COMENTARIOS A LA OBRA DE ZELIDETH CHÁVEZ
ALUMBRAMIENTO VERBAL EN LOS 90
Lady Rojas - Trempe; en: "Escritoras Peruanas: signos y pláticas"
ZELIDETH CHÁVEZ CUENTAS.- De los ocho cuentos del libro Mujeres de pies descalzos (1996) de Zelideth Chávez he escogido "Anatañani" y "Una rendija para escapar", relatos de corte realista que enmarcan los espacios serranos y costeños en donde se mueven sus personajes. En el primero, una narradora intradiegética en primera personas singular y plural que se implica en la trama de los acontecimientos, recrea un incidente infantil vivido en un pueblo perdido entre Perú y Bolivia. El segundo lo cuenta un narrados heterodiegético en tercera persona singular que simpatiza con la adolescente protagonista, Sol, a punto de convertirla en paradigma de la condición femenina sometida. Ambos títulos sugerentes proporcionan pistas de comprensión de la diégesis; el primero es un término en lengua aimará que significa jugamos y sirve de puente comunicacional entre los niños de una comunidad provinciana y la niña Pochita que llega con sus padres de la capital. "Una rendija para escapar" apunta la situación opresiva del personaje adolescente y su deseo de huir de la clínica.
Chávez adopta en "Anatañani" la orientación neo-indigenista muy asentada en la narrativa peruana para contrastar dos realidades opuestas y retoma al indio como sujeto observado de una rica cosmogonía andina, en la que el discurso juega un papel de primera importancia para manifestar su diferencia. El conflicto dramático traduce la ignorancia de la citadina Pochita y su imposibilidad de hablar aimará, lo que le acarrea la soledad y una pesadilla que agudiza su desamparo.
En "Anatañani" destacan dos niveles narrativos: el discurso o la enunciación de la narradora y la perspectiva visual y subjetiva de la niña. en cuanto ésta se apropia oralmente de la clave aimará y descifra sus sentidos, también empieza a asimilar los códigos culturales de una nueva realidad que hasta ese momento le era ajena. De ahí el aliento mágico que infunde al hecho de expresarse en la lengua de los nativos, de intercambiar oralmente y de iniciarse a comprender uno de los tantos universos peruanos marginalizados porque la mayoría de los habitantes mestizos, al desconocer su sistema lingüístico, desentiende también las diversas manifestaciones de su cultura, sus modos de pensar y de actuar.
Resulta interesante el punto de vista infantil de Pochita que durante su viaje de la ciudad al campo percibe nuevos lugares, objetos, personas y gestos y los va comparando y contrastando a los de su humilde medio limeño. Su preferencia por el mundo agrario, a pesar de la pobreza que delatan los pies descalzos de los niños, se nota en las escenas descriptivas del medio ambiente que privilegian la luminosidad y los sonidos naturales de animales y personas. En claro contraste se asocia a la ciudad con el desasosiego de los padres sin trabajo y con la bulla de los medios de transporte. Los diminutivos también corroboran la función emotiva del lenguaje poniendo la fuerza en la belleza "del vallecito serrano" o de la "mantita negra prendida al pecho". El maravillamiento de Pochita se intensifica al final del relato con la reiterada concepción primitiva del lenguaje como de un acto milagroso y ritual que le permite al sujeto narrador sentirse miembro de ese universo mágico. Resulta interesante que el animismo y el pensamiento intuitivo de la niña la inviten a creer que el hecho de saber un verbo le permite acceder y participar de otra cosmogonía.
Mientras que el cielo serrano de la comunidad Umuchi sirve a la niña como horizonte lúdico, en el relato "Una rendija para escapar" el personaje Sol "en vano busca en el cielo raso una rendija para escapar". La composición simple de la narración en seis párrafos permite que confluya la temporalidad de la historia con la del discurso en general, salvo en la quinta estrofa, verdadero detonador de sentido que da un salto al pasado y revela el origen de la acción dramática.
El léxico negativo del primer párrafo y los toques descriptivos del ambiente carcelario subrayan la violencia externa y la sensación de impotencia de la protagonista ante los adultos. También contrastan con la metáfora "una rosa en botón" y con el nombre Rosa del segundo párrafo. En el tercero, el narrador omnisciente completa el retrato de la adolescente y anuncia el conflicto principal: Sol está atada a una camilla en el consultorio de un ginecólogo. En el cuarto párrafo se focaliza la vestimenta y la postura de los cuatro personajes presentes. Mediante la sinécdoque del mandil y de los guantes se retrata al ginecólogo como si fuera un robot que cumple de pie su tarea médica. La paciente sufre echada "sobre el potro de tormentos" expresando la angustia del sujeto desnudo frente a sus padres nerviosos pero distantes.
La perspectiva visual y sensorial de Sol en el Cuarto y quinto párrafos revela la tensión narrativa que se produce cuando siente que su cuerpo, "una rosa en botón", en lugar de ser acariciado o tomado con cuidado, es casi violado por "unos dedos fríos, duros como tenazas", y desea "desclavarse, huir, volatilizarse". Para realizar su anhelo acude a la memoria, única "rendija para escapar" del sitio en donde la humillan sus padres y el doctor. Sol da indicios del por qué de su posición de paciente cuando evoca el primer encuentro amoroso e inocente con su amigo que transcurre en medio de un espectáculo marino, abierto y pacífico, pero sobrecogedor. El tiempo presente discursivo de la descripción y de la narración enfatizan por un momento la fuerza del recuerdo, aunque el modo subjuntivo y el futuro resten eficacia narrativa a lo contado. El paso brutal del mundo imaginario a la clínica vuelve más dura la realidad de Sol, pero encuentra un desenlace favorable cuando en el último párrafo el médico le confirma su virginidad.
El tema de la sexualidad femenina y la percepción del cuerpo joven que también recuperan filones de los 80 son muy abordados por las escritoras peruanas y latinoamericanas en todos los géneros literarios. Chávez recrea una experiencia traumática, violenta y dramática y pone el énfasis en el tabú sexual, en el sometimiento milenario de la mujer y en su falta de comunicación y/o de independencia frente a los padres. Lamentablemente un narrador un poco ingenuo deja permear su posición y comenta: "Es sólo una mujer, una joven, desde siglos está sentenciada a someterse y esperar"; quitando así vigor al suceso porque interrumpe la fluidez del drama central de Sol y duda de la capacidad del lector para sacar sus propias conclusiones.
Creo que a todos los humanos y humanas nos subyuga la posibilidad de trascender el tiempo, el espacio, hacernos querer, sorprender a los demás, transmitir emociones, compartir secretos, angustias, recuerdos, y sobre todo comunicarnos con nuestros congéneres. Esto y mucho más es la literatura para mí.
Lady Rojas-Trempe: La narrativa peruana tiene una larga tradición, sin embargo son pocas las escritoras que publican. ¿Piensas que es porque las mujeres prefieren el género lírico o porque hay menos interesadas en un género que requiere más tiempo libre, o porque las dificultades son mayores para que las editoriales acepten sus trabajos creativos?
Zelideth Chávez: La ausencia de una representación más voluminosa de escritoras publicadas, está sesgada por las tres razones que mencionas, hay más poetas que narradoras. Las mujeres siempre tenemos menos tiempo para nosotras mismas, para invertirlo en lo que nos complace. También es muy evidente que las editoriales publican a las muy reconocidas. Las que recién nos estamos iniciando, tanto narradoras como poetas, debemos realizar esfuerzos colectivos o personales para poder publicar. Yo he publicado en ambas formas, primero con mi Taller de Narrativa Anillo de Moebius, publicamos libros de cuentos, prorrateando los gastos, así también hacen otros grupos.
LR-T: Se que has comenzado a escribir movida por un Concurso literario de cuentos para Mujeres, convocado por Flora Tristán y que de ese impulso te nació la necesidad de continuar. ¿Crees que otras mujeres de tu edad se encuentran en tu misma situación? ¿A qué piensas que se deba dicho fenómeno? ¿Un concurso les facilita afirmarse, publicar y hacer la distribución de los libros?.
ZCh: Un concurso con la especificidad del que mencionamos, nos da la confianza de que vamos a ser tratadas como iguales, nos brinda mayor liberad para explayarnos, sin importar mucho ganar, basta con participar. Este fenómeno se debe a la situación de opresión que todavía confrontamos las mujeres, en países tan patriarcales y machistas como el nuestro. Esta situación nos enfrenta a problemas de falta de tiempo, de espacio, de conocimientos. Los concursos conceden la afirmación, generan el impulso, pero la publicación y distribución, son otros aspectos del problema, que no los resuelve un concurso. Conozco a una mujer que tiene una buena creación, pero no tiene la independencia económica necesaria, el marido jamás lo permitiría, ni mucho menos alentaría la publicación de sus cuentos. Otras mujeres de mi edad, seguramente tienen mucho que narrar, pero primero tendrían que pasar por un proceso de autovaloración.
LR-T: He leído los nueve cuentos que comprenden tus Mujeres de pies descalzos que publicó la casa editorial Arteidea en 1996 y sé que ha tenido buena acogida de la crítica. ¿Podrías mencionar la promoción, difusión y la crítica que ha tenido?
