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Herencia Cristiana

CONFRONTACION CON LA BIBLIA

ANTECEDENTES

“El mejor consuelo que ustedes

pueden darme

es escuchar mis palabras.

Tengan paciencia mientras hablo,

y después, ríanse si quieren”

(Job 21, 1-2).

 

 

   Nací incrédulo, en San Ramón de Costa Rica, por cierto hace bastante rato, entre biblias.  Una de ellas era el vademécum de mi abuela.  Mi madre tenía las suyas.  Mis tías.  Mis vecinos que me hicieron rezar el trisagio con biblia en mano. Luego las clases de religión... en la escuela, en el colegio (es que no había Sala Constitucional).

   Añorada juventud y mis amigas del Colegio Patriarca San José.  El padre Sergio.  La barra y el padre García.  Los sermones en la iglesia.  Mis novias... católicas.

   Bien, admito que la "U" fue un respiro.

   Al fin me casé, por la iglesia (pero, ¿qué no hace uno enamorado?).  La familia materna de mi esposa, católica.

   Mis hijas y el bautismo.  Y otra vez de nuevo, por decisión de mi esposa: ellas en escuela católica (María Auxiliadora y luego Católica Activa).  Más biblias.  Después su colegio: San Judas Tadeo.  Las religiosas tareas. Una cuñada y el convento.  De camino alguna muerte de familiares o amigos me espetaba en la ceremonia más pasajes bíblicos.

   Pues me eché mis viajecitos.  ¿Y qué me esperaba en los hoteles, en la mesita de noche?  Pues sí, la dichosa Biblia.

   Pasó el tiempo; mi esposa, decepcionada, se hizo cristiana: se me inundó la casa con biblias.

   Y yo, para no desentonar con esos vientos cibernéticos, voy y me compro una compu: ¿Y qué?  Pues nada, que me empezaron a llegar mensajes bíblicos.  Entonces me hice adicto a La Nación digital: más mensajes religiosos, más parábolas, más biblia.

   ¿Pues en verdad quieren biblia?  Aquí se las devuelvo, de a poquitos[1]...

 

 

EL ANTIGUO TESTAMENTO

 

“Los etíopes dicen que sus dioses son negros y de nariz chata;

los tracios dicen de los suyos que son de ojos azules y pelirrojos.”

(Jenófanes, siglo VI a.C.).

 

 

 

PRIMER ROUND:  GÉNESIS

 

 

      “...Dios...” (Génesis 1-1).  ¿Dios?, no estoy muy seguro pues leí por ahí que  “La palabra hebrea que aquí se traduce por Dios es Elohim, forma plural que normalmente (si se infringiera la tradición) habrá que traducir por dioses.  Es posible que, en las primeras tradiciones en que se basa la Biblia, la creación fuera en realidad obra de una pluralidad de dioses.  Los escritores bíblicos, decididamente monoteístas, tratarían de eliminar por completo tal politeísmo, pero tal vez no pudieran excluir el término Elohim, profundamente arraigado.  Era demasiado familiar para cambiarlo”[2].

 

   "En el comienzo de todo Dios creó el cielo y la tierra.  ...A la parte seca Dios la llamó tierra, y al agua que se había juntado la llamó mar. ...Que produzca la tierra toda clase de plantas...  Y así fue...  De este modo se completó el tercer día.    Entonces Dios dijo:  Que haya luces en la bóveda celeste, que alumbren la tierra...  Y así fue.  Dios hizo las dos luces: la grande para alumbrar de día y la pequeña para alumbrar de noche.  También hizo las estrellas. Dios puso las luces en la bóveda celeste para alumbrar la tierra..., y vio que todo estaba bien.  De este modo se completó el cuarto día.” (Génesis 1, 1/19).   

              
   Se colige entonces que la tierra es el centro del universo pues se hizo primero, conjuntamente con el cielo, y luego a las estrellas para que alumbraran sobre aquella.  ¿Es la tierra el centro del universo?

