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Alguna vez tendremos alas



Ana Hernández (Kate del Castillo) vive en un barrio del DF con su madre, sus hermanitas y su padrastro Rodolfo "el Gato". Ana sufre de pobreza y de acoso sexual por parte de su padrastro y también vive el maltrato que él le da a su madre.

Pero esto no impide que Ana sea una niña optimista con sueños y muy trabajadora. Ana trabaja y colabora con el padre de la parroquia y canta en el coro de la iglesia. Muy lejos de Ana vive el director de orquesta Guillermo Lamas (Humberto Zurita). Guillermo está casado y tiene una hija llamada Alejandra. Su vida profesional es mane- jada por su cuñada Rosaura, quien está enamorada de él. Ana conoce a Nacho Nájera (René Strickler), un joven acaudalado corredor de autos. El está comprometido pero hace amistad con Ana y ella se enamora de él. Nacho muere en un accidente, dejando a su novia embarazada. La esposa de Guillermo muere de un tumor cerebral y él intenta suicidarse, pero no lo consigue. Para colmo de males, Alejandra cae de un caballo quedando inválida. El padrastro de Ana mata a uno de sus secuaces, siendo Ana testigo y ella es acusada de el crimen. El "gato" desaparece, la madre de Ana enloquece y a ella la envian a un reformatorio, hasta que se aclara su inocencia. Es entonces cuando es enviada a una escuela orfanatorio donde ella atiende el conmutador del convento que es bastante viejo. Así es que por accidente se comunica con Alejandra y despues la niña la llama o Ana llama a la niña y a veces Guillermo las escucha hablar, Ana le inventa cuentos de hadas. A insistencia de su hija, Guillermo busca a Ana para que sea su institutriz. El desconoce de su pasado. Cuando Ana se enamora de su jefe y esto le causa problemas con Rosaura y con su padrastro que regresa a la ciudad.

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