ZCh: Esta pregunta conduce a una aclaración: yo contraté los servicios de Arteidea Editores para la edición; organicé la presentación del libro; invité (enviando un ejemplar) a gran parte de los medios de comunicación: prensa, radio y televisión, el Diario "El Comercio" me hizo una entrevista; el periodista y crítico trujillano Diómedes Morales Salazar, publicó una crítica muy gratificante en el Diario "La Industria" de esa ciudad; programas de género de dos universidades de Puerto Rico y la Argentina, han solicitado ejemplares al editor; instituciones amigas como Flora Tristán, el CENDOC, y una Cooperativa de la que soy socia, me han comprado varios ejemplares. También he distribuido algunos ejemplares en librerías, más con la intención de que se exhiban. Finalmente, la publicista y vendedora más eficiente soy yo misma. Esto me satisface. LR-T: Con respecto a las dos secciones del libro, estoy de acuerdo con Mariella Sala, quien hace la presentación del mismo, en que el lector se deja subyugar mejor por los tres relatos "La Merciquita", "Anatañani" y "En el centro de la borrasca" que componen la primera sección llamada "Mujeres de pies descalzos". El cosmos puneño en el que se desenvuelven las acciones, el tono autobiográfico, la perspectiva de las niñas o púberes, la orfandad biológica pero también cultural y el destino implacable que cancela con mucho determinismo un posible futuro sirven como pautas para una interpretación social y política. Sin embargo la complicidad de otra niña que se hará testigo hasta su edad adulta, nos alienta a pensar que la literatura puede darnos a conocer una realidad terriblemente injusta e inhumana. ¿Era el propósito literario que habías previsto?
ZCh: Considerando que vivimos, permanentemente, una realidad injusta e inhumana, en unos países más que en otros, pienso, coincidiendo con otros escritores, que la literatura va más allá del discurso político, del panfleto partidario, porque tiene la magia, no sólo de hacer conocer los problemas, sino de hacerlos vivir, porque pone al lector en el centro de la situación, logra que sufra y se emocione con el drama de los desamparados, de los desposeídos. No previne este propósito, resultó así, naturalmente.
LR-T: En "La Merciquita" abordas con mucha profundidad el desamparo de una doméstica indígena que como paradigma de las empleadas en general, es transplantada de un mundo andino a un cosmos completamente mestizo. Ni la lengua, ni las costumbres, ni las supersticiones, ni los códigos socio-culturales son los mismo; de ahí el choque terrible y dramático que produce en los personajes. José María Arguedas también nos hace vibrar en sus narraciones mediante esa lucha desigual. ¿De qué manera te sitúas con relación a una literatura más bien realista que se inspira en los recuerdos?
ZCh: Mi creación literaria, hasta ahora, ha ahondado solamente recuerdos, vivencias, experiencias propias y ajenas, es lo que tenía más a la mano, y también, porque no obstante de estar tan cerca el inicio del nuevo siglo, todavía las diferencias económicas y sociales son tan fuertes, que convivimos permanentemente con la injusticia. Las(os) latinoamericanas(os) no tenemos necesidad de abordar sesudos temas psicoanalíticos, porque donde dirijamos una mirada profunda y sensible encontraremos temas literarios, tenemos constantemente al frente a la realidad real maravillosa. Además, los cambios culturales nunca van a la par que los cambios tecnológicos, generando innumerables dramas en culturas tradicionales como las nuestras. Creo que por mucho que se haya escrito, todavía tenemos gran diversidad de material sobre estos puntos.
LR-T: El lenguaje aimará, a partir del cual el personaje urbano de la niña de "Anatañani" logra contactarse con los niños de un pueblo fronterizo, desencadena uno de los conflictos existenciales para los peruanos que han heredado una cultura indígena. La falta de comunicación por el desconocimiento del quechua o el aimará sigue siendo una barrera que parece infranqueable en Perú. Arguedas en su época había propuesto una reforma educativa bilingüe que respondiera a las necesidades de los indígenas. En tu relato de manera artesanal y admirable los niños logran aplicar un código lingüístico que los ayuda a romper las fronteras culturales y los acerca humanamente. ¿De qué forma tú que vienes de Puno has experimentado dicho conflicto?
ZCh: La confrontación de problemas de incomunicación que origina el ignorar la lengua de la cultura dominante, no ha sido personal, más bien observada. Al campesino(a) que no sabe castellano se le considera bruto, incivilizado, y al llegar a la ciudad de mestizos, ocupará siempre los estratos más bajos de la escala social, sea cual fuere su rango. Ahora existen menos aimará y quechua-hablantes, pero los pocos que quedan se sentirán mucho más marginados, en una época que camina hacia la globalización cultural. En "Anatañani" quería simbolizar la sabiduría de los niños que rompe cualquier situación provocada por las diferencias culturales y sociales.
LR-T: "En el centro de la borrasca" planteas un problema social y nacional en Perú, que se ha agudizado desde la década de los ochenta: el de la violación de Consicha, una joven de 15 años, parece por parte de los guerrilleros que, en tu cuento, la partera llama "encapuchados". Al concluir la lectura del texto detestamos más al padre de la pastora, un borracho que no parece ser sensible al sufrimiento de su hija. ¿Era voluntaria esa alusión final y sesgada de los verdaderos responsables del desamparo de la mujer? O ¿deseabas que se supiera al mismo nivel a los personajes machistas y abusivos?
ZCh: "En el centro de la borrasca", surge a partir de una anécdota que me relató una amiga médica en Tarapoto, al preguntarle en su consulta a una campesina sobre quién era el padre de su hijo, ella le respondió: "es hijo de encapuchado, doctorcita". La intención del cuento es hacer evidente la situación que han vivido los campesinos(as), los años del terrorismo, estaban siempre en medio de dos fuegos. El violador pudo haber sido un terrorista o un soldado, ambos se presentaban encapuchados. En los primeros párrafos, doy datos para conducir al lector a percibir esa situación. Fue involuntario poner al mismo nivel a los personajes machistas.
LR-T: Para la segunda sección de tu libro tomas el título de un bolero "Quien sepa de amores que calle y comprenda...", que de plano nos sitúa en la temática sentimental de los personajes femeninos. Cada uno de ellos despierta a una realidad que tiene que ver con la percepción de los adultos sobre la sexualidad de las mujeres. En "Ora pronobis" es demasiado evidente la intertextualidad que has tejido con el cuento de Doris Moromisato. Por eso va mi pregunta: ¿qué querías aportar con el tuyo? En ambos el ambiente escolar no favorece que las jóvenes afirmen su orientación sexual y ambas lo hacen mediante la escritura. En el tuyo se vuelve irónico que el curso que el curso sea de anatomía, que la profesora sea una monja y que enseñe a ocultar el cuerpo y sus instintos.
ZCh: "Ora Pronobis" trata de ser una protesta contra la enseñanza pacata, la hipocresía de las monjas, la ignorancia en que se mantenía a la adolescencia, en todo lo concerniente al sexo, en las décadas antes del 60-70. Efectivamente, está inspirado en el cuento de Doris Moromisato, que tú conoces, hablé con ella al respecto y también lo mencioné en una lectura de cuentos. La única forma que encontré para hacer pública esta relación es haber colocado como epígrafe, uno de los párrafos más bellos de ese cuento.
LR-T: La dependencia de los hijos con respecto de los padres y viceversa se retoma nuevamente en "Una rendija para escapar" y en "Quien sepa de amores que calle y comprenda..." En ambos se señala la verticalidad de los padres, su incomprensión y su severidad para con sus propias hijas. Se expresa también la ignorancia y los tabúes respecto de la sexualidad. ¿Por qué tu personaje no se rebela en contra del escudriño de la virginidad por parte de los padres y del doctor? ¿A qué se debe la inmovilidad de Elena cuando le prohíben ver al enamorado? ¿No te parece que la literatura tradicional nos ha llenado las páginas con personajes femeninos demasiado pasivos y que necesitamos otras imágenes más innovadoras? Esta apreciación va también para la protagonista desilusionada y solitaria de "Cinco años después" que a pesar de ser profesional e independiente financieramente sigue soñando con un príncipe azul.
ZCh: Los personajes de la segunda parte son estereotipos de los años 50-60, por eso todas las mujeres son pasivas. He escrito sobre esos personajes porque considero que son parte de nuestra historia. Si apreciamos que el cuento o la novela son el discurso de la realidad, esas imágenes deben quedar consignadas, porque la literatura es también otra forma de hacer historia. "Una rendija..." es también una denuncia de ese trato abusivo que se daba en esa época y que tal vez sigue existiendo. "Cinco años..." es más bien la historia de un amor que se transforma en desamor. No fue mi propuesta mostrar mujeres pasivas, esos personajes corresponden a un tiempo en que las mujeres teníamos que ser dóciles, buenas, sufridas. Tal vez porque son vivencias tan cercanas, han fluido en forma inconsciente. Coincido contigo en que necesitamos imágenes renovadoras, lo tendré muy en cuenta.
LR-T: Finalmente en "Sucedió en abril" la intempestiva acción guerrillera en un centro de trabajo, pone a prueba la osadía varonil de Lizardo Paredes, un empleado mediocre, que perderá una a una las oportunidades de liberarse de la madre, de ser padre y de salvar de la muerte a Castrito. ¿Quién es Fernando?
ZCh: Por el minucioso análisis que has hecho de mis cuentos, recién he detectado el craso error cometido, poner Fernando en vez de Lizardo, lo siento.
LR-T: A partir de tus cuentos ¿qué es la literatura para tí, a qué narradores admiras y por qué, quiénes han influido en tí además de Viviana Mellet y de Moromisato?