   Por otra parte, de acuerdo con la evolución estelar, física que permite determinar la edad de las estrellas, las más viejas apuntan hacia un Universo de unos quince mil millones de años[3].  Nuestro planeta, cuya edad es aún más precisa en cuanto a su determinación, es comparativamente mucho más joven.  A mayor abundamiento, “Ahora sabemos que nuestro planeta es una mota insignificante que gira en torno a una estrella ordinaria en el extremo de un brazo de la espiral de la galaxia de la Vía Láctea, que es un conjunto bastante común de unos cuantos cientos de miles de millones de estrellas entre al menos cien mil millones de galaxias".[4]

   Así, pues, se evidencian los dos primeros yerros de las Sagradas Escrituras.  Pero ya veremos otros...

 

   "-No es bueno que el hombre esté solo (dijo Dios).  Le voy a hacer alguien que sea una ayuda adecuada para él. Y Dios el Señor formó de la tierra todos los animales y todas las aves...  Sin embargo, ninguno de ellos resultó ser la ayuda adecuada para él.  Entonces... hizo una mujer, y se la presentó al hombre..." (Génesis, 2, 18/22).  "Esta mujer que me diste por compañera (dijo Adán) me dio de ese fruto, y yo lo comí.  Entonces... Dios... A la mujer le dijo: -Aumentaré tus dolores cuando tengas hijos, y con dolor los darás a luz. Pero tu deseo te llevará a tu marido, y él tendrá autoridad sobre ti" (ídem, 3-12/16).  "-Ahora (dijo Dios) el hombre se ha vuelto como uno de nosotros (¿nosotros?. A confesión de parte...), pues sabe lo que es bueno y lo que es malo.  No vaya a tomar también del fruto del árbol de la vida, y lo coma y viva para siempre" (ídem, 3-22).

 

   Lo anterior entraña, indubitablemente, una flagrante humillación para la mujer (como los animales no resultaron la ayuda adecuada para el hombre, la hizo a ella), una venganza inmisericorde y un despotismo inexorable (culpó a la mujer, se ensañó con ella, desprestigió la naturaleza del parto y la sometió al hombre) y, encima, una envidia superlativa (no fuese el hombre también a vivir para siempre).  ¿Es todo ello propio de un Dios creador, guía y protector de la raza humana?  Mas lo peor es ese machismo a ultranza al concebir a la mujer como la sustituta de los animales en eso de ser "ayuda adecuada para el hombre".  ¡Ay!, Natura, salva a mis hijas de dioses tan despiadados y machistas.

 

   “Entonces Dios el Señor... le sacó una de las costillas (a Adán) y le cerró otra vez la carne.  De esa costilla Dios el Señor hizo una mujer...  ¡Esta (dijo Adán)  sí que es de mi propia carne y de mis propios huesos!  Se va a llamar...  porque Dios la sacó del hombre” (2, 21/23).

 

