MATRIMONIO MAPUCHE
El mapuche, compraba a su esposa, es decir, la cambiaba por objetos, animales, víveres. Cada individuo podía tener cuantas mujeres pudiera comprar y mantener.
El trámite matrimonial consistía en el rapto de la novia. El pretendiente se hacía acompañar de algunos amigos, llegaba de sorpresa a la ruca de su elegida y la arrebataba de sus parientes. Las mujeres la defendían propinando al raptor golpes con palos y tizones encendidos. Los hombres permanecían impasibles. Luego el novio huía a caballo con su dama, protegido por sus amigos, y la llevaba a su habitación o al bosque, donde permanecían tres días ocultos, al cabo de los cuales el nuevo marido volvía a reunirse con sus suegros y comía con ellos sin hablar nada de lo sucedido. Enseguida se verificaba la ceremonia del pago, precedida de una gran fiesta.
LAS GUAGUAS
La mujer mapuche obligada por sus muchas ocupaciones, acostumbraba a su guagua (bebé, niño recién nacido, de meses), a ser la criatura más tranquila. La mantenía siempre aprisionada en su cuna mapuche, que era la chigua de dos palos unidos por listones y cubierta de un tejido de estera vegetal o por un cuero.
Si la madre salía a quehaceres o visitas, se llevaba a la espalda su criatura, amarrada en la chigua, que se sujetaba en la parte superior con una faja apoyada a la cabeza de la madre. En la vivienda se la tenía generalmente con su cama afirmada a la pared de la ruca o a un árbol, permaneciendo así durante horas eternas. Por la noche hacían dormir las guaguas en chiguas colgadas del techo.
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