La Biblia de Jefferson
La Vida y Moralejas de Jesús
CAPÍTULO 17. n la fiesta, el procurador acostumbraba soltar al pueblo un preso, el que quisieran.
2 Tenían en aquel entonces un preso famoso que se llamaba Barrabás.
3 Estando ellos reunidos, Pilato les dijo: ¿A Cuál queréis que os suelte? ¿A Barrabás o a Jesús, llamado el Cristo?
4 Porque Sabía que por envidia le Habían entregado.Mientras él estaba sentado en el tribunal, su esposa le Mandó a decir: No tengas nada que ver con ese justo, porque hoy he sufrido muchas cosas en sueños por causa de él.
6 Entonces los principales sacerdotes y los ancianos persuadieron a las multitudes que pidieran a Barrabás y que dieran muerte a Jesús.
7 Y respondiendo el procurador les dijo: ¿A Cuál de los dos queréis que os suelte? Ellos dijeron: ¡A Barrabás!
8 Pilato les dijo: ¿Qué, pues, haré con Jesús, llamado el Cristo? Todos dijeron: ¡Sea crucificado!
9 Y el procurador les dijo: Pues, ¿qué mal ha hecho? Pero ellos gritaban aun Más fuerte diciendo: ¡Sea crucificado!Entonces les Soltó a Barrabás; y después de haber azotado a Jesús, le Entregó para que fuese crucificado.
11 Entonces los soldados del procurador llevaron a Jesús al Pretorio y reunieron a toda la Compañía alrededor de él.
12 Habiendo entretejido una corona de espinas, se la pusieron sobre su cabeza, y en su mano derecha pusieron una caña. Se arrodillaron delante de él y se burlaron de él, diciendo: ¡Viva, rey de los Judíos!
13 Y escupiendo en él, tomaron la caña y le golpeaban la cabeza.
14 Y cuando se Habían burlado de él, le quitaron el manto, le pusieron sus propios vestidos y le llevaron para crucificarle.Entonces Judas, el que le Había entregado, al ver que era condenado, Sintió remordimiento y Devolvió las treinta piezas de plata a los principales sacerdotes y a los ancianos,
16 diciendo: Yo he pecado entregando sangre inocente. Pero ellos dijeron: ¿Qué nos importa a nosotros? ¡Es asunto tuyo!
17 Entonces él, arrojando las piezas de plata dentro del santuario, se Apartó, se fue y se Ahorcó.
18 Los principales sacerdotes, tomando las piezas de plata, dijeron: No es Lícito ponerlas en el tesoro de las ofrendas, porque es precio de sangre.
19 Y habiendo tomado acuerdo, compraron con ellas el campo del Alfarero, para sepultura de los extranjeros.
20 Por eso aquel campo se llama Campo de Sangre, hasta el Día de hoy.Y ellos, al llevarle, tomaron a un tal Simón de Cirene, que Venía del campo, y le pusieron encima la cruz para que la llevase tras Jesús.
22 Le Seguía una gran multitud del pueblo y de mujeres, las cuales lloraban y se lamentaban por él.
23 Pero Jesús, volviéndose hacia ellas, les dijo: Hijas de Jerusalén, no lloréis por Mí, sino llorad por vosotras mismas y por vuestros hijos.
24 Porque he Aquí Vendrán Días en que Dirán: Bienaventuradas las estériles, los vientres que no concibieron y los pechos que no criaron.
25 Entonces Comenzarán a decir a las montañas: ¡Caed sobre nosotros! y a las colinas: ¡Cubridnos!
26 Porque si con el árbol verde hacen estas cosas, ¿qué se Hará con el seco?
27 Llevaban también a otros dos, que eran malhechores, para ser ejecutados con él.Y él Salió llevando su cruz hacia el lugar que se llama de la Calavera, y en hebreo Gólgota.
29 Allí le crucificaron, y con él a otros dos, uno a cada lado, y Jesús estaba en medio.
30 Pilato Escribió y puso sobre la cruz un letrero en el cual fue escrito: JESUS DE NAZARET, REY DE LOS JUDIOS.
31 Entonces muchos de los Judíos leyeron este letrero, porque el lugar donde Jesús fue crucificado estaba cerca de la ciudad, y el letrero estaba escrito en hebreo, en Latín y en griego.
