Metal
negro te posee. Tu alma es hecha para mí.
Déjame beber tu sangre. Yo seré tu
seductor.
No te alejes, vente cerca. No des
muestras de pudor.
Que mi ritmo te posea. Yo fui hecho para
ti.
Algo llena tus sentidos. Vibras, saltas,
frenesí.
Escuchaste las campanas. Yo soy signo de
terror.
Me das todo, nada queda. Te brindaste
con dolor.
Sensación tan penetrante, nunca, nunca
la sentí.
Ya no temas, lentamente, suavemente caerás.
Date, date por completo, que tu alma
perderás.
No te duele el sacrificio, pues tendrás
tu merecido.
Lo que esperas es inútil, ya no tienes
salvación.
Al caer sobre el cadáver de tu antigua
ilusión
sentirás -eso es seguro- que al Demonio
has seducido.
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