ZCh: Creo que a todos los humanos y humanas nos subyuga la posibilidad de trascender el tiempo, el espacio, hacernos querer, sorprender a los demás, transmitir emociones, compartir secretos, angustias, recuerdos, y sobre todo comunicarnos con nuestros congéneres. Esto y mucho más es la literatura para mí. Cuando se hace literatura, se aprende a leer analíticamente; así, de cada buen narrador o narradora he ido aprendiendo algo o mucho. Admiro en general aquéllos(as) que logran comunicarse bien con el lector, a los que llegan a conmover al lector con la pulcritud de su lenguaje. Respecto a los(as) autores(as) clásicos, a los del boom latinoamericano, me gustan mucho: García Márquez y Vargas Llosa. Otros son: Isabel Allende, Alfredo Bryce, Rosario Castellanos, Pilar Dughi y Oswaldo Reynoso, entre muchos. Los admiro porque han podido llegar a ser los(as) mejores.
"Mujeres de pies descalzos" Cuentos de niñas, adolescentes, campesinas... El Comercio Lima 08-02-97
Zelideth Chávez, antropóloga, acaba de publicar "Mujeres de los pies descalzos", un libro de cuentos que ha dividido en dos partes. La primera habla de niñas, adolescentes, campesinas, una temática andina ambientada en Puno. La segunda parte, "Quien sepa de amores que calle y comprenda", letras de un bolero, gira en torno al amor. El último cuento trata sobre los años de violencia.
Este es el primer libro individual que publica Chávez. Antes, con el Taller de Narrativa Anillo de Moebius, del que es fundadora e integrante, participó en dos libros colectivos, "Historias de miércoles" (1994) y "Nudos y desnudos" (1995).
"Mujeres...", de Arteidea Editores, sin ser autobigráfica, "está basada en vivencias de mi infancia pues soy puneña y en mis conocimientos como antropóloga de la cultura del Altiplano. Aunque vivo más de 25 años en Lima, me siento muy unida a mi terruño".
Dos de sus personajes son niñas campesinas que, según la autora, "son un simbolismo del anhelo de libertad presente en todas las mujeres" . ¿Acaso le falta libertad? el preguntamos. "Tenemos limitaciones, el sistema nos había puesto en una situación de seres de segunda categoría. Había una opresión mucho más fuerte que felizmente se rompe ahora. Pero las mujeres hemos sido y todavía seguimos siendo en muchos sectores seres oprimidos, todavía hay un machismo muy fuerte, un sistema patriarcal. Lo que más me disgusta es que los hombres se consideran superiores a la mujer solamente por el hecho de ser tales". Escribir era un proyecto que Zelideth tenía guardado hace mucho tiempo. "Hace seis años, con motivo del primer concurso convocado por Flora Tristán, me animé a escribir un cuento, que por cierto fue pésimo, pero a partir de ese intento comencé a estudiar en talleres, seminarios, lecturas hasta que el 92 conformamos el Taller". Entonces comenzaron a surgir los cuentos y cuando vió que había escrito cierto número comenzó a pensar en la posibilidad de publicarlos. "No los escribí para guardarlos en un escritorio. Hice un esfuerzo económico y ya tengo el resultado. Soy consciente que no es un trabajo terminado. Voy a seguir aprendiendo e investigando".
De "Mujeres de Pies Descalzos", que se acaba de presentar en la librería El Portal de Barranco, se han impreso 700 ejemplares.
LOS CUENTOS DE ZELIDETH .- Nuevo Norte, Trujillo 17-04-97
Por: Diómedes Morales Salazar
Entre los veinte libros que lleva publicados Arteidea Editores, está "Mujeres de pies descalzos", primer libro de cuentos de la antropóloga y feminista puneña Zelideth Chávez, a quien ya conocía a través de su relato publicado en "Nudos y desnudos", la primera colección del Taller de Narrativa Anillos de Moebius, al cual pertenece junto a otras escritoras.
"Mujeres de pies descalzos" está compuesto de ocho cuentos, dividido en dos partes. Los tres primeros pertenecen a la sección que da título al libro y son "La Merciquita", "Anatañani" y "En el centro de la borrasca". Los cinco restantes integran la colección "Quien sepa de amores que calle y comprenda", que es el título de uno de los cuentos. Los demás se llaman "Ora pronobis", "Una rendija para escapar", "Cinco años después" y "Sucedió en abril".
La prologuista Mariella Sala dice de "Mujeres de pies descalzos" que "el sugerente título presenta bien las heroínas de los relatos de Zelideth Chávez: niñas campesinas, adolescentes rebeldes, mujeres que se debaten entre la soledad y el ansia de vivir". Y es cierto; pero además los cuentos trasgreden los límites de la realidad y la fantasía, y al mezclarse una y otra se sirven entre sí, a tal punto que el lector no sabe bien si este realismo fantástico procede de la realidad o de la imaginación de la autora, pues hay mucho de ello en sus recuerdos de infancia.
"Algunos de los cuentos -agrega Mariella- tienen como escenario la sierra de Puno, donde transcurrió la infancia de la autora; otros el ambiente opresivo de la escuela y la familia donde las adolescentes sufren las consecuencias de una moral discriminatoria y absurda. Pero también está las mujeres adultas cuyas vidas son sorprendidas por hechos dramáticos pero reales. Sin embargo, los cuentos mejor logrados son sin duda aquellos que tienen como escenario el mundo andino". Y -agrego yo- "Ora pronobis" es el cuento más excelente y perfecto de toda la colección que habla del amor poético y la rebeldía juvenil de las estudiantes en las escuelas religiosas del país.
La historia de La Merciquita, -sostiene la prologuista-, niña trabajadora cuya corta vida es interrumpida intempestivamente ante el asombro de otros niños, o la de Consicha, la niña madre de una comunidad de los Andes, son verdaderamente cuentos muy difícilmente de olvidarse porque consiguen trasmitir el dolor y sufrimiento de un pueblo. Lo mismo ocurre al recibir la dulzura e inocencia de Anatañani, a través de los sentimientos de una niña que logra compartir sus juegos con otros niños a pesar de no hablar el mismo idioma.
Pero lo que no dice Mariella es que "Anatañani" no sólo es un lindo y excelente cuento infantil que con "Ora pronobis" merecen estar en las mejores antologías del cuento peruano, sino que además la autora, reviviendo sus propias experiencias, logra expresar los sentimientos más puros que motivan los juegos infantiles y la relación interhumana que empieza precisamente a esta edad y las circunstancias que el tema ameritan. Por eso "Anatañani" es el cuento más propicio para la lectura del estudiantado primario del país.
Además, los cuentos "La Merciquita", "En el centro de la borrasca" y "Quien sepa de amores que calle y comprenda" logran su objetivo de ser bien escritos, pero no pasan de ser interesantes porque ciertamente la autora añade su comentario final que desmerece al cuento, notándose así la inexperiencia que paulatinamente va depurándose. Y los demás, en los que a veces excede esta deficiencia son sinceramente secundarios, de experimentación literaria y por lo tanto débiles en contenido y forma.
Finalmente, hay que destacar que los cuentos de "Mujeres de pies descalzos" están escritos en primera persona, con ese YO preponderante que muchas veces facilita el discurso narrativo y siempre es el punto de partida de todo escritor, pero que a veces la inexperiencia hace cometer errores. Empero, Zelideth Chávez, con "Anatañani" y "Ora pronobis" tiene ya un lugar importante en la narrativa CONTEMPORÁNEA.
Vitalidad, intensidad, contemporaneidad: las fuerzas de una nueva narradora Mujeres de pies descalzos El Sol Lima 15-02-98 Alberto Colán Gastello
Existe un proverbio oriental que reza así: tener un hijo, sembrar un árbol y escribir un libro. Zelideth Chávez no sólo tiene un hijo, tiene dos, y es, además abuela. No ha sembrado todavía un árbol, pero le gustan mucho las plantas. Y ha publicado recientemente un bello libro: Mujeres de pies descalzos.
El libro está dividido en dos partes: Mujeres... y, Quien sepa de amores... El conjunto es un puñado de relatos cortos, resueltos con la habilidad y la rapidez de un acuarelista, en donde la inocencia de la niñez, el amor y el desamor, la violencia y la muerte gratuita son trazadas con delicadas pinceladas.
Sus personajes tienen la solidez y consistencia de la vida misma y debido a su inocencia son las víctimas propiciatorias que serán inmoladas en el fuego de la intolerancia, de la injusticia, del desamor, de una sociedad cada vez más inhumana y cruel.
Las anécdotas y el argumento de los cuentos nos emocionan y nos llaman a la reflexión y la solidaridad con los personajes y su tragedia. ¿Cómo podríamos permanecer indiferentes e insensibles ante el drama y la muerte absurda de seres inocentes como Merciquita o Consicha? ¿O, también, dejar de vibrar y emocionarnos al descubrir el milagro de la palabra de Anatañani? Este relato, dicho sea de paso, es digno de figurar en la más exigente antalogía de cuentos para niños.
En suma, estamos ante un libro importante que se lee de un solo tirón por la intensidad con que han sido escritas cada una de sus historias. Lástima que, concluida la lectura, nos quedemos con el gusto de la miel en los labios. Ojalá Zelideth no nos haga esperar mucho el próximo bocado.
La Montaña MÁGICA PIES DESCALZOS .- en el diario Cambio, Lima 23-06-98
Por: José Luis Ayala
"Mujeres de pies descalzos" es el libro de prosa de Zelideth Chávez, antropóloga de profesión y preocupada por la problemática de género. Publicada por Arteidea editores, muestra vitalidad, intensidad y gran fuerza que cautiva al lector. "Una lectura crítica de un libro como "Mujeres de pies descalzos" es siempre un desafío y genera el deber moral de señalar aciertos y errores involuntarios. Pero a mí me ha sucedido un hecho singular, porque pocos libros como éste me han dejado un sabor agridulce. Zelideth Chávez ha hecho que de pronto vuelva los ojos hacia atrás y de nuevo vuelva a caminar caminos ya recorridos...", escribe el crítico José Luis Ayala a modo de presentación o comentario sobre el trabajo de Zelideth. Dividido en dos secciones bajo los títulos: Mujeres de pies descalzos y Quien sepa de amores que calle y comprenda, deja entrever la autora una preocupación por las cosas que pueden suceder alrededor sin ser tomadas en cuenta por la mayoría. Ella pone mucha atención en los detalles, en las frases cortas, en los colores de los sentimientos. Mucho dibujo y color en su prosa. A Zelideth se le da por manejar los gustos variables de la narrativa, tan ricos y peligrosos. Por eso dice J.L. Ayala: "Zelideth sabe que las grandes obras no se improvisan, que es preciso tome su vocación como destino. Pueda ser que en ese intento tenga dificultades y contratiempos. Tendrá que sacarle tiempo al tiempo y desde ahora estaremos esperando su próximo libro".