32 Los principales sacerdotes de los Judíos le Decían a Pilato: No escribas: Rey de los Judíos, sino: Este dijo: Soy rey de los Judíos.
33 Pilato Respondió: Lo que he escrito, he escrito.
34 Cuando los soldados crucificaron a Jesús, tomaron los vestidos de él e hicieron cuatro partes, una para cada soldado. Además, tomaron la Túnica, pero la Túnica no Tenía costura; era tejida entera de arriba abajo.
35 Por esto dijeron uno a otro: No la partamos; Más bien echemos suertes sobre ella, para ver de quién Será.Los que pasaban le insultaban, meneando sus cabezas,
37 y diciendo: Tú que derribas el templo y en tres Días lo edificas, ¡Sálvate a ti mismo, si eres Hijo de Dios, y desciende de la cruz!
38 De igual manera, aun los principales sacerdotes junto con los escribas y los ancianos se burlaban de él, y Decían:
39 A otros Salvó; a Sí mismo no se puede salvar. ¿Es rey de Israel? ¡Que descienda ahora de la cruz, y creeremos en él!
40 Ha confiado en Dios. Que lo libre ahora si le quiere, porque dijo: Soy Hijo de Dios.
41 Uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba diciendo: ¿No eres Tú el Cristo? ¡Sálvate a ti mismo y a nosotros!
42 Respondiendo el otro, le Reprendió diciendo: ¿Ni siquiera temes Tú a Dios, estando en la misma Condenación?
43 Nosotros, a la verdad, padecemos con Razón, porque estamos recibiendo lo que merecieron nuestros hechos; pero éste no hizo Ningún mal.
44 Y Jesús Decía: Padre, Perdónalos, porque no saben lo que hacen.Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María esposa de Cleofas y María Magdalena.
46 Cuando Jesús vio a su madre y al Discípulo a quien amaba, de pie junto a ella, dijo a su madre: Mujer, he Ahí tu hijo.
47 Después dijo al Discípulo: He Ahí tu madre. Y desde aquella hora el Discípulo la Recibió en su casa.Como a la hora novena Jesús Exclamó a gran voz diciendo: ¡Elí, Elí! ¿Lama sabactani? que significa: Dios Mío, Dios Mío, ¿por qué me has desamparado?
49 Cuando algunos de los que estaban Allí le oyeron, Decían: Este hombre llama a Elías.
50 Y de inmediato uno de ellos Corrió, Tomó una esponja, la Llenó de vinagre, y poniéndola en una caña, le daba de beber.
51 Pero otros Decían: Deja, veamos si viene Elías a salvarlo.
52 Pero Jesús Clamó otra vez a gran voz y Entregó el Espíritu.
53 Estaban Allí muchas mujeres mirando desde lejos. Ellas Habían seguido a Jesús desde Galilea, sirviéndole.
54 Entre ellas se encontraban María Magdalena, María la madre de Jacobo y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo.
55 Entonces los Judíos, por cuanto era el Día de la Preparación, y para que los cuerpos no quedasen en la cruz en el Sábado (pues era el Gran Sábado), rogaron a Pilato que se les quebrasen las piernas y fuesen quitados.
56 Luego los soldados fueron y quebraron las piernas al primero, y después al otro que Había sido crucificado con él.
57 Pero cuando llegaron a Jesús, como le vieron ya muerto, no le quebraron las piernas;
58 pero uno de los soldados le Abrió el costado con una lanza, y Salió al instante sangre y agua.
59 Después de esto, José de Arimatea, que era Discípulo de Jesús, aunque en secreto por miedo a los Judíos, Pidió a Pilato que le permitiese quitar el cuerpo de Jesús. Pilato se lo Permitió. Por tanto, él fue y Llevó su cuerpo.
60 También Nicodemo, que al principio Había venido a Jesús de noche, fue llevando un compuesto de mirra y áloes, como cien libras.
61 Tomaron, pues, el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en lienzos con las especias, de acuerdo con la costumbre Judía de sepultar.
62 En el lugar donde Había sido crucificado Había un huerto, y en el huerto Había un sepulcro nuevo, en el cual Todavía no se Había puesto a nadie.
63 Allí pusieron a Jesús,
64 y luego hizo rodar una gran piedra a la entrada del sepulcro, y se fue.