UNA LIBERTAD DE LA QUE DEPENDEN TODAS LAS DEMÁS: LA LIBERTAD DE PRENSA

Por Carlos Guerrero

Muchas de las libertades civiles por no decir que todas, dependen de la libertad de prensa porque esta siempre actúa en defensa de aquellas, incluso con el riesgo personal de quienes la ejercen; sin embargo, la libertad de prensa es una actividad difícil de realizar porque se enfrenta a múltiples limitaciones que la sujetan intentando estrangularla con el fin de aniquilar la libertad de opinión, de pensamiento y de crítica de la sociedad para obtener la tranquilidad que conviene al poder totalitario.

Lamentablemente nos hemos acostumbrados a concebir la prensa como el ejercicio rutinario de los reporteros encargados de alimentar las máquinas de imprimir con sus notas amables y a modo de los sucesos más evidentes en abierta complicidad con sus fuentes, sin profundizar jamás en el motivo o motivos que provocaron el acontecimiento simplemente porque el periodismo de investigación y de análisis quedó en la gaveta de las cosas inútiles.

Las notas amables se extraen de distintos grupos de "fuentes" que quedan a cargo del reportero que las visita periódicamente, obteniendo la información oficial para darla a conocer a un público dócil y acrítico que se siente inclinado a creer que todo el mundo está en orden, que las instituciones funcionan y que las paredes del día no se desplomarán encima para aplastar a los crédulos lectores de noticias insulsas que les describen un mundo irreal y fantástico en donde hay buenos y malos.

Dentro de ese escenario de notitas diversas en las que invariablemente se refleja la ideología predominante, destacan algunos artículos editorializados y columnas, usualmente elaborados por periodistas con cierto renombre y también con intereses en algunas dependencias que les reportan beneficios económicos que tratan de no perder. La línea del periódico, del noticiero o del canal no es sino la linea de los intereses publicitarios de la empresa y del tráfico de influencias que tenga ya sea que se de este en el terreno de la construcción, de las instalaciones eléctricas, de la seguridad, etc.

En este áspero contexto de los intereses particulares de los empresarios de la información, algunos reporteros tratan infructuosamente de hacer periodismo ante la mirada censora de los directores y jefes de información y el temor de perder el empleo o algunas de sus mejores fuentes en el mejor de los casos, por lo que el periodismo crítico se refugia lejos del periodismo corporativo en la marginalidad económica enfrentando todas las dificultades imaginables, aún así busca subsistir cediendo algunos espacios críticos a cambio de beneficios económicos, vendiendo subscripciones que con frecuencia no puede entregar, buscando apoyos de políticos mediocres siempre interesados en la desaparición de estos medios.

Quedan fuera de este ámbito las publicaciones cuya existencia es el resultado de concesiones estatales denominadas becas y que desde su concepción, desde su primer número están determinadas a sufrir la deformidad de su ejercicio crítico en sus efímeras existencias.

En este oscuro panorama resultan heroicos los intentos realizados por periodistas comprometidos con la libertad de información, manteniendo en alto una bandera de la que dependen todos los ejercicios democráticos de la sociedad civil como son la libertad de tránsito, de reunión, de inviolabilidad de domicilio, de expresión de las ideas, de creencias religiosas, de pertenencia a partidos políticos, de votar y ser votado, de trabajo, de educación, etcétera.

Desde el momento en que el nacimiento de los medios de comunicación tiene que ser supervisado y autorizado por Gobernación, sobre todo si se trata de la televisión y el radio y, quizás un poco menos la prensa escrita, se marca una contradicción. Resulta caro y complicado tener un canal, o una estación de radio, o un periódico y más aún si se depende del criterio de gobernación y de los grandes monopolios informativos del país.

El resultado es una atmósfera oscurantista que tiende a proteger gobiernos autoritarios y rapaces opuestos violentamente al ejercicio democrático de la información, que rechaza contundentemente la crítica persiguiendo a quienes la ejercen, persecución que puede ser desde económica (el periodista no encuentra empleo, el medio no tiene publicidad) hasta policiaca (detenciones arbitrarias con motivos inventados).

En San Luis Potosí el gobierno de Marcelo de los Santos tiene más de una razón que lo impulsa a reprimir el surgimiento de una prensa crítica: Oscuridad administrativa, derroche, antecedentes muy negativos con Amigos de Fox, con Unicrer, con Fernando Silva, acuerdos "secretos" con priistas; lleno como está de funcionarios deficientes o abiertamente incapaces y que él se ve obligado a soportar con el riesgo en caso contrario de mostrar su debilidad como gobernante..