El día que me quieran de Zelideth Chávez Cuentas Concordia University Montreal, Canadá 10-06-99 Lady Rojas-Trempe
El día que me quieran (Lima: Arteidea, 1999) segundo libro de cuentos de Zelideth Chávez tiene el título romántico de un bolero detrás del cual se esconden muchas tragedias narrativas, pero también el deseo amoroso y libertario que de manera porfiada empuja a sus criaturas a esperar, a sobrevivir, a recordar, a pensar y a actuar. En un cronotopo peruano sellado con los puños y la fuerza de la sangre que brota de la agresión se ambientan las fábulas y en él se mueven los personajes narradores que miran, evocan, aman, sufren y/o cuentan sus relatos. A pesar de que el halo mágico infantil y el encanto paisajista del lago Titicaca constituyen elementos claves en la manera como se narra parte de los siete cuentos nuevos y dos que pertenecen a su primer libro Mujeres de pies descalzos (1996), las tres secciones del libro: "Brotes heridos", "Flores que se apagan" y "Destinos" subrayan la brutalidad y la violencia, el abandono y el desamparo, la muerte y el terror colectivo e individual, así como la rebelión y el misterio, el humor y la pérdida de la inocencia.
Las historias apelan nuestra reflexión y sentimiento y despiertan nuestra simpatía por niños y mujeres que se debaten en una angustia constante. ¿Cómo leer "En nombre de Dios" sin contagiarse del estupor de una niña ante una práctica social hipócrita que a la vez que sublimiza la maternidad de las mujeres, la condena cuando se trata de María del Pilar, una joven que vivirá agonizando sola por el resto de su vida, sin derecho a criar a su niña? ¡Cómo no sentir el filo del tiempo que como una cuchillada nos hace temblar cuando la hija de una sindicalista desaparecida pregunta "¿Hoy día, es mañana?" y nadie puede confesarle que la represión estatal es indiscriminada y ciega a los derechos de las mayorías!.
NIÑAS & GUAGUAS .- en El Comercio Lima 25-09-99; revista "Somos"
Por: Rocío Silva Santisteban
Es la primera vez que leo textos que describan con intensidad y profundidad la soledad de las mujeres pobres del Ande, la búsqueda desesperada de ternura en medio de la miseria moral y de la indiferencia social. Zelideth Chávez describe ese vértigo de las expulsadas del mundo, parias sin tierra ni tregua, niñas indefensas que nacen y mueren sin saber por qué, ni para qué. Es un tema duro que la autora maneja con agilidad y con cierto impresionismo andino, lo que permite leerlo sin caer ante su tremenda crudeza. Sin duda, su fuerte son las descripciones en ese tono, la intriga crispada por la exagerada delicadeza del entorno. Pero la narración es un poco confusa sobre todo por esa búsqueda del famoso knock out cortazariano, que en varios cuentos es predecible. Zelideth Chávez. El día que me quieran. Arteidea, 104 pp.
LOS CUENTOS DE ZELIDETH CHAVEZ; en Los Andes, Puno 13-10-2000
Por: José Paniagua Núñez
Con suficientes méritos literarios y sociológicos, ingresa al mundo de la literatura femenina del Perú, Zelideth Chávez Cuentas. Puneña de nacimiento, hace apenas una decena de años que ha incursionado en la narrativa, participando con éxito en certámenes diversos, donde la actividad sindical y actividades en el Taller de Narrativa "Anillo de Moebius" que esporádicamente realiza publicaciones que alientan las creaciones de jóvenes narradoras que destacan, nada mas y nada menos, que por la calidad de las mismas, y por el tema que emana de la realidad o de las evocaciones vividas.
Así, en 1996 aparece "Mujeres de Pies Descalzos". Una recopilación de cuentos de Zelideth Chávez, con la que se consagra como una de las escritoras más emotivas y sencillas de la narrativa peruana.
Y es que esta escritora, recibida por la crítica con voces de aliento, para los puneños, viene a llenar poetas, como Victoria Saavedra, Mercedes Bueno o Julia Catacora, mientras duerme la producción de Milida Castillo, que en un determinado momento, sorprendió con poemas de profundo contenido social y limpida fuerza metafórica.
Por eso pensamos, que ahora la literatura femenina puneña se abre paso con la producción de Zelideth, que publica su segundo libro, titulado "El Día que me Quieran". Son nueve relatos cotos, impactantes desde los títulos: "Brotes Heridos", tres cuentos, "Flores que se apagan",dos: y "Destinos", cuatro relatos muy bien logrados y panorámicamente, impregnados de indiscutible calidad humana, donde personajes y paisajes emanan del escenario altiplánico y de la vida misma. Es la sencillez de una prosa amena, donde vibra el alma de una mujer plena de ternuras, fabricando historia en torno a personajes de hacer compartido alguna vez con sus vivencias y sus sueños. Pero esta nota quedaría trunca, si sólo opinamos nosotros. Bástenos recurrir algunas de su comentaristas;
"Si alguien pregunta sobre la existencia o no de una literatura femenina tiene que leer los cuentos de Zelideth" (Carmen Luz Gorriti).
"El día que me quieras'", es la voz que proyecta, que exclama, que espera. Historias que denotan una triste y encantadora dulzura y a la vez un realismo entrañablemente desgarrador" (Cecilia Medina).
"La mujer es el personaje central de sus cuentos, el tema que los unifica. La mujer acosada por persecuciones, por la pobreza, la enfermedad, el desamor, fiel reflejo de la sociedad" (Aquiles Pacheco).
Y así, podríamos seguir reproduciendo comentarios en torno a la obra de Zelideth. Una escritora cuya producción literaria, no tiene mayores pretensiones que las del propio contenido de cada uno de sus cuentos. Y, esto nos ha impresionado sinceramente, impulsándonos a decirle efusivamente, muchos éxitos en la difícil tarea de abrirse paso en el mundo de la literatura y felicitaciones sinceras, por su obra de muchas proyecciones.
Las Scherezadas Cuentistas peruanas contemporáneas; en Ciudad Letrada, Huancayo 01-05-2001
Por: Manuel J. Baquerizo
SOBRE LA "LITERATURA FEMENINA"
En el panorama de la narrativa contemporánea también cabe destacar la presencia de un importante grupo de escritoras nacidas en provincias que tienen una particular visión del mundo: unas (como Violeta Váscones) que evocan la aldea o la ciudad, otras (como Gaby Cevasco) que exponen con bastante audacia los hondos conflictos sociales que suceden en el campo. Y no faltan tampoco las narradoras que como Fátima Carrasco, dan una imagen irónica y humorística de la vida provinciana. Un dato significativo es que muchas de estas narradoras son sociólogas, antropólogas y bibliotecarias que dedican un tiempo apreciable a la creación. De algún modo, estos relatos reflejan el momento histórico y político que vivió el país en la última década: la dictadura, el genocidio, la miseria, la corrupción y la degradación generalizadas, la propaganda del individualismo salvaje y el desprecio de la moral. Durante estos años, muchas mujeres se envilecieron en el gobierno, mientras otras supieron enaltecer el género forjando desde la literatura la conciencia de la liberación femenina y luchando por la transformación de la sociedad. Todo lo cual se ve reflejado en la decepción, en la amargura y en la rabia que destilan muchos de estos relatos.
Como puede verse, estamos frente a una literatura novedosa y distinta. Si bien es cierto que la mayoría asume el estilo realista, que a veces suele derivar en el naturalismo, ellas han introducido un cambio sustancial en el género de la ficción narrativa: el cuidado de la composición, la renovación del lenguaje y el uso de técnicas modernas.
La visión de la provincia Las Scherezadas Cuentistas peruanas contemporáneas Ciudad Letrada Huancayo 01-10-2001 Manuel J. Baquerizo
Entre las narradoras que aparecieron en los últimos tiempos hay un pequeño grupo que procede de provincias. La visión que ellas tienen de la realidad es naturalmente muy diferente a la de sus coetáneas de la Capital. Ellas tienden más bien a evocar la infancia y la provincia, a exponer el problema de la desadaptación de la mujer en el tránsito de la aldea a la ciudad y a denunciar los males sociales que aún prevalecen en el campo, como la subordinación de la mujer al hombre, la sustracción o venta de las niñas campesinas para ser entregadas a las familias de la ciudad.
Zelideth Chávez Zelideth Chávez es autora de dos libros de cuentos: Mujeres de pies descalzos (1996) y El día que me quieran (1999). En estos relatos, Zelideth retorna el mundo cambiante de la sierra andina y aborda algunos temas que ya habrían sido tratados por los narradores indigenistas, por lo que parecerían inactuales, pero la novela está en el nuevo enfoque y técnicas modernas que emplea. Pero, también incursiona en temas de actualidad.
Lo que más distingue a la narrativa de Zelideth Chávez es el punto de vista social y crítico. A la narradora le interesa la literatura como arte, ciertamente, pero también la realidad del mundo rural que recrea y transfigura con su imaginación. Los temas que más aparecen en sus cuentos tienen que ver con los problemas sociales: el secuestro violento de niños de sus comunidades nativas para ser llevados a la ciudad como criados; la lucha social y política de las mujeres (profesoras, estudiantes e intelectuales) y la violenta represión del Estado; los prejuicios sociales que aún imperan en las familias tradicionales, la fe religiosa y las supersticiones populares. Temas aparte serían el despertar sexual y la aflicción de las mujeres en su edad otoñal.
Zelideth Chávez se singulariza enormemente de las demás narradoras, por su audacia en abordar cuestiones sociales y políticas. Ella es prácticamente la única narradora que se atreve a tocar los temas de la violencia y a asumir una posición crítica frente a la sociedad. En "Merciquita" expone el secuestro de una niña de su comunidad para ser colocada en la casa de una familia de la ciudad de Puno. Lo notable es que está narrado desde la perspectiva de la hija de la patrona, quien rememora desde la edad adulta la forma como llegó la niña a la mansión. Y lo asombroso es ver cómo "Merciquita" fue despojada de su vestimenta, para ser reemplazada por otra ropa de ciudad, en una suerte de expropiación de su cultura, de su pasado y de su intensidad. La visión es obviamente externa aunque humanitaria.
En "Anatañani" la situación es inversa: aquí se trata de una niña citadina que estudia en una escuela campesina y que no puede comunicarse con los escolares de su edad, a quienes ve como seres extraños y hasta malos. Hasta que el padre le enseña unas palabras en aimará, lo que le permitirá congraciarse con ellos. "Fueron ellos -dirá muchos años después- los que me enseñaron a contar, reír, a llorar en aimará"(25).
"En el centro de la borrasca" denuncia los abusos que cometen las fuerzas del orden con las humildes pastoras del campo. Luego vienen los cuentos de contenido político. Se trata de cuatro relatos que giran en torno a la participación de la mujer en las luchas sociales. En "¿Hoy es mañana?" expone la desaparición de una profesora, después que ésta participara en una manifestación sindical; en "Todos vuelven" aborda el mismo tema pero en este caso se agrega su huida a un país vecino y la nostalgia de su mundo familiar; "Puertas derribadas" podría ser una simple crónica sobre la invasión de la Universidad pero adquiere la fuerza de la ficción cuando la protagonista tropieza con un amigo de la infancia que ahora se encuentra en el bando opuesto.
Zelideth Chávez, como las demás narradoras de su generación, también aborda los conflictos sentimentales de la mujer. En "Quien sepa de amores que calle y comprenda" y en "Cinco años después" narra el amor otoñal y el desencanto. En el primero, Elena vuelve a encontrarse con Pablo, el primer amor de su adolescencia. Ella cree que ese amor primigenio puede florecer nuevamente y acude a una cita amorosa. Se instala en el departamento de él, pero de pronto aparece otra mujer y se deshace todo el encanto de su ilusión. Está narrado en forma de monólogo, mientras la protagonista viaja en tren. El cuento destila frustración y amargura, pero tiene un final digno y lleno de raro vigor. Al término del viaje (que podría ser un viaje existencial), dice: "Me aferro con fuerza a mi pequeño equipaje y a todo lo que me queda. Levanto la frente y avanzo"(78). El siguiente relato está contado en segunda persona gramatical: una profesora que ha perdido a su marido, se enamora ya en la edad otoñal de un dirigente sindical y él también de ella ("Qué bueno fue tener otra vez un hombre en la cama hasta el día siguiente",66). Pero, a los pocos años el amor comienza a desgastarse ("La pasión raleaba... La rutina trepaba como mala hierba"). Son confesiones dolorosas que sólo ahora las narradoras se atreven a la escritura.
Finalmente, cabe mencionar los cuentos que tratan sobre los prejuicios sociales, como la procreación fuera del matrimonio ("En el nombre de dios"), el fanatismo religioso ("Una promesa") y la superstición popular ("Azucenita").
De hecho, la narradora utiliza una gran diversidad de materiales, parecidos en muchos casos a los de las narradoras de su generación, pero con diferente enfoque. Los cuentos de Zelideth Chávez están más apegados a la realidad social, contienen una fuerza denunciadora y una abierta defensa de los sectores populares.
Ensayo sobre el cuento Una rendija para escapar
Este trabajo está orientado hacia el análisis socioliterario del cuento Una rendija para escapar de la excelente escritora peruana Zelideth Chávez Cuentas, relato insertado dentro de su obra titulada Mujeres de pies Descalzos, publicada en el año 1996.
Por la trascendencia de su trabajo podríamos decir que Zelideth Chávez, antropóloga puneña, es un persona de una reconocida sensibilidad social. Ella misma acepta su postura como luchadora sindical y confiesa su feminismo, el mismo que luego lo veremos manifestado en el devenir de sus escritos. Su inquieto y creativo espíritu la ha llevado a la concepción del taller de escritura "Anillo de Moebius", en el cual ha integrado de forma bastante armoniosa a escritores a escritores provenientes de diferentes edades, géneros, profesiones y ocupaciones. Es en éste taller en donde publica el cuento Retorno en el año 1993. Luego de este primer paso, la escritora publica los libros Historias de miércoles en 1994 y Nudos y desnudos en 1995.
Conocedora de las postergaciones que enfrentan las personas de su género, esta escritora expone su punto de vista con respecto a la producción de la literatura femenina, sobre todo en el Perú, y manifiesta que existe un buen número de escritoras en ciernes, pero que desgraciadamente posponen su talento por la falta de tiempo, espacio, conocimientos e independencia económica, circunstancias que por muchos años las ha acosado y ante las cuales jamás han tenido el apoyo de la sociedad patriarcal en la que les ha tocado vivir. Chávez concluye: Otras mujeres de mi edad, seguramente tiene mucho que narra, pero primero tendrían que pasar por un proceso de autovaloración.
Una rendija para escapar título del cuento en análisis nos sugiere inmediatamente un aspecto rebelde, evasivo, de liberación. Obviamente la interpretación de este título está dirigida hacia el deseo que tiene uno de sus personajes de escapar de una opresión que lo aflige y busca exasperadamente, dentro del ambiente físico de una habitación, aunque sea una rendija para escapar. Este deseo metafórico, traduce la urgencia del personaje quien a pesar de su juventud e inocencia encuentra los medios dentro de su mente para alejarse del lugar de sus agobios.
La violencia familiar, primitiva manifestación de las interrelaciones humanas, desgraciadamente sigue conviviendo en sociedades como la nuestra. A pesar que el relato, por lo excelentemente graficado, ha sido ubicado en la Lima de los años cincuenta, aborda el tópico de la subyugación familiar en que viven, muchas de las hijas mujeres, en nuestros días.
Otra de las interpretaciones del título, analizando un poco la evidente temática sexual que encontramos en el relato, podría ser el enlace que deriva de la palabra "rendija" con respecto al sexo femenino, y la palabra "escapar" como acción de evasión de un mundo en el que su sola condición de mujer les torna peligroso. Las mujeres quieren escapar, desean liberarse, ese sería el sentido o la interpretación.
Aunque si bien es cierto que durante el transcurso del cuento la autora nos indica exactamente a que se refiere con el título del mismo, no debe dejarse de lado la manifestación de un sutil trasfondo de reivindicación y cambio que ella reclama.
Con respecto al título del libro al cual pertenece este relato Mujeres de pies descalzos, encontramos enseguida dos aspectos de influencia fundamentales en la obra de Zelideth Chávez. La primera y no menos importante es la poesía misma que encierra el nombre; una emoción de orden estético asalta al lector en la sugerencia de este título: belleza, delicadeza y plasticidad se adelantan a la lectura del material por entregar. La escritora ha escogido cuidadosamente el nombre con el que se dará a conocer sus relatos, y al mismo tiempo procura que sea un fiel reflejo de la calidad literaria que va a encontrar el lector. El otro aspecto, una identificación más estrecha con las mujeres de su tierra. En la sensibilidad creativa de Zelideth Chávez no se habría podido escapar el tributo y reconocimiento a la mujer campesina, quizás, hoy por hoy, la más marginada y olvidada de las criaturas pensantes de este universo. La condición doble de mujer y campesina en una sociedad patriarcal y machista hace que estas mujeres vivan en una eterna postergación, sin un ápice de reivindicación. Zelideth Chávez las rescata, les da voz, protagonismo. Sus vivencias, los relatos escuchados, lo visto y vivido por la escritora la sitúa en un lugar preferencial para poder transmitir los pesares, anhelos y esperanzas de aquellas mujeres de pies descalzos, y lo logra encausando todo aquello desde la perspectiva literaria: Creo que los humanos y humanas nos subyuga la posibilidad de trascender en el tiempo...compartir secretos, angustias, recuerdos y sobre todo comunicarnos con nuestros congéneres. Esto y mucho mas es la literatura para mí.
Entrando de lleno en el desarrollo del cuento encontramos a los personajes en un orden muy bien delineado. Primero tenemos a Sol, una niña mestiza de quince años, como lo evidencia la descripción física que hace el narrador, hija de una familia de clase media costeña y con un asentado problema de comunicación familiar como lo veremos más adelante.
Sol es una colegiala. Al margen de la inocencia que para la época pueda haber tenido una muchacha de su edad, ella denota cierta candidez y serenidad típicas en la chica sin malicia, con cierto grado de sumisión que tiene que ver más con sentimientos nobles que con avasallamiento. A pesar de esto, Sol intuye un agravio al encontrarse examinada por un ginecólogo. Algo entonces sucede dentro de ella, empieza una pugna entre su comportamiento como hija buena, obediente y sumisa, y la lucha contra la afrenta al pudor y a sus derechos de mujer. Desgraciadamente, pueden más el peso de la prepotencia y el miedo a ser castigada que ella cede sin siquiera haber podido hacer un gesto de rechazo. Perdida la batalla desde el principio, Sol busca evadirse de esas ataduras invisibles que son el prejuicio, las costumbres anacrónicas, y el miedo a la reprimenda en forma violenta, por medio de una rajadura en el techo del consultorio, y al no lograrlo escape por entre sus recuerdos hacia el lugar más seguro que encontró en su corazón: los recuerdos dulces del primer amor.
El Antagonista, o los antagonistas en este caso son testigos casi mudos del drama que vive la niña ultrajada. En primer plano tenemos a un médico, cuya finalidad y meticulosidad en el trabajo lo mecaniza volviéndolo una herramienta al servicio de una causa agraviante y completamente obsoleta. La frialdad con que es retratado nos comunica inmediatamente cual será su postura con respecto a la labor encomendada. Ni siquiera su formación académica y científica ha sido suficiente como para evitar el atropello. Lo que se va a ver es un dogma, lo que está de por medio es sagrado, y él se presta con su ciencia a consumar lo que su sociedad ve como válido; la virginidad de una mujer. El acto lo esconde bajo su profesionalismo, es neutro en su labor, pero se le resbala cierta complicidad cuando se le hace imposible ocultar una sonrisa al comprobar que la niña es pura.
Otro drama de no menos intensidad se vive entre los padres. Ellos están ahí para comprobar lo que su mundo indica que es correcto, no importa si para ello su propia hija deba quedar con una experiencia traumática por el resto de su vida. Lo otro es más importante. La madre observa con semblante contrariado, lo que significa que vive un tanto la pena y desesperación del ultraje de su hija, pero no reacciona, es testigo acepta los parámetros de esa costumbre como deben de haberlo aceptado las generaciones anteriores de mujeres de su familia. El padre está sólido, cree firmemente en lo que hace y adopta una postura "digna" con los labios apretados de la seriedad y los maxilares temblorosos de la incertidumbre. Ninguno la mira, mas bien la obvian pero están a su lado para cumplir a cabalidad con el absurdo ritual.
Dentro de lo que sería el discurso encontramos frases con sentido figurado y de yuxtaposición verbal. Así podemos mencionar la identificación de un símil implícito (sí cabe el término), al comienzo del segundo párrafo Es muy joven, una rosa en botón; y otro más adelante: unos dedos fríos, duros como tenazas. De igual modo, una metáfora es ubicada hacia la mitad del relato: mientras una voz que, es un trozo de hielo descendiendo por la espalda, indica... . Identificando al narrador de este cuento diremos que se trata de un narrador heterodiegético en tercera persona del singular que sufre y se identifica con la protagonista, a la cual admira y que representa, por su juventud, el sino de la opresión de la mujer desde temprana edad.
Un último personajes que es importante remarcar sería el amigo de Sol. La descripción de éste personaje es de vital importancia para la realización del cuento, se constituye como catalizador de la situación de oprobio que sufre la joven. Su función suaviza y equilibra los aspectos duros del cuento, pues este personaje es amor, curiosidad, inocencia. Es un colegial como ella, lo que nos lleva a pensar que existe un nexo más específico que los une. Por la situación que la protagonista vive desde el principio del cuento, y la mención del muchacho en momentos en que el lector, quizás un poco apresuradamente ya debe estar emitiendo juicios, la maestría de la escritora se pone de manifiesto al regalarnos un final hasta cierto punto inesperado, cuando se comprueba que Sol, luego de esa inocente experiencia en la playa, es virgen.
El espacio y tiempo en donde se desarrolla el cuento, como ya lo hemos puntualizado líneas arriba, parece ser en la ciudad de Lima, por los años cincuenta. El narrador hace dos menciones que ponen de manifiesto lo aseverado. Habla de servicio de tranvía ..... mientras el estruendo inquietante del tranvía sacude los cristales del consultorio. El tranvía existió sólo en la ciudad de Lima y durante un corto lapso de tiempo que abarcó fines de los años cincuenta hasta comienzo de los sesentas, además hace mención de un encuentro en la playa entre la protagonista y su amigo. Este es el espectro general en donde estaría ubicada la trama. El tema principal se desarrolla en un consultorio, aparentemente de noche, debido al foco de cien watts con que es iluminado a pesar de tener ventanas.
El narrador trata de ubicarnos en el centro de una historia sin tiempo específico, quizás en la intención de exponernos un problema que también carece de tiempo, y que se ha venido arrastrando de generación en generación, nos ha dado ciertas pistas con respecto a la cronología, pero nos deja entrever una situación actual, cotidiana, en donde la fuerza juega un papel importante para la realización de los deseos.
El tiempo en la historia es estático, todo sucede en un lapso de noche que sería la visita a un consultorio médico, pero matiza esta inmovilidad con los recuerdos de la chica en la playa creando un espacio en lugar y tiempo que nos da la sensación de libertad y belleza.
La mujer en la sociedad peruana ha jugado un rol importantísimo para el desarrollo de los planes nacionales. Su presencia ha sido desde siempre gravitante en los acontecimientos de interés nacional, y, aunque se han contado entre ellas precursoras de la independencia, luchadoras sociales, intelectuales de reconocida trayectoria o simplemente mujeres que han apoyado y asistido a sus hombres durante duras jornadas de batalla en épocas de guerra; la postergación, el aislamiento y el poco apoyo para su desarrollo han sido las retribuciones que ellas han obtenido de toda una nación. Es cierto que la estrategia mundial en cuanto a convivencia humana apunta hacia la famosa globalización, tratando de vencer las últimas barreras que separan a los hombres en el mundo, como también es cierto que cada día las grandes instituciones tutelares del orbe reconocen la trascendencia e importancia de la inserción de la mujer en todo campo de actividad, pero, ¿Es esto aplicable en sociedades de conceptualizaciones y costumbres arcaicas?. ¿Se pasará del enunciado a la acción en nuestra patria? La tarea al parecer será difícil.
Una de nuestras más perniciosas costumbres, que datan desde la España de Alfonso X, y quizás más atrás, es la de concebir a la mujer como objeto de propiedad, transmisible y usufructuable. Como podemos ver en el desarrollo del libro El Conde Lucanor del escritor español Don Juan Manuel el cuento o pasaje intitulado Lo que sucedió a un mozo que casó con una muchacha de muy mal carácter, gráfica perfectamente el pensamiento rígido y vertical con respecto a la vida de las mujeres de entonces, las mismas que salían del yugo paternal para ser entregadas al yugo marital, previo arreglo pecuniario, de linaje o de necesidades de índole comercial. La mujer era y debía ser sumisa al nuevo amo, y, lo más resaltante era que esta situación constituía el Statu Quo de las sociedades de entonces. Era bien visto una mujer sumisa y temerosa de Dios, su padre y su marido.
Cuando España se estableció en el nuevo mundo trajo consigo su modus vivendi, y esto siguió su curso natural transmitiéndose de padres a hijos. Los nuevos habitantes de este lado de la tierra prosiguieron viviendo como lo habían hecho en la península, es decir, considerando a sus mujeres como objetos de propiedad. En algunos casos, y cuando el mestizaje mezclaba su sangre europea, antecedentes de una sociedad incaica y patriarcal sólo hacía reafirmar más su machismo sobre sus congéneres y aún luego, cuando el arribo de nuevas ideas, vientos de libertad y modernidad tocaron las ciudades hispanas el tema de la liberación de la mujer siguió siendo hablado en secreto y considerado tabú.
Con estos antecedentes que datan de no muy poco tiempo atrás la tarea de reivindicación de la mujer dentro de la sociedad peruana y su reconocimiento como pieza importante en el desarrollo de nuestra patria se ve un tanto comprometida, sin embargo, se debe destacar los esfuerzos de muchas mujeres, desde buen tiempo atrás, que han luchado por conseguir su igualdad frente a los derechos y prerrogativas de una sociedad machista y cerrada, mujeres como Flora Tristán, Clorinda Matos de Turner, Mercedes Cabello de Carbonera entre muchas otras, que desde sus tribunas y perspectivas, con la sensibilidad y entereza que son inherentes a su sexo han logrado ser admiradas para el ejemplo de sus compatriotas.
Para concluir este punto, es importante resaltar la labor de la escritora Zelideth Chávez, de quien hemos tomado y analizado sus relatos cargados de esa pasión y ese anhelo de reconocimiento para la mujer. Su trabajo literario impecable tiene un evidente compromiso con las mujeres, y en especial con la mujer campesina, con la inspirada certeza de que quien contribuye a la liberación de éstas comenzará a cimentar las bases de una nueva y vigorosa nación.
CONCLUSIÓN
El cuento en estudio tiene un amplio espectro de interpretaciones. El principal aspecto que hemos tocado ha sido el más resaltante de todos: la violencia familiar y social con respecto a la mujer. Es este punto de partida desde donde daremos las conclusiones al presente trabajo de análisis.
Como ya hemos visto, la violencia familiar tiene su principal antecedente en costumbres anacrónicas atávicas, las mismas que hemos ido encontrando con el paso de los siglos insertadas dentro de las sociedades que nos han precedido, y de las cuales hemos tomado la información por medio de los relatos escritos que nos han heredado. Como vemos, la literatura ha servido de medio de comunicación de dos generaciones lejanísimas en el tiempo pero con un problema en común el cual ha sido el maltrato hacia el género femenino.
Si la literatura sirvió en un tiempo para ayudar al fortalecimiento de las naciones, y a la identificación de cada pueblo, en nuestros días sigue siendo válida su utilización para ayudar en la unificación y armonización de las sociedades. El trabajo literario de un grupo de jóvenes mujeres peruanas, en donde encontramos a Zelideth Chávez, está abocado a la tarea de cerrar, de una vez y para siempre, aquel abismo que existe entre hombres y mujeres en el Perú que involucran temas de trascendencia nacional como la igualdad de oportunidades, el respeto mutuo y la convivencia pacífica. Ellas, intelectuales en su mayoría, tiene como común denominador el apego a las letras, y sus escritos luchan por sobresalir dentro de esa sociedad patriarcal en donde viven. Sus mensajes son diversos, lo mismo que su lenguaje, pero todas coinciden en el mismo anhelo, el destierro incondicional de la postergación. Mientras los problemas que involucran a la mujer no sean abordados con seriedad y resueltos con justicia, cuentos como Una rendija para escapar seguirán teniendo quizás más el peso de una denuncia a un sistema de oprobio que lo que verdaderamente es, un hermoso cuento.
BIBLIOGRAFÍA Rojas-Trempe, Lady. Alumbramiento verbal en los 90. Escritoras peruanas: signos y Pláticas. Lima: Editorial Arteidea, 1999. 364 pp.
Friedman, Edward H & al. Aproximaciones al estudio de la literatura hispánica. New York: McGraw-Hill, 1994. (3ra. ed.)
Mujica, Barbara. Texto y Vida: Introducción a la literatura hispanoamericana. New York: Harcourt Brace, 1992.
Introduction to study of hispanic literature Anatañani de Zelideth Chávez Trabajo presentado a la profesora Lady Rojas-Trempe por Janine Edoin 17 de noviembre del 2000
"Anatañani" de Zelideth Chávez Cuentas
Introducción
En 1996, la casa editorial Arteidea publicó el primer libro de Zelideth Chávez: Mujeres pies descalzos, cuyo título tiene doble significación: "La vulnerabilidad y la pobreza de los pies descalzos, pero también la libertad que nos evocan los pies desnudos". El cuento "Anatañani" del cual presento aquí un análisis es uno de los relatos que componen este libro. El cuento hace también parte de la valiosa antología de Lady Rojas-Trempe titulada: Alumbramiento verbal en los 90: Escritoras peruanas: signos y pláticas que reúne las obras de catorce autoras contemporáneas.
Basándome en los elementos de la estructura narrativa que estudiamos ahora, el motivo de este ensayo es entender los códigos internos, identificar y relacionar estos elementos con el contenido y la expresión del cuento "Anatañani"; es decir ¿De qué manera se integran los elementos del discurso en la narración a fin de crear un ambiente, exponer las relaciones entre los personajes, desarrollar las acciones, plantear y resolver el conflicto de la protagonista?
Una mujer que observa y crea
Zelideth Chávez es una antropóloga peruana que combina su profesión con la narrativa. Empezó a escribir y publicar hace poco tiempo. Sin embargo, su espíritu literario empezó a desarrollarse desde hace mucho.
Ya de niña se preparaba alimentando su imaginación infantil a través del arte de la lectura. Tal vez es así que poco a poco empezó a descubrir e identificar a los narradores que ahora más le gustan: García Márquez, Vargas Llosa, Isabel Allende, Rosario Castellanos, Viviana Mellet y Doris Morosimato. La infancia de la escritora transcurrió en la sierra de Puno. Conoció el ambiente opresivo de las escuelas de aquel entonces y padeció la moral discriminatoria de la familia que oprimía la identidad de las adolescentes.
Sus fuentes de inspiración son numerosas. Además de sus recuerdos, Zelideth Chávez se inspira también dirigiendo una mirada profunda y sensible hacia la realidad psicosocial que la rodea: vivencias, experiencias propias y ajenas. No tiene que buscar más para crear con ternura un ambiente andino y, llenarlo con las heroínas de sus relatos: "niñas campesinas, adolescentes rebeldes, mujeres que se debaten entre la soledad y el ansia de vivir". El contenido de sus narraciones está enriquecido por sus conocimientos de la antropología que podemos apreciar en el cuento "Anatañani", su orientación feminista y su postura como luchadora sindical contribuyendo así en hacer una aportación muy valiosa a las causas que defiende.
Ha empezado a escribir movida por un concurso literario de cuentos para mujeres. Después, no paró de expresarse a través de la literatura. Su creativo espíritu la ha llegado a fundar el Taller de Narrativa Anillo de Moebius, en el cual ha integrado a escritores provenientes de diferentes edades, géneros, profesiones y ocupaciones.
En 1999, Zelideth Chávez publicó un segundo libro sobre el título: El día que me quieran.
La historia
"Anatañani" narra un episodio de la vida de una niña de siete años cuando sus padres, huyendo de las deudas y el desempleo, dejan su mundo de callejones y barrio pobre para mudarse a un lejano pueblo aimará para trabajar como profesores. Al llegar a su nuevo ámbito, Pochita anda feliz contando todas las cosas lindas que encuentra y haciendo ya planes de juego. La tensión dramática se hace sentir cuando la niña intenta jugar con los niños del pueblo y se enfrenta a sus reacciones que no entiende: las niñas se ríen y los niños dejan sus ojos clavados en la tierra antes de darle la espalda. Durante cierto tiempo que parece siglos, la niña se queda sola y muy triste. El suspenso empieza a integrarse a la narración a partir de este episodio. La narradora desarrolla hábilmente su relato. Sigue intensificándolo cuando, al dormirse bien pegada al pecho de su padre, Pochita tiene una pesadilla a través de la cual estalla toda su angustia. Eso le da el ánimo para confiarse a su papá: "Con quién voy a jugar papito...". El punto decisivo de la narración se encuentra en la reacción del padre que le enseña con un profundo cariño la palabra mágica: "Anatañani" que la niña se apura a lanzar con mucha emoción a los niños del pueblo.
El clímax de la narración se halla en los efectos de esta palabra. "Anatañani" abre todas las puertas a una auténtica complicidad entre los niños. A partir de este momento, logran compartir sus juegos a pesar de no hablar el mismo idioma.
Los elementos de la estructura narrativa
Antes de empezar el análisis detallado del cuento "Anatañani", cabe identificar los parámetros deícticos siguientes para reconocer a la narrativa: Se trata de una narradora omnisciente cuyo relato homodiegético alterna entre "yo" y "nos". El "yo" presenta las acciones y pensamientos de una niña. A principio del cuento, el "nos" abarca el personaje de la niña y sus padre que la narradora simboliza también como "las tres figuras desconocidas y los dueños de la Escuela". En la última parte de la narración, el "nos" incluye a la niña y los niños aimarás. En cuanto a los niños del pueblo, la narradora nos los presenta por medio de las primeras percepciones de la protagonista: "una de pollera roja, también otra de mantita negra o como tiesos soldaditos de arcilla en fila".
Se nota también el uso de otras figuras y técnicas literarias tales como las descripciones, el símil, la personificación, las isotopías, el fluir de la conciencia y el monólogo interior que presentaré a lo largo del ensayo".
El relato no nos dice directamente que "Anatañani" es una palabra aimará que significa "jugamos". El algo que descubrimos a lo largo de la lectura del cuento. La sensibilidad social de Zelideth Chávez hacia la cultura aimará se hace sentir a partir de este título. Una de las cualidades fundamentales de una buena narración es de provocar el interés del lector a partir de las primeras líneas de un relato. El narrador debe estimular a su lector y atraer su curiosidad y deseo de seguir su lectura. Con el título "Anatañani", en seguida encontramos un enigma. ¿Qué significará esta palabra? No la encontramos en el diccionario de lengua española. Además de incitarnos a la lectura del relato a fin de descubrir su secreto, el sonido extranjero de la palabra nos da un índice; revela un elemento de otra cultura. Por su sonido, la palabra encierra también elementos poéticos y musicales: Por no pertenecer al idioma español, no podemos decir que es una palabra llana. Sin embargo, termina con un sonido suave a nuestros oídos. Con excepción de la última, cada sílaba contiene la letra "a" creando así un ritmo. Sugiere dulzura, ternura y cariño. Mientras la palabra pertenece a otra cultura, sus puntos de interrogación representan la lengua española y sugieren la unión entre las dos; pero encierra también dos alternativas: el deseo y la espontaneidad de la pregunta y la posibilidad de un rechazo. La autora ha escogido cuidadosamente el título de su cuento.
"Anatañani" es un cuento autóctono que nos muestra lo sencilla que es la vida en los pueblos aimarás. Nos enseña sus costumbres, su amor a la tierra a la que pertenecen (los comuneros guardaban su ganado, sus atavíos, tapando y protegiendo todo), su pobreza (los niños andan sin zapatos) y su lengua que identificamos por medio de las isotopías en torno a algunsa de sus características tales como el sonido rezongono de sus voces, su manera de pronunciar cuando hablan español: "güenos días, maistroo, güenos días señoretaaa" y finalmente por medio de las palabras aimarás del texto: juma, miski, Umuchi y Anatañani.
Por la referencia al tranvía, el tiempo del relato puede ser entre fines de los años cincuenta hasta comienzo de los sesenta. El espacio en donde se desarrolla el tema principal del cuento es el pueblo aimará de "Umuchi" ubicado en el Perú. Aunque la narración se desarrolla en el tiempo pasado, adentro de la historia, el espacio aimará pertenece al presente. El barrio pobre de la ciudad de Lima donde vivían antes representa un espacio diferente y ligado al pasado.
La perspectiva de la narración es la de una niña de siete años. Por medio de su percepción la narradora insiste en la ubicación aislada del pueblo. La subraya desde las primeras líneas del relato ("El camión nos había dejado a medio camino, donde terminaba la carretera") y, después introduce no menos de tres otras menciones sobre este elemento.
La segunda referencia nos revela que cuando llega abajo (hasta el fondo del vallecito) el padre está cansado, "no sólo por el esfuerzo de la caminata sino por haber tenido que contestar todas las preguntas de mis siete años", lo que significa que caminaron durante mucho tiempo porque tuvo tiempo de contestar tantas preguntas.
La enumeración de la próxima referencia intensifica también el tiempo necesario para llegar al pueblo mediante los variados modos de transporte que tomaron:... "nos embarcamos en el puerto del Callao... Luego continuamos la aventura por tren, por carretera, hasta cierta parte y, finalmente, a pie". Otro elemento que pone de manifiesto el aislamiento del pueblo es que antes de salir, cuando buscaron un mapa, los padres de la protagonista no encontraron "Umuchi". Si el pueblo no está marcado en el mapa, ¿debemos entender que la autora quiere denunciar la falta de reconocimiento social de la cultura aimará de parte de la sociedad peruana? Finalmente, es solamente en la cuarta mención, como para eternizar el tiempo ligado al recorrido, que nos enteramos de que Umuchi es una parcela ubicada en la frontera con Bolivia. La narradora nos revela su percepción o juicio de la mentalidad de las personas con quienes hablaron los padres: Umuchi es "sólo" una parcialidad "perdida"... Además, las referencias espaciales a partir del punto de vista de una niña de siete años, intensifican los elementos ya mencionados; los espacios nunca corresponden en magnitud a las dimensiones que conservaban en nuestros recuerdos.
Cuando la familia se acerca de Umuchi, la alegría de la niña está simbolizada por algunas descripciones o personificaciones de los elementos del ámbito añadiendo así un tono viviente al cuento: "la dignidad del lago, el aroma de las kantutas... los riachuelos que serpenteaban alegremente... los ríos que pasan cantando".
A principio del relato, se interponen los tiempos presente y pasado: El descanso hacia Umuchi (presente); el viaje que hicieron antes (pasado) los preparativos que precedieron la mudanza (pasado); la acogida de los habitantes del pueblo.
Cabe subrayar aquí la emoción que la protagonista atribuye a los niños cuando la familia se presenta en la escuela (personificando los eucaliptos que también vibraron emocionados). Por medio del monólogo interior, nos enteramos de los pensamientos de la niña: "...piensa que los niños olvidaron sus zapatos, o que los profesores se los quitaron por castigo". Sabemos así que todavía no conoce las costumbres del pueblo.
Otros elementos de intensificación se notan en las descripciones de Lima y Umuchi: Carros rugientes, bocinas innecesarias, traqueteo incansable del tranvía de la ciudad donde vivían antes se oponen a los mugidos, a los cantos de gallo y ladridos, al eco de una cometa del nuevo entorno de la familia inmigrante. La autora crea hábilmente el ambiente enumerando unas realidades de la ciudad que compara con el silencio del pueblo. Se observa el uso de la técnica narrativa del fluir de la conciencia cuando describe la experiencia de despertarse la mañana siguiente con los sonidos ruidosos de la ciudad aún presentes en sus percepciones como cuando uno no se da cuenta de que se trasladó de un lugar a otro. Eso representa la última referencia la última referencia al pasado; después, nos circundan enteramente las realidades de Umuchi. Este pueblo lo descubrimos de muchas maneras. Una de estas se hace por medio de cada sentido que podemos identificar: el tacto ("un airecillo que corría ligero me despabiló por completo"), el oído ("el eco de una corneta solitaria"), el olfato ("el aroma de las kantutas"), el gusto ("estos quesos tan ricos") y la vista ("el lago de azul intenso).
El personaje principal de la narración es la niña Pochita. Sus padres representan los otros protagonista; ambos desempeñan un papel de ayudante. Sin embargo, al contrario del padre que interviene en cuando al desarrollo emocional de su hija, las intervenciones de la madre se dirigen principalmente hacia el bienestar físico ("comenzó a limpiarme...") y a veces para reprenderla ("cuando mi mamá me jalaba del cabello..."). Son numerosas las menciones que revelan las aportaciones de los padres y contribuyen para reflejar el amor y la ternura que unen a la familia. Se nota en el tono del discurso por las isotopías en torno al cariño, es decir, los diminutivos tales como: "mami, hijita, tesorito, papito". La voz del narrador es fidedigna porque el tono cariñoso del discurso corresponde con las acciones de los protagonistas. Por ejemplo, a pesar del largo viaje, el padre contesta todas las preguntas de su hija. Cuando ella hace una pesadilla, su papá le habla despacio.
Hasta el día que Pochita logre establecer la comunicación con los niños aimarás, ellos representan los antagonistas. Ella confiada les dice ¿jugamos? Después grita la misma pregunta y las niñas se ríen y los niños dejan sus ojos clavados en la tierra. Observamos aquí el uso del monólogo interior cuando la narradora nos describe las reacciones de la niña: "la cara me ardía..." y, describe en sentido figurado como "el patio se volvió más grande sin ellos". La percepción de la niña se revela también por el uso de un símil: "se desparramaron por todos lados, como cuando cae el agua sobre el lavadero." Las repeticiones en la narración ponen de manifiesto los largos días de soledad que padeció la niña: "salía del cuartito, salía y entraba... vestía y desvestía mi muñeca." Sin embargo, ni ella ni ellos están indiferentes; siguen observándose de lejos.
¡Que sensibilidad de parte de la narradora al recurrir a los elementos de las pesadillas mediante el fluir de la conciencia para exponer todo el desamparo de una niña!: "¡yo era una hoja!... la única hoja de este árbol..." En su inconsciente la niña percibe su soledad. Los otros árboles llenos de flores y de frutos simbolizan a los otros niños. Esta imagen revela el rechazo de los niños y el conflicto de la niña: "¡No querían hacerme caso!..."
Pochita, apoyada por el consejo de su papá, logra preguntarles con emoción en la lengua aimará ¿anatañani? es decir ¿jugamos?
Podemos percibir toda la espontaneidad, la vitalidad y, la generosidad de los niños en la última parte del cuento. Además de jugar juntos, los niños se enriquecen mutuamente compartiendo su lengua propia (ella diciendo: "la tienes" y ellos: "juma"). Sin embargo, en el desenlace se nota por medio de las enumeraciones que son los niños aimarás los que más enseñan sus conocimientos a Pochita: "me enseñaron a robar el "miski" de las abejas, a inventar..., a arrullar..., a liar..., a hilar..." Este elemento me parece sumamente importante y es algo que la narradora logra al narrar el cuento a partir de la perspectiva de la niña.
Con este cuento, Zelideth Chávez quería simbolizar la sabiduría de los niños que rompe cualquier situación provocada por las diferencias culturales y sociales. El deseo de ochita se manifiesta en los niveles del consciente y del inconsciente. A pesar de los obstáculos, la niña no se desanima y sigue deseando jugar con los niños. Cabe subrayar la postura positiva de sus padres con la cultura del nuevo ambiente. Se percibe por el entusiasmo de la madre que le enseña la riqueza de los productos aimarás (la leche recién ordeñada y los quesos muy ricos) y por el respeto al padre con los habitantes del pueblo cuando dice muy serio: "nos están esperando". También, antes de llegar al pueblo, están muy contentos y perciben una palabra Umuchi, la melodía de esa voz aimará. Todos estos recursos contribuyen a fortalecer el desarrollo de las buenas relaciones interculturales entre ambos grupos.
Para concluir este punto, es importante destacar el valioso compromiso de Zelideth Chávez. Con la niña que logra compartir sus juegos con otros niños, a pesar de no hablar el mismo idioma, la autora nos invita a descubrir la cultura y la sabiduría de un pueblo autóctono que representa a un grupo importante que conocemos muy poco. Con "Anatañani", Zelideth Chávez disminuye el abismo que desgraciadamente existe entre los pueblos.
Conclusión
El motivo de este ensayo era de entender los códigos internos, identificar y relacionar estos elementos con el contenido y la expresión del cuento "Anatañani".
Un cuento se puede analizar según unas perspectivas muy variadas. Cada lectura del cuento me revela nuevos sonidos, colores y mucho más. Aquí, intenté identificar los elementos de la estructura narrativa que hemos estudiado tales como las descripciones, el símil, la personificación, etc. Sin embargo, lo más importante era el aprendizaje de los efectos de tales instrumentos de la narración. Por ejemplo, las descripciones que oponen la ciudad y el pueblo que crean un ambiente, las isotopías y los diminutivos que dan un tono de ternura al discurso sobre las relaciones entre los personajes. Ya no puedo afirmar que los domino; sin embargo, poco a poco, se hacen menos abstractos. Puedo entender mejor las secuencias de los argumentos con los cuales la escritora logra resolver el conflicto.
Tal vez por mi orientación psicosocial, entre todos estos elementos, los que más me emocionan son el uso del monólogo interior y del fluir de la consciencia. Da al cuento un valor de profundidad que lleva el discurso de una niña a un nivel muy rico en enseñanzas. A veces, no prestamos bastante atención a las penas de los niños. Con nuestros ojos de adultos nos parecen pequeñitas. El cuento nos estimula a reflexionar sobre los problemas y la soledad que a veces viven. Pone de relieve también la importancia de la afección de los padres.
Por eso, además de su aportación a la cultura autóctona, "Anatañani" representa una valiosa fuente de informaciones para las personas que trabajan con los niños.