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FRACTURA DE RADIO

LAMENTOS DE UN GOBERNANTE


 

El derecho a la salud es un derecho de todos, pero... el Estado tiene que ahorrar, reducir el déficit público. ¿de dónde podemos ahorrar? ¿de los sueldos de los secretarios de estado? ¿de los gastos militares? Hombre, para qué nos vamos a joder nosotros, los poderosos pudiendo hacer que se joda la gente. Sobre todo ahora que les tenemos tan convencidos de lo necesario que es acceder al euro y a los criterios de convergencia del Tratado de Maastrich, sobre todo ahora que les tenemos tan embelesados con los mártires que nos proporcionan nuestros aliados de ETA, ahora que les tenemos tan decantados a nuestro favor en las encuestas gracias a nuestra postura inflexible con los violentos.

 Así que vamos a retirar unos cuantos medicamentos de la seguridad social. Donde podemos ahorrar es en salud. Ahora es el momento oportuno. Pasará bastante desapercibido. Dentro de poco nos matarán a otro concejal y les tendremos a todos como borreguitos en nuestro redil, apoyándonos.

Pero, con ahorros tan sustanciales, no creo que se note mucho que nos subamos un poquito el sueldo los secretarios de estado, un 30 por cierto, por ejemplo. No creo que se queje la CEOE, el presidente cobra menos, el presidente vende la farola en la esquina.

Con ahorros tan sustanciales no creo que se noten los miles de millones de pesetas que hemos dedicado al proyecto de avión de caza europeo, nuestro querido eurofighter. Y no lo hacemos, claro está, porque seamos belicosos, militaristas, o violentos, nuestros fines son altamente sociales, casi diría revolucionarios. Ya lo reflejaba fielmente un titular de el diario El País, ese que se mete tanto con nosotros desde que estamos en el Gobierno. El eurofighter creará una burrada de puestos de trabajo. Por eso lo hacemos. Menos mal que los chicos de la prensa comprenden bien la rectitud de nuestras acciones y la altura de nuestros sentimientos.

 Pero, sin embargo, tengo miedo. Miedo de que el vulgo no comprenda tan bien nuestra ética intachable, el modo de obrar que tenemos, que tan sólo obedece a los más altos dictados a los que debe responder el honesto estadista. Siempre hay agitadores que embarullan con sus confusas proclamas a las bien adoctrinadas masas que comprenden las bondades del neoliberalismo, del capitalismo salvaje, del continuo recorte de derechos sociales, de la esclavitud laboral tan necesaria para que el país progrese, para que entremos en el club de los grandes, para que me pueda yo tutear con mi homónimo alemán, francés, inglés o italiano. Nuestra imagen, nuestra patria.

 Por ello debemos intensificar nuestras campañas de adoctrinamiento. No basta que todos los medios de comunicación repitan al unísono las consignas en las que estamos de acuerdo los grandes partidos, los grandes sindicatos, los grandes medios de comunicación, los empresarios, motores de nuestra economía y creadores de empleo. Eso está muy bien, pero hay que ir más allá. La tasa de errores... quiero decir, de gente que no está de acuerdo es todavía demasiado alta. Hay que empezar en las escuelas, decididamente. Ya hemos hecho lo del vídeo del Ejército, mostrando su carácter de institución humanitaria y solidaria por excelencia. Hay que eliminar de raíz a aquellos insolidarios y antisociales que se autoproclaman, encima, solidarios y que fomentan delitos contra todos como el de la insumisión. Solidaridad es sumisión ¿no habían caído? Pues caigan.

 Solidaridad es venta de armas al tercer mundo, a países con gobiernos escrupulosamente demócratas como Turquía, Indonesia, Marruecos o China. Solidaridad es fabricar minas personales en secreto, solidaridad es poner pegas cuando la presión de la gente obliga a que haya una conferencia internacional para prohibir esa fabricación y solidaridad es tirarse flores encima cuando al final se firma el acuerdo de no fabricación de minas porque no quedaba más remedio. ¡Nos van a enseñar a nosotros lo que es solidaridad!

Y solidaridad es recortar los medicamentos que hasta ahora cubría en parte la seguridad social. Solidaridad que hará que la gente se cuide más y esté más sana. Sobre todo, los que no tienen con qué pagárselo. Ya está bien de que la gente cometa todo tipo de excesos y que luego la curación la tengamos que pagar con el dinero de todos, con el consiguiente perjuicio para la economía patria y nuestras estadísticas tendentes a la convergencia. Cómo se les ocurre a esos vagabundos lo de dormir al raso, con el frío que hace. ¿Es que vamos a tener que pagarles los ciudadanos de bien la cura de sus resfriados? ¡Que se abriguen o... que se mueran!

 Pero quizá haya quien no lo entienda y eso me carcome. No podemos permitirl... quiero decir, no lo comprendo. ¿O es que no se dan cuenta de todo lo que estamos haciendo por que nuestro país sea competitivo? ¿De qué las ventajas que saquemos de ello van a ser para todos? Ahí está la reforma laboral, por ejemplo. Estos sindicatos, gracias a dios, se van modernizando, se van adaptando a los nuevos tiempos. Han comprendido que al poner los despido más barato y más fáciles a los patronos y las condiciones cada vez más precarias y con menos derechos para los trabajadores, esto es algo que a todos beneficia, porque beneficia a la buena marcha de la economía y del país y, por tanto, a nuestro objetivo primordial que, claro está, es la creación de empleo. Ojalá que todos los trabajadores insolidarios que protestan cuando se les echa a la calle se dieran cuenta de que si lo hacemos es, precisamente, para crear empleo.

Ay, lo que ha de luchar un gobernante para no ser incomprendido, ¿se dan ustedes cuenta?


Este texto se emitió por primera vez el 24-2-98

 

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