Si a lo anterior se suma el declive del presidente Fox, el declive de su partido el PAN; el hecho de que a Marcelo le faltan todavía más de cuatro años, los asuntos pendientes graves como la Minera San Xavier y el Invernadero de Santa Rita, entonces una prensa crítica no le resulta tan cómoda, y menos aún si da los pormenores de los aspectos más negativos de su gobierno.

En este sentido es buena la iniciativa que llevan a cabo los tres diputados Juan Ramiro Robledo, Pedro Pablo Cepeda y Eduardo Martínez Benavente para obtener un punto de acuerdo del congreso en relación a que la prensa obtenga un trato más equitativo en lo que concierne a los beneficios económicos que otorga la publicidad, el problema es que puede beneficiar de manera exclusiva a los dueños de los medios y no así a los trabajadores de la información que seguirán atados al salario mínimo. Y si a lo anterior se suma la docilidad de muchos periodistas acostumbrados a la rutina incolora de su trabajo, a la posibilidad de una chamba en gobierno, al roce indecente con el funcionario, al culto que le rinden al chayote (soborno) que justifican con argumentos filosóficos trasnochados entonces es más difícil solucionar el problema con la redistribución de la publicidad gubernamental.

Por otra parte la cantidad es un mito, los tirajes de los periódicos y la audiencia de los medios no están certificadas en San Luis Potosí y los altos tirajes no significan credibilidad ni prestigio porque representan grandes cantidades de mentiras y trivialidades que se vacían sobre el pueblo. Siempre importa más la calidad que la cantidad y en el caso de la información no es diferente porque es mucho más importante influir en las personas que piensan inteligentemente que en las que no piensan así, en las más preparadas que en las torpes o ignorantes. Esto es definitivo y no puede sustentarse ya más el beneficio de la publicidad de manera exclusiva sobre las hipotéticos tirajes y audiencias de los medios informativos.

Lo que agrava el conflicto es que el criterio no es en este caso ni siquiera del gobernador -que fuera de ser un hábil contador es una persona muy ignorante en muchas áreas- ( y que por lo mismo se ve obligado a depender del criterio, de la inteligencia y de los oscuros intereses de otras personas a las que paga por sus supuestos conocimientos y de las que está llena su secretaria técnica) sino de una ex-reportera del periódico El Heraldo, Maria Luisa Paulín, directora de coordinación de comunicación social de gobierno del estado que ante una desafortunada política que lleva con muchos de los reporteros de los distintos medios informativos, sobre todo los que cuestionan que no necesariamente son los de mayor tiraje, le ha echado encima al gobernador a los periodistas más críticos, más relacionados y que mejor saben escribir. Problema nada pequeño y al que Marcelo debería poner atención personalmente si en algo le interesa su imagen. Dicha funcionaria ha extendido su influencia a todas las dependencias de gobierno colocando en las direcciones de comunicación social a personas allegadas completamente a ella, a su oficina de coordinación, razón por la que María Luisa mantiene un control total sobre la política de cada sector gubernamental.

Para los que apuestan en contra del gobierno de Marcelo de los Santos, lo que más conviene es la permanencia de María Luis Paulín en dicha "coordinación" y la inflexibilidad de un trato parcial hacia la prensa favoreciendo a los más fuertes mercantilmente hablando y afectando a la prensa pequeña y crítica.

El presupuesto de gobierno es dinero del pueblo, ¿por qué entonces se va a privilegiar con los beneficios de la publicidad únicamente a los coros que cantan alabanzas a gobierno y afectar a los que ofrecen distintos puntos de vista que no son los del ejecutivo? ¿El dinero de la publicidad es entonces únicamente para los propietarios de los medios que favorecen los intereses de un grupo gobernante? Toda dictadura comienza con el control totalitario de la información incómoda, después pasa a la desaparición física de los informadores incómodos y también de los líderes sociales para llegar finalmente al paraíso de la felicidad terrenal, al de la sociedad ladrillo irremediablemente inamovible y acrítica. El problema para Marcelo (y un alivio para los potosinos) es que su margen como ejecutivo estatal se le acaba en cuatro años más y se le acorta bruscamente su capacidad de maniobra en uno.

Sábado 28 de mayo del 2005