   Pues ahora resulta que “Un estudio genético ha confirmado que la mujer no procede de la costilla del hombre, sino que es el cromosoma masculino Y el que procede del femenino X, en un largo proceso de separación de los sexos de más de 300 millones de años.//La investigación, realizada por científicos de la Universidad de Chicago y del Instituto Whitehead de Estados Unidos, descubrió que hubo cuatro fases en la evolución de los genes que provocaron el cambio en los cromosomas X e Y, y que éste se produjo 100 millones de años antes de lo que se creía.//El estudio, del que se hace eco la prestigiosa revista Science, rastrea en la evolución humana, pero sus conclusiones confirman la peor de las pesadillas del machismo moderno.//Bruce Lahn, de la Universidad de Chicago y David Page, del Instituto Whitehead, explican en Science que la diferenciación de los sexos se fraguó en un largo proceso de 300 millones de años y fue provocada por un gen, denominado SRY (gen determinante de la región sexual), que evolucionó dentro del cromosoma femenino.//La mutación se produjo mucho antes de la aparición del género humano, cuando los cromosomas eran aún primitivos y se denominaban autosomas, pero las consecuencias han llevado a la irreconciliable separación actual de los sexos.//En 1994, David Crew, un biólogo de la Universidad de Texas en Austin, se dedicó a estudiar el sexo de los animales y descubrió que, en muchas especies de saurios (lagartos), todos los ejemplares son hembras, que se autorreproducen.//La investigación que ahora se ha hecho pública en la prestigiosa Science coincide en que el ADN, la estructura molecular de todos los seres vivos, no determina los sexos y apunta que, por ejemplo, en las tortugas es la temperatura de incubación la que determina la aparición de machos o de hembras.//En los mamíferos, y especialmente en el género humano, esa peculiaridad no se da.//Hombres y mujeres tienen 46 cromosomas y 44 de ellos  son iguales, pero en la mujer hay dos cromosomas XX, mientras que en el hombre son XY.//Ningún otro par de cromosomas es tan próximo y a la vez tan diverso, explican los autores de la investigación, que destacan el hecho de que X e Y comparten, incluso, 19 genes, pero el resultado es tan marcadamente distinto que ha conferido al hombre y a la mujer un distinto papel biológico y, en muchos casos, también un distinto papel social.//Las cuatro fases de evolución están muy marcadas.  La primera se produjo entre 240 y 320 millones de años atrás, cuando los antepasados de los mamíferos se separaron de los pájaros.  La última hace apenas 30 millones de años, cuando nuestros antepasados se distanciaron de los antepasados de los lemures.”  (sic, Eva fue primero que Adán, La Nación de Costa Rica, 31/10/99, pág. 40 A).

 

   Ni modo, Dios está muy por encima de estas cosas y no está en la obligación de seguir la ciencia al dedillo.  Hizo a Eva y punto.  A propósito, ¿a qué se dedicaba el diablo antes de que Dios pusiera a Eva en aquel jardín de eróticos frutos que de seguro eran bananos?

 

   Mejor sigamos con la Biblia, no se trata de desmotivarnos tan pronto:   "...y un día Caín llevó al Señor una ofrenda del producto de su cosecha.  También Abel llevó al Señor las primeras y mejores crías de sus ovejas. El Señor miró con agrado a Abel y a su ofrenda, pero no miró así a Caín ni a su ofrenda, por lo que Caín se enojó muchísimo...” (Génesis 4, 3/5).

 

   Bueno, resulta que un padre de dos hijos no disimula su preferencia por uno de ellos porque le ofrece un mejor presente que el otro.  ¿Qué clase de enseñanza es esta?  Pues tuvo su nefasto resultado: Caín mató a Abel.  ¿Quién con su vanidad e interesada preferencia es realmente el responsable?  Pues resulta, vaya casualidad, que tengo dos hijas.  Una de ellas es más dadivosa que otra para conmigo y, sin embargo, ninguna de las dos se ha sentido nunca ni más ni menos querida por ello.

   ¡Aquí los autores metieron los escarpines!

 

   Y ya que hablamos de la familia de Adán, ¿quiénes son los padres de sus nueras?  Para desechar la posibilidad de un incesto, supongámoslos representaciones colectivas. Entonces, ¿Caín representa a un pueblo agricultor infructuoso, errante y extranjero?  ¿Y qué culpa tienen los hombres de lo hecho por sus ancestros?  En todo caso, como nos lo dicen los que han estudiado estas cosas, Adán es en realidad adam, palabra hebrea traducida como hombre pero “...que es una expresión general muy semejante al concepto que queremos comunicar con la voz humanidad”[5], por lo que es de suponer que los autores del Génesis soslayaron dilucidar la paternidad de los primeros bebés nacidos naturalmente en este mundo y, por lo tanto, hay que poner la imaginación a volar.

 

   "Yo voy a mandar un diluvio que inundará la tierra y destruirá todo lo que tiene vida en todas partes del mundo. Todo lo que hay en la tierra morirá" (Génesis 6,17).  Y luego Dios le dijo a Noé que construyese el arca y pusiera en él parejas "de todos los animales que hay en el mundo para que queden con vida igual que tú ...tanto de las aves y animales domésticos, como de los que se arrastran por el suelo..." (ídem 6, 19/20).

 

   ¿Y las ballenas, peces y demás animales de mar?  O también ingresaron al arca (¿dónde?) o no fue cierto que, con excepción de lo que entró en el arca, Dios destruyó  "...de la tierra todo lo que vive, y que yo he creado".

   ¿Discriminación o yerro?  O tal vez evolución al revés: de las aves y los reptiles rescatados por Noé se derivaron las especies de mar.  En todo caso, no hay que hacer muchas elucubraciones al respecto:  “Según la Biblia, se trató de un diluvio universal, pero no existen documentos de un fenómeno semejante, claro está. La civilización egipcia, por ejemplo, era muy floreciente por aquella época, y estaba construyendo las pirámides. Y por lo que sabemos, las crónicas egipcias tampoco mencionan ningún diluvio, salvo las crecidas anuales del Nilo.//Sin embargo, ello no quiere decir que la historia bíblica del Diluvio no se basara en un diluvio local que realmente acaeciera en la historia sumeria... (donde) se produjeron inundaciones particularmente graves. (Allí se han encontrado) ...pruebas de que hacia el 3000 a.C. se produjeron realmente inundaciones graves, cuando menos de carácter local.//Con el tiempo, a medida que esa historia se contaba una y otra vez, fue inevitable que de una inundación que se extendió por zonas de Sumeria y por regiones vecinas con gran pérdida de vidas, se dijera que había cubierto “todo el mundo”, aludiendo a toda la región. También es inevitable que generaciones posteriores, con conocimientos geográficos mucho más amplios, aceptasen al pie de la letra la frase “todo el mundo” y se entregaran a especulaciones innecesarias sobre lo imposible”[6]. 

 

   Tomen nota de las edades en que procrearon y en que murieron Adán, Set, Enós, Cainán, Mahalaleel, Jared, Enoc, Matusalén, Lamec y Noé.  Los que procrearon a edad más joven lo hicieron a los 65 años, los que lo hicieron a edad más avanzada lo hicieron a los 500 años; los que murieron más jóvenes lo hicieron a los 365 años (habiendo ya procreado), los que murieron más viejos lo hicieron a los 969 años.  Asumamos un factor razonable para convertir esas edades a la medida actual: digamos 6,5.  Resultado:

Enoc y Mahalaleed procrearon a los 10 años de edad y Noé lo hizo a los 77 años

Enoc murió a los 56 años y Matusalén a los 149 años.

La edad promedio en que procrearon todos fue a los 23,9 años.

La edad promedio a la que murieron todos fue de 131,7 años.

Si el factor es inferior, digamos 6, los más jóvenes procrearon a los 10,8 y el más viejo a los 83,3. Y algunos     murieron a los 161,5 años.  Si el factor es superior, 7, esas edades serían de 9, de 71 y de 138 años, respectivamente. De ahí que, por ser más razonable dentro de lo inverosímil, me quedo con el factor 6,5.

   Ahora bien, de acuerdo con la equivalencia y su promedio, los tres hijos de Noé ya estaban casados a los 15,4 años (Noé los tuvo a los 500 años bíblicos y tenía 600 cuando sus hijos y sus nueras vieron el inicio del diluvio).

   Y, lo peor, Sala, Peleg y Serug engendraron a los 4,6 años y Nacor a los 4,4.  En tanto sus muertes ocurrieron, respectivamente, a los 67, 35 y 23 años.

   Finalmente (este final es retórico, pues estoy empeñado en llevar esto hasta la última página de mi biblia y apenas estoy en el Génesis), desde que se inició el diluvio hasta que "la tierra quedó seca", solo transcurrió 0,15 años nuestros (54 días naturales).  En 54 días nuestros llovió parejo; "se cubrieron las montañas más altas y siete metros más"; "todo lo que había en la tierra firme, y que tenía vida y podía respirar, murió"; "...murió toda la gente que vivía en la tierra, lo mismo que las aves, los animales domésticos y salvajes, y los que se arrastran por el suelo".

   Entonces vuelvo al cuento: ¿y los animales de vida marítima?

   Pues como esto me resulta entretenido, haga usted las interpretaciones que quiera y hágamelas saber (pero tenga cuidado: son infinitas).

 

   En Génesis 12, 10/20, Abram, por hambre, se fue a Egipto con su bella esposa, Sarai.  Aquel genuino hombre le pide a Sarai, por cobardía y egoísmo, que niegue que sea su esposa, que diga que ella es su hermana.  En efecto, haciéndolo creer así, Abram la vende al faraón por "...ovejas, vacas, esclavos, esclavas, asnos y camellos".  Entonces, "...por causa de Sarai, el señor castigó (y dale con esos castigos al inocente) al faraón y a su familia con grandes plagas".  Y el buenazo del faraón, que tenía a Sarai, la devuelve a Abram al saber que en realidad es su esposa y no su hermana.  ¿Conclusión?;  que "...el Señor le habló a Abram... y le dijo: -No tengas miedo, Abram, porque soy tu protector.  Tu recompensa va a ser muy grande" (ídem 14, 1). ¿Corolario?;  seamos cobardes, egoístas, falaces, vendamos a nuestra esposa haciéndola pasar por nuestra hermana que, al final, seremos ricos, bendecidos y, encima, Dios castigará al que, ignorante, la compre a ella. Y, para rematar la cosa, muchos siglos después, en la antesala del siglo XXI, las mismas mujeres siguen negando, mayoritariamente, que el machismo se instituyó en las Sagradas Escrituras. "Oculos habent et non videbunt" (Tienen ojos y no ven).

 

   Sarai, esposa de Abram, le dijo a este:  “-Mira, el señor no me ha permitido tener hijos, pero te ruego que te unas a mi esclava Agar, pues tal vez tendré hijos por medio de ella.//Abram aceptó” (seguro que hubo que rogarle)... Agar quedó embarazada, Abram la dejó a su suerte y Sarai la maltrató.  Agar abandonó aquel hogar. Entonces Dios, a través de un ángel, la conminó: “-Regresa al lado de tu señora, y obedécela en todo” (ídem 16, 1/9).

   Toda una trama, bendecida por Dios, de incumplimientos respecto de los mandamientos sacrosantos (que por cierto plantean algunas dificultades de interpretación).  ¿Y el amor al prójimo?, ¿y el no cometer adulterio?, ¿y el divino avasallamiento de Agar?

   ¡Buena cosa!  Y encima después, cuando le vino en gana, Dios hizo que Sarai sí pudiera tener hijos (ídem 17, 16).

 

   Dijo Dios: "...Deberán cortarse ustedes la carne de su prepucio, y eso servirá como señal de pacto... (Deberán hacerlo) tanto el niño que nazca en casa que el esclavo comprado por dinero a cualquier extranjero.  ...Pero el que no sea circuncidado deberá ser eliminado de entre ustedes, por no haber respetado mi pacto" (Génesis 17, 11/14).   

 

   Y Adrián dice: "Pues yo, amigos recopiladores, les voy a enseñar moralidad: el prepucio solo se corta en caso de necesidad.  No es "cristiano" pedirle a la gente que se mutile y mucho menos eliminar a quien no lo haga.  Ahora, en cuanto a eso de comprar esclavos, fue práctica que eliminamos porque no somos tan impíos". 

 

   El matrimonio de Niacor con su sobrina (ídem 11, 29), el origen de los moabitas y amonitas (ídem 19, 32/38) y la confesión del reincidente de Abraham (ídem 20, 12)...  ¡Dale con el incesto!  Y el de Abraham fue bendecido por Dios... 

 

   En el 22, 1/13, Dios pone a prueba la fe de Abraham conminándolo a que ofreciera en holocausto a su hijo. A punto de suceder, estando el muchacho atado y presto en el altar para el sacrificio, un ángel le avisó que no lo hiciera pues solo era una prueba para satisfacer la vanidad de Dios.  Entonces Abraham, en la ceremonia, sustituyó a su hijo por un carnero.  Yo me pregunto: ¿Se habrá el muchacho repuesto de esa broma tan macabra?   Por otra parte, en un eventual regreso de Dios a la tierra, ¿nos obligará otra vez a ofrecerle inocentes animales en holocausto?.   "Salao" mi perro que es mascota de mis hijas.  Mientras tanto, amadísimos cristianos, ofrezcan en holocausto a sus hijos para que Dios los bendiga mucho y haga invencibles a sus descendientes (ídem 22, 16).

 

   Cada vez que, en la Biblia, hablan de algún fulano y citan a sus hijos, solo mencionan a los varones (ya veremos hasta dónde) aunque después se confirma que sí tuvieron hijas (Adán y sus primeros tres hijos, Set y el suyo, Enós y el suyo, Cainán y el suyo, Mahalaleel y el suyo, Jared y el suyo, Enoc y el suyo, Matusalén y el suyo, Lamec y el suyo, Noé y los primeros tres suyos: Sem, Cam y los cuatros suyos, y Jafet y los siete suyos.  Hasta aquí once generaciones y no se ha hablado de ninguna mujer (se habló de Eva, pero era porque había que culparla del asunto del fruto prohibido).  La lista sigue con Gomer, su hermano Javán y... ¡al fin!, Elisa como hija de Javán (como no me resulte travestido).  Fue en la decimotercera generación que se habló de alguien del sexo femenino.  ¡"Chingo" de machismo!   Bueno, pasó el tiempo.  Desde Adán hasta Hezrón y Hamul son 26 generaciones.  ¡Prácticamente 13 siglos de pactos y apariciones de Dios!  (Y me falta mucho trecho...)  ¡Cuántos incrédulos hubiesen querido tener esa suerte, una vez al menos, durante los siguientes veinte siglos!

 

   Jacob se enamoró de Raquel y se sacrificó por ella, pero su suegro lo engañó y la sustituyó por Lea.  He aquí que, "cuando el Señor vio que Jacob despreciaba a Lea, hizo que esta tuviera hijos, pero a Raquel la mantuvo estéril" (Génesis 29, 25/31).  ¡Justicia más cumplida que la de la Sala Cuarta!  Jacob se unió (término eufemístico de mucho agrado) a Lea, a su hermana Raquel, a sus respectivas esclavas (Zilpa y Bilha), tuvo hijos con todas y... Dios fue cómplice de todas estas desventuras (ídem 30, 15/24).    Jacob, después llamado Israel, tuvo entonces dos esposas, y dos concubinas (esclavas de sus esposas).  Con las cuatro tuvo trece hijos (doce varones y una sola mujer, Dina).  El machismo de la Biblia se refleja de nuevo en Génesis 35, 22/26, al decir que "Los hijos de Jacob fueron doce" y los detalla, pero omite la mención de Dina lo que hace presumir que a las hijas no se las consideraba igual a los hijos.  Es más, no se las consideraba para nada. Bueno, sí se las menciona como instrumentos sexuales: Dina fue deshonrada por Siquen, quien "...por la fuerza se acostó con ella..." (ídem 34, 1/2).

 

   Y, ¡eureka!, casi al final del Génesis encontré el origen de la discriminatoria exoneración de impuestos que se concede a la iglesia católica: "...José puso por ley que en toda la tierra de Egipto se diera al faraón la quinta parte de las cosechas.  Esta ley todavía existe; pero los sacerdotes no tienen que pagar nada, porque sus tierras nunca llegaron a ser del faraón" (Génesis 47,26).

 

   Toda alfa tiene su omega y el Génesis no escapa a este principio; al menos en cuanto a su lectura.  Empero, a pesar de ser una obra de Dios (o de no sé quién inspirado por Él), valga la oportunidad para destacar, a manera de corolario, que “la narración divina no es más que un deficiente recuento de los mitos cosmogónicos mesopotámicos y que su descripción de la bóveda celeste, por ejemplo, no difiere en nada de la que hacían los antiguos sacerdotes caldeos o egipcios; ¿cómo puede ser, pues, que Dios no fuese capaz ni de describir con acierto aquella parte del universo, el cielo, donde se le supone que mora desde la eternidad?... (Aprovechando que) ...cualquier creyente de cualquier religión está dispuesto siempre a creer cualquier cosa que haya sido dicha por su Dios, aunque no la comprenda en absoluto, ... (Dios pudo ganar credibilidad perpetua con solo) ...por ejemplo, hablar de la teoría de la relatividad o de la formación del cosmos a partir del Big bang, que suscriben descripciones absolutamente metafísicas para cualquier mortal que no sea físico o astrofísico, pero no lo hizo. Dios pudo haber explicado la formación del universo según lo afirma la teoría del Big bang, por ejemplo, y haberle dicho a su amanuense hebreo que el origen de todo tuvo lugar cuando una región que contenía toda la masa del universo a una temperatura enormemente elevada se expandió mediante una tremenda explosión y eso hizo disminuir su temperatura; segundos después la temperatura descendió hasta el punto de permitir la formación de los protones y los neutrones y, pasados unos pocos minutos, la temperatura siguió bajando hasta el punto en que pudieron combinarse los protones y los neutrones para formar los núcleos atómicos; y todo ello realizado por voluntad divina, claro está”.[7]

     Así, lo juro por Dios, hasta yo hubiese creído en sus narraciones y a los eclesiásticos les hubiese resultado innecesaria (o por lo menos no tan onerosa) tanta evangelización.

 


[1] El autor se refiere a La Biblia con Deuterocanónicos, versión popular, segunda edición, traducida directamente de los textos originales (hebreo, arameo y griego) y que cuenta con el beneplácito del Consejo Episcopal Latinoamericano.  Esta biblia fue, pues, editada con la colaboración de biblista católicos; pero –sigue aclarando el autor– bien podría tratarse de cualquiera. Precisamente por ello muchas veces se recurre a la versión cristiana no católica o a ambas en determinadas circunstancias.

[2] Asimov, I. (1995). Guía de la Biblia. Antiguo Testamento. Barcelona: Plaza & Janés Editores S.A. (pág. 14).

[3] Se calcula su edad entre ocho a quince mil millones de años y pareciera, incluso, que podría ser mayor dada “...una propiedad inesperada del Cosmos: en el pasado se expandía más lentamente; o, en otras palabras, la expansión se está acelerando. Su descubrimiento fue titulado “el descubrimiento del año” en 1998 por la revista Science” (National Geographic, vol.. 5, Nº 4, octubre 1999, pág. 32/33).

[4] Sauyer, K. (1999). El descubrimiento del Universo en National Geographic, vol. 5, Nº 4, octubre 1999 (pág. 37).

[5] Asimov, I. (1995). Guía de la Biblia. Antiguo Testamento. Barcelona: Plaza & Janés Editores S.A. (pág. 19).

[6] Asimov, I. (1995). Guía de la Biblia. Antiguo Testamento. Barcelona: Plaza & Janés Editores S.A. (pág. 35).

 

[7] Rodríguez, P. (1998). Mentiras fundamentales de la Iglesia Católica. Barcelona: Ediciones B,  S.A. (pág. 26-27).

 

 

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