Herencia Cristiana
CONFRONTACION
CON LA BIBLIA
SÉTIMO
ROUND: DEUTEROCANÓNICOS
(Ya
sin “sparring”)
Se llaman deuterocanónicos, o sea “del segundo
canon”, los libros de Tobit, Judit, Primero y Segundo Macabeos, Eclesiástico,
Sabiduría, Baruc y algunos pasajes adicionales de Ester y Daniel.
En mi Biblia representan 178 páginas; pero, la verdad, después de
su lectura he desistido de consignar su análisis.
¿Por qué? Bueno,
porque los mismos biblistas le restan todo tipo de credibilidad; veámoslo
con sus propias palabras y dígame usted si no tengo razón:
“Estos libros no se encuentran en la Biblia hebrea
tal como la fijaron los rabinos judíos a fines del siglo 1 de la Era
Cristiana.” (sic introducción a Libros Deuterocanónicos).
“...de los libros escritos originalmente en hebreo (o arameo), sólo
se conserva buena parte del texto original de Eclesiástico, y algunos pequeños
fragmentos de otros libros.” (ídem).
“La inclusión de los libros deuterocanónicos
dentro del Antiguo Testamento ha sido objeto de discusión desde tiempos muy
antiguos. Ya hemos visto que
finalmente los judíos optaron por excluirlos.
Algunas iglesias han hecho lo mismo o no les conceden la misma
autoridad que a los otros libros y prefieren darles el nombre de Apócrifos...”
(ídem).
En fin, en cuanto a los libros deuterocanónicos y la
autoridad de estos, los versados biblistas reconocen que son “...cuestiones
en que difieren entre sí las iglesias cristianas...” (ídem).
Ya propiamente en las sendas introducciones de los
libros individuales, hay más argumentos que menoscaban su interés:
Tobit:
“...contiene un relato de la vida judía en el
destierro. ...En conjunto esta
narración ofrece un cuadro de la religión y la cultura judías de la época”.//Del
texto griego de este libro existen dos formas, con frecuencia bastante
diferentes.” (ídem).
Judit:
“Este libro narra... una tremenda derrota (de
los asirios) de manos de los
judíos. Con una acción de
gracias y un cántico de Judit, los judíos celebran su victoria... (pero) ...deja la impresión de que se trata de una
leyenda, por medio de la cual el autor quiere animar al pueblo...” (ídem).
Ester:
“...contiene algunos pasajes que no se encuentran el texto
hebreo... y da la impresión de que podría ser sólo una ampliación y
adaptación de él” (ídem).
Primer libro de
los Macabeos:
“Este libro narra episodios de la historia judía
ocurridos en el siglo 2 antes de Cristo...
Otros judíos,... conocidos como los Macabeos, cuyas
respectivas hazañas se refieren extensamente” (ídem).
Segundo libro de
los Macabeos:
“...es el resumen, como lo explica el autor, de una obra más
extensa escrita por otro judío,... la cual no se conserva.
Este segundo libro se refiere en parte a los mismo sucesos que el
primero,... y se muestra deseoso de despertar la solidaridad de los judíos
del extranjero con los de Palestina...” (ídem).
Eclesiástico:
“Este libro fue escrito en hebreo, en el siglo 2 antes de Cristo,
por... Su nieto lo tradujo al
griego después del año 132 a.C...//Su tema es una reflexión de tipo poético...
Trata de muchos temas propios de la religión judía...//...y un
extenso elogio a los antepasados...//...el texto hebreo se ha reconstruido
por conjetura...” (ídem).
Además, el susodicho nieto prologa su traducción con
un chocante: “Por eso hay
que felicitar al pueblo de Israel por su instrucción y sabiduría”. Y, para hacer más patente el carácter dubitable de
cualquier exégesis de estos libros y de la Biblia en general, reconoce que “...las
cosas dichas en hebreo pierden mucho de su fuerza al ser traducidas a otra
lengua. Y esto es cierto no sólo
en este caso: también en la
ley y los profetas, y en los otros libros, no es pequeña la diferencia que
se nota cuando se leen en el original” (Eclesiástico, prólogo del
traductor griego).
Sabiduría:
“El libro se escribió en griego... El principal interés del autor
parece concentrarse en diversos temas religiosos judíos, y en sus
reflexiones hace uso de algunas ideas de la filosofía griega, al lado de
conceptos judíos tradicionales” (ídem).
Daniel:
“...contienen tres pasajes que no se encuentran en el texto hebreo
tradicional.//Del texto griego de Daniel existen dos formas, entre las que
hay a menudo mucha diferencia” (ídem).
No obstante todo lo dicho acerca de los deuterocanónicos,
valga la oportunidad para entresacar algunos ejemplos de ese odioso ensañamiento
contra las mujeres, machismo que vocea la Biblia en general y que, a los
ojos de un buen terapeuta, es una flagrante misoginia:
“No te esclavices a una mujer, hasta el punto de que te pisotee” (Eclesiástico
9, 2).
“No te fijes demasiado en la mujer soltera, para no pecar con
ella...” (ídem 9, 5).
“Aparta la vista de la mujer bonita...” (ídem
9, 8).
“Por las mujeres se han perdido muchos; su amor quema como
fuego.” (ídem).
“No comas con una mujer casada; no te sientes a beber con
ella...” (ídem 9, 9).
“El vino y las mujeres llevan al libertinaje,...” (ídem
19, 2).
“¡No hay... peor maldad que la de la mujer!” (ídem 25, 13).
“¡No hay veneno como el de la serpiente, ni enojo como el de la
mujer!” (ídem
25, 15).
“Cualquier maldad es poca, comparada con la de la mujer; ése será
el castigo para el pecador.” (ídem
25, 19).
“No te dejes seducir por la belleza de una mujer ni codicies lo que
posee, porque es muy feo y vergonzoso que la
mujer
mantenga a su marido.” (ídem 25,
21/22).
“Por una mujer comenzó el pecado, y por ella todos morimos.” (ídem
25, 24).
“Si no se somete a ti, apártala de tu compañía.” (ídem
25, 26).
“Vigila estrictamente a una hