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COMENTARIO DE CONTRACARÁTULA

Peripecias guerrilleras, pasmosas venganzas, cacerías de fiera, visiones real-maravillosas, amores disolutos y los más sutiles y controvertidos sentimientos hechos aventuras y riesgos, deslumbran y estremecen en estos apasionantes relatos. Comprometen al lector al registrar vastos y disímiles sectores de la intrincada realidad peruana, invitando a reflexión, merced a la versatilidad y la eficaz verosimilitud de la prosa.

Por las sutilezas sicológicas rociadas de humor negro en "Ofrenda para tu retrato", donde un nieto asesina a la abuela; y el magnífico equilibrio realista en "Escarmiento", donde los guerrilleros acometen ajusticiamiento en una campesina, los antologadores no sólo del cuento peruano sino también hispanoamericano obtendrán con estos dos relatos, por ejemplo, dos definitivas, hermosas opciones. (Cronwell Jara Jiménez)


NO ES CUENTO (escribe Arturo Corcuera)

   Estoy por creer que la nueva narrativa se lleva de encuentro a la nueva poesía. He leído últimamente libros de varios jóvenes que prestigian el género del cuento en la literatura peruana. Ahora veo surgir un nuevo nombre: Dante Castro Arrasco, quien acaba de soltar su Otorongo (y otros cuentos), libro que contiene por lo menos dos relatos que muy bien podrían anidar cómodamente en la más exigente antología de la narrativa latinoamericana última.
   Ojalá que este chalaco de audaz imaginación y palabra certera profundice en la carrera de las letras y abandone de una vez por todas sus estudios de Derecho, profesión donde se han perdido -como lo anota Gonzáles Prada- tantos buenos talentos literarios.

En: “La Quinta Espada”, revista VISIÓN PERUANA, Lima, 18 de mayo de 1986


OTORONGO

“Otorongo y otros cuentos” representa el primer intento narrativo del novel autor Dante Castro Arrasco. Nacido en el Callao (1959) estudia Derecho en la Universidad Católica y Literatura en la UNMSM.

Perú no es sólo Lima. Dante Castro tiene la virtud de conocer ampliamente el territorio selvático y las
vivencias de sus colonos, vivencias alucinantes reflejadas en “Uturunku”, “Venadito blanco” y “Cómo cazar a la raposa”; teniendo todos ellos secuelas fantásticas. “Maña de indio, treta de guerrillero” y “Escarmiento”, contemplan situaciones de lucha subversiva en diferentes momentos históricos, siendo el primero más logrado y sólido que el segundo. “Cara mujer” retrata ágilmente el mundo marginal a través de las peripecias de una pareja. Mientras que “Ofrenda para tu retrato” es el texto que ahonda con mayor profundidad en los caracteres sicológicos.

Sin utilizar mayores recursos técnicos, Dante Castro logra interesantes esbozos, armando adecuadamente la estructura de sus cuentos y amalgamándolos a la ductilidad de su prosa. Por otro lado, inserta al lector dentro de la compleja realidad social peruana, no sólo utilizando hábilmente a sus personajes, sino por medio de temas tabú (por ignorancia y prejuicios) como el incesto en pueblos jóvenes.

Buena entrega que deberá confirmarse y superarse en los próximos libros de Castro.

En: Cultural/Libros, EL NUEVO DIARIO, Lima, 24 de mayo de 1986


JOVEN NARRADOR

   Un nuevo narrador irrumpe en el escenario de las letras peruanas: Dante Castro Arrasco, chalaco, de 27 años de edad y es estudiante de Derecho de la Universidad Católica. Su libro se titula: Otorongo, conjunto de cuentos de variada temática que “deslumbran y estremecen” como lo señala acertadamente Cronwell Jara en el prólogo.

   Desde las primeras páginas  el lector se sentirá comprometido con el buen cantar de este escritor que habla de “peripecias guerrilleras, pasmosas venganzas, cacerías de fieras, visiones real-maravillosas, amores disolutos y los más sutiles y controvertidos sentimientos, hechos aventuras y riesgos”.

   En suma, un buen libro de un joven con verdadero talento.

En: Cultural, diario HOY, Lima, jueves 22 de mayo de 1986


A PROPOSITO DE UN PRIMER LIBRO  (escribe Ana María Gazzolo)

    La mala costumbre de fabricar antologías en nuestro país está creando la tendencia a pensar que un autor se justifica por un cuento o por uno o dos poemas que merezcan un rincón en una antología; y, además, antologable se considera equivalente de bueno y si a eso añadimos nuestra natural inclinación a generalizar, entonces un cuento o un poema antologables extenderán su bondad a toda la obra de un escritor, ya sea ésta menuda o abundante. Las antologías, o las menciones de carácter antológico, parecen haberse arrogado la facultad de instituir un nombre, y con un acierto solo, no se justifica una voz.
    Este discurso surge de la lectura de la contracarátula del libro de cuentos “Otorongo” de Dante Castro
Arrasco, y no se crea que éste será un comentario de contracarátula. Tengo entendido que esta es la primera entrega de un joven narrador y ya se proponen dos de los ocho títulos de este libro como susceptibles de ser antologados a nivel hispanoamericano; cómo es posible que no se advierta que una afirmación semejante crea espectativas falsas en un escritor que se inicia y cuyas páginas no tolerarían la comparación con las mejores en lengua española. Dejémoslo madurar sin la responsabilidad de tener que ser digno de antologías (aunque sí responsable), dejémoslo avanzar sin premuras de triunfo.
    “Otorongo” es aún un libro inmaduro, del cual sólo uno de los cuentos guarda cierto interés, me refiero a “Ofrenda para tu retrato”, en el que Castro Arrasco consigue revelar acertadamente los sentimientos del
personaje, fluctuantes entre el resentimiento y la crueldad. En él hay mayor autenticidad a nivel narrativo y su resultado es convincente, pero de ningún modo el hecho de estar mejor logrado lo coloca a la altura de los mejores de Hispanoamérica. Al destacarlo, me interesa señalarle al autor una línea de trabajo que debería explotar más a fondo.
   Los cuentos que tienen como escenario la selva dejan entrever un conocimiento parcial del entorno, y más bien aquella parece ser un pretexto paisajista; quizá la narración no cuaje plenamente porque el ambiente natural no ha sido asumido realmente, se le observa desde afuera, cuando lo que se quiere es presentarlo desde adentro.
   La mayoría de relatos tienen carácter episódico y están fundamentados en escenas más que en historias. Le hace falta a Dante Castro trabajar con paciencia el lenguaje y la estructura de sus narraciones, darles en suma un más firme sustento literario.

En: Culturales/Libros, diario EL COMERCIO, Lima, domingo 15 de junio de 1986


OTORONGO

Una de las vertientes de la literatura peruana que tiene especial fascinación para nuestros escritores es el cuento, género en el que Dante Castro Arrasco da seguros primeros pasos con su libro “Otorongo”. Nacido en el Callao, estudiante de Derecho y Ciencias Políticas en la Pontificia Universidad Católica y Literatura en San Marcos, el novel escritor ha reunido en su primer libro cuentos que abordan el tema citadino y el rural a la vez que el carácter sicológico. En este aspecto merece especial atención “Ofrenda para tu retrato”, un relato que descubre su vena literaria y que hace abrigar espectativas por su trabajo futuro. En “Otorongo” se incluye además un cuento breve pero estremecedor; su título: “Escarmiento” y es una suerte de testimonio literario sobre la insurgencia de Sendero Luminoso en los andes de Ayacucho.
En : Por amor al arte, revista GENTE, Lima, 04 de julio de 1986


OTORONGO Y OTROS CUENTOS (escribe Benjamín Gutierrez)

Hace varias semanas, tal vez meses, recibí la visita y el libro de Dante Castro Arrasco, poco antes de su
presentación en el INC. Por esas cosas del quehacer cotidiano y la supervivencia que nos roba el tiempo a la lectura, no di cuenta oportuna.
Otorongo y otros cuentos, primer libro de Dante Castro Arrasco, fue editado en abril de este año. Incluye ocho cuentos escritos entre 1977 y 1985.
Como todos los que se inician en la escritura, Dante Castro recibió influencia de dos de sus profesores de
colegio, como nos cuenta en la presentación, quienes artesanalmente trataban de difundir la literatura en las aulas escolares evadiendo una serie de obstáculos. Una influencia más bien indirecta pero eficaz, pues hizo que Dante Castro tomara conciencia de las posibilidades de la literatura. En realidad, una dosis de valentía necesaria para caminar por los senderos de la escritura, de la creación, alejándose muchas veces con estrategia del smog cotidiano.
Pero hay también las otras influencias, aquellas que todos con mayor o menor intensidad experimentan, las vivenciales, y aquellas recogidas fruto de las lecturas literarias. Y para el autor de este libro, dentro de las vivenciales destacan tres personas que le hicieron conocer la selva en “noches de cuentos y de ayahuasca”. Los cuentos titulados “Uturunku”, “Venadito blanco” y “Cómo cazar a la raposa”, están ambientados en la selva y de ellos destaca el primero.
El primer cuento “Ofrenda para tu retrato”, quizás sea el más logrado de todos y en donde asoma la versatilidad y la prosa corrida de Proust, aunque el desarrollo del tema sea un poco forzado y el sadismo del nieto que asesina a su abuela muy exigente.
En suma, a lo largo de este libro, se puede notar o podemos ver a Dante Castro con mayores posibilidades, pues es evidente el manejo de la prosa con propiedad. Ahora que en nuestro país se escribe, quizás más que antes, cuentos y narraciones cortas, Otorongo y otros cuentos no viene sino a confirmar el halo creador de nuevos valores.
Otorongo y otros cuentos , ya circula con éxito en nuestro medio y Dante Castro, que estudia literatura en San Marcos, tiene otros proyectos.

En: “Por los cuatro suyos”, diario EXPRESO, Lima, 12 de agosto de 1986.


SOBRE OTORONGO:

Entre los narradores jóvenes, Castro Arrasco sobresale por el conocimiento integral que posee de las tres grandes regiones del Perú: selva, sierra y costa.  En Otorongo, los relatos pares están ambientados en la selva, y los impares en la costa chalaca (el primero y el tercero) o en la sierra convulsionada por enfrentamientos guerrilleros del pasado -entre caceristas, iglesistas y pierolistas- (el quinto) o por la subversión de los últimos años (el séptimo).  Las creencias real-maravillosas y la tradición oral,
con una hábil recreación del humor de los narradores del pueblo, campean en las páginas amazónicas.  En cambio, los conflictos familiares y sentimentales, cargados de alienación psicológica y aliento sublevante contra los lazos opresivos a nivel personal, alimentan los textos chalacos; mientras que la dimensión política e ideológica, vista a una escala extensiva a la sociedad peruana, constituye el meollo de las historias andinas.
(Ricardo Gonzáles Vigil.  En: “El cuento peruano 1980-1989” ; antología ; Ediciones COPE, Lima 1997)