Como si todo fuera parte de un destino que conoce de antemano que es lo que pasará en mi vida en el instante previo a que pase, he encontrado un cigarro, y justo dónde busqué creyendo que no habría. Justo dónde se guardan los cigarros.
Acompañado de mi eterna compañera e vuelos, me dispongo a no decir nada en esta página, la tarea parece más difícil que todas las cosas que he escrito antes. Quizás por que estaba casi dispuesto a hacer esfuerzos sobrehumanos para escribir algo. Pero ya no hay nada que escribir, ahora hay tabaco y mi cerveza se encuentra en su punto.
Si apelo a la inspiración no encuentro nada, si hago la terapia de solo escribir entonces…….. pero bueno, haré como Ayala en El hechizado y diré mucho sobre nada.
Espacios vacíos pueblan mi mente y las manos tratan de hacer de esto una historia, que sin tener principio lógico, van creando un texto que casi no vale la pena de ser leído. Pero ahí quizás está la magia de escribir, pues siempre será algo hecho por mis manos que, de cualquier forma, representará lo que siento ahora.
Me siento un poco cansado, la vida se ha vuelto de pronto aburrida, y es un sentimiento que vengo experimentando hace muchos segundos, quizás esté viejo para estos juegos, o quizás esté ya muy joven, quién sabe.. solo sé que la falta de cigarros me ha hecho escribir sin noción de lo que hacía… ¿no es bello?
Cuando yo vivía en mi pieza de atrás, la vida era solo un día, el hoy, no habían muchas cosas en las que pensar. No había nada que me hiciera vislumbrar un futuro, aparte del hoy, y sin embargo estoy viviendo ahora. El mundo no ha parado ni se ha detenido un instante para saber si estoy aún acá.
Mi pieza de atrás era la más fea de todas, no tenía vida, y por lo mismo, el hecho de estar llena de cosas muertas la hacía especial. Casi toda mi vida estaba escrita en las paredes pero con una pintura que se desvanecía al contacto, por lo que cada cosa que ahí se dibujaba, desaparecía casi al contacto de los ojos.
Valla cuarto, la cama no fue hecha más que en unas pocas oportunidades que mi madre entró sin mi permiso, y desordeno todo mi orden caótico. La pieza fue remodelada tres millones de veces, y solo quedo perfecta el día en que me fui. Las nostalgias y recuerdos que en ella dejé aún están allí, y creo que en algunas noches de luna llena se siente el clamor de las paredes que llaman a su parte de arena que falta. Yo también las llamo desde lejos.
He escuchado que las paredes rechazan toda nueva pintura y cualquier clase de papel mural, dejan de lado las reglas de la buena conducta para, al cabo de algunas semanas, volver al estado original de manchas, e incluso del olor que aún se aloja en mi mente durante las noches de sueño que aún me visitan. Es seguro que esas paredes no se irán al cielo de los muros, ya que nunca han seguido las reglas que dicta la constitución de las murallas.
Estoy seguro que todo se trata de un gran mal entendido. Ya que quizás lo que pasa es que aún sigo viviendo en aquel cuarto, y soy yo mismo quien repinta y redecora las paredes con su original noestilo.
Tal vez sea solo que no he vivido más, y ahora me encuentro muerto y solo vivo en los recuerdos. Así, si pienso más allá, me doy cuenta de que hay algo aún que me recuerda, y eso es mi pieza de atrás.
Entre pausa y pausa en que mi boca se llena de cerveza, y mis pulmones de humo, veo con mayor claridad que la realidad no es más que sueños, ya que como podría sino, llamarse a ese hecho que me permite volver a cada instante a vivir esos momentos de profunda emoción.
Una vez más vuelve mi constante pregunta, saber si vivo en sueños o sueño mi vida. Vivo para soñar, o sueño para vivir? ¿es esto la vida, o soy sólo un sueño de mis sueños reales? Nunca tendré la respuesta. Solo sé que nada es seguro, ni el tiempo, ni la muerte. Y quizás mañana despierte.
Ya estoy muy cansado de escribir, así que es mejor que me valla a despertar a mi mundo real, buenas noches…