto, en 1917, de un concurso para elegir la composición que merecería el privilegio de trasnformarse en el Himno Nacional de los hondureños, el músico de origen alemán Carlos Hartling puso las notas a un poema patriótico de Augusto C. Coello, que databa de 1914.
Un decreto de Enero de 1949 modificó las dimensiones fijadas a la Bandera Patria, que databan de 1866, siempre con sus colores azul y blanco y sus cinco estrellas representando a los cinco países hermanos.
El escudo nacional fue decretado como símbolo patrio en 1935.
Alumnos y alumnas tenían que saber a la perfección y tener memorizado el contenido de todas las estrofas del Himno y explicar el significado de cada una de ellas; conocer y explicar los elementos de la Bandera e interpretar y dar cuenta de todos los barrocos componentes del Escudo. Sobre todo ello se rendía formal y serio examen.
Además de los días oficiales de fiesta, había fechas que eran conmemoradas en las escuelas y cuya celebración era bien notada por la población. En los actos cívicos escolares se declamaba, se hacía breves representaciones teatrales y cuadros vivos, se dejaba oir cánticos y reflexiones patrióticas, se decoraba las aulas y el salón de actos con motivos alusivos.
Entre las fechas a ser celebradas estaban el 4 de Julio, día de la Independencia de los Estados Unidos y el 14 de Julio, día de la Toma de la Bastilla. El objetivo no era rendirle pleitesía a Estados Unidos o Francia. Maestros y maestras se encargaban de interpretar que esas efemérides se connmemoraban por su condición de causas antecedentes de la Independencia Patria.
El día de días era el 15 de Septiembre. Día de desfiles para honrar y renovar los votos en favor de la libertad y la soberanía. No había ejército, pero en los tiempos de Carías el ambiente bélico de la segunda guerra mundial contagió incluso a colegios católicos privados, cuyo uniforme de gala para el gran desfile, con su saco negro de casimir, incluía kepi de militar y correaje.
En la capital, el colegio insignia era el Instituto Central de Varones, y sus alumnos, con atuendo de cadetes, desfilaban con su rifle al hombro. Y había que ver marcando el paso a la Normal de Señoritas, pulcramente de blanco, denotando la disciplinada y honesta formación que las futuras maestras recibían. !Y que bonitas para admirar, endomingadas, las maestras debajo de su sombrilla!
En los años cuarenta el Nuncio Apostólico Monseñor Federico Lunardi resultó aficionado a la arqueología. Su tesis era la de que todo Honduras había sido territorio Maya y que éramos los hondureños descendientes de los Mayas, lo cual nos concedía el privilegio de poseer unos abuelos significativamente ilustres. La Fundación Carnegie brindó asistencia técnica al gobierno de Carías, en 1935, para organizar el parque arqueológico de las Ruinas de Copán.
Con motivos mayas se ornamentó el remodelado Parque de la Concordia de Tegucigalpa y también fueron incorporados al diseño del Parque las Naciones Unidas, que, en 1948, se inauguró en El Picacho. El 14 de Abril fue declarado fiesta nacional, en 1946, como Día de las Américas, en atención al espíritu panamericanista que hermanaba al continente.
No podían faltar la literatura y el arte. Froylán Turcios y Rafael Heliodoro Valle eran escritores hondureños que habían conseguido renombre internacional. Pero el poeta entre los poetas, el ascendido a este estrellato de los más altos valores patrios, fue Juan Ramón Molina, la voz modernista afín a la de Rubén Darío. Y cosecha de excelentes pintores y escultores se esperaba obtener de la recién fundada, 1942, Escuela Nacional de Bellas Artes.
Los investigadores del folklore determinaron que el baile típico nacional era el Xique; algunos de los primeros xiques que se popularizaron, como "Los inditos", mezclaban tonadillas campestres con elaboración urbana. En las escuelas se enseñaba a danzarlo. Un trío de moda recordó que a los hondureños se nos apodaba "los catrachos".
La Virgen de Suyapa fue propuesta Patrona de Honduras, en 1925, y la población de Tegucigalpa le dio la bienvenida en su primera visita oficial a la capital, en Febrero de 1947, con ocasión del bicentenario de su aparición. A lo largo de esta etapa el sector oficial fue apoyando, sobre todo a través del sistema educativo, esta imagen y teoria sobre Honduras. No la manipularon a nivel de los intereses partidarios o meramente políticos. La pusieron por encima de estos, en un sitial sagrado.
El General Carías hizo construir un Monumento a la Paz en el reforestado cerro Juana Lainez, en el centro de la capital. Para muchos equivalía a exaltar a un gobierno que no se había lucido por sus ejecutorias de legalidad. Pero entre la población se había abierto paso la idea de que, a pesar de los pesares, la obra importante del discutido General había sido la de dar fin a las guerras civiles.
Honduras, como Nación y como Patria, ya tenía para 1949 muy claramente conseguidos y definidos todos sus atributos. Se les honraba y consagraba en el caléndarico transcurrir de año con año. Terminada la dictadura, lo que ahora hacía falta era entrar al camino de la democracia y del desarrollo económico.
© La Prensa Honduras, C.A.
1999 Derechos Reservados
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