Por Carlos Guerrero
Sin haber sido aún calificada la elección de Calderón por el
Tribunal Federal Electoral, ya se precipitaron a felicitarlo los presidentes de
España, de Honduras, de Estados Unidos (que dio marcha atrás) y el propio Fox
(que también reculó), lo que demuestra la afinidad entre
ellos como gobiernos empresariales dispuestos a apoyarse públicamente para
consolidar los fraudes electorales de la gran mayoría de los países llamados
democráticos, inmersos en extraños sistemas de elección en donde el ganador lo
logra con una minoría y la mayoría siempre queda descontenta. En las pasadas
elecciones en México, por ejemplo, si tomamos como ciertos los datos del IFE, el
candidato del gobierno, el señor Calderón, obtuvo uno de cada cinco votos a su
favor, lo que quiere también decir que cuatro de cada cinco electores no están
de acuerdo con él, y esto es una total falta de gobernabilidad.
Mientras tanto López Obrador y el PRD acudirán al Tribunal Federal Electoral, que es otro organismo intervenido por Fox para aplastar al contrario, y el TriFe le dará la razón al PAN y a su candidato, pero esto ya lo saben los perredistas, por lo que López Obrador se enfrenta al hecho concreto de hacer -ahora sí, política de a de veras-, lo que es su especialidad. Ya no la política sobre carriles, impregnadas de normas y trampas que pone el gobierno sino la movilización de las masas paupérrimas de este país, lo que contará con la solidaridad de una buena parte de las otras clases.
Pero no es nada más las movilizaciones de gente politizada, sino la organización de esas masas considerando la posibilidad de pasar a la resistencia armada en la sagrada misión de defender a la nación de usurpadores que pretenden destruir nuestra historia y nuestro futuro, lo que es extremadamente grave. El ejército deberá pronunciarse en algún momento oportuno porque a final de cuentas su institucionalidad está con la nación, no con el Presidente Fox ni con el candidato espurio, ni con los panistas o banqueros ni con el alto clero. Tal es la irresponsabilidad criminal del gobierno de Fox y de su partido el PAN en su ambición de perpetuarse en el poder, que no les importa llevarse al país y a toda la gente entre sus patas.
Quince días después de las elecciones, el IFE continúa sacando su publicidad del pulgar pintado validando una limpieza en las elecciones que jamás existió para validar el triunfo del impostor, demostrando parcialidad y ser parte del equipo de Calderón y Fox.
México es un país extraordinariamente rico que está en la mira de los países piratas que les encantaría quedarse con sus riquezas naturales, con todo, pero principalmente sus energéticos y sus impuestos. Y el más ávido de ellos, el gobierno de Estados Unidos que encabeza el señor Bush, sabe que tiene que meterse hasta el cuello en las elecciones de México para asegurarse de que pueden sacar la mejor de las ventajas, porque López Obrador no le va a ser tan favorable como un candidato de derecha que esté dispuesto a traicionar hasta a su madre por un poco de poder. Y Bush tiene en la mira a Irán, a Siria, a Cuba, a Corea del Norte e incluso a Venezuela, y para proseguir con su política criminal tiene que contar con el petróleo mexicano con el que se mueven sus tanques, barcos y aviones. Israel, con su nuevo gobierno neonazi, también depende por completo de Estados Unidos y del petróleo para proseguir como enclave político-militar en contra del bloque musulmán que posee una gran parte del petróleo mundial.
Con López Obrador en cambio se fortalece la perspectiva de la unidad latinoamericana, del viejo sueño de Bolívar para, unidos Venezuela, Brasil, Argentina, Uruguay, Bolivia y Cuba, erradicar la miseria del Cono Sur y conformar un mismo bloque económico y social, alejándose de la limitada y alienada política económica de Estados Unidos.
Por lo pronto, los panistas se sacaron el triunfo de la manga,
como buenos prestidigitadores cibernéticos y mediáticos, y tratan de
imponer para su proyecto político y económico a un señor chaparrito, calvito,
regordete, de dedos y brazos cortos, abyecto, de lentes, sin carisma, sin
personalidad, sin carácter, sin ideas, sin trayectoria, un Bonillas cualquiera,
sumiso. Un don nadie con el que que se identificaron las monjitas más
desconectadas, los burócratas y los miserables que le vendieron su voto al PAN
que ni aún así podría haber ganado. Pero ahora con la
magia de los medios de comunicación pretenden convertirlo en todo lo contrario,
en lo que no es y en lo que no puede llegar a ser. Por lo pronto Calderón, Fox y
Ugalde han traicionado a México y a los mexicanos al tratar de continuar con el
empobrecedor modelo neoliberal por medio de la imposición y el fraude de un
candidato espurio que debe ser rechazado incluso -si los hubiera- por los
panistas decentes, si es que existen panistas decentes que no acepten un triunfo
que además de ser en mala lid coloca al país al borde de la guerra civil. Tal es
la gravedad que reviste la acción fraudulenta del IFE y del gobierno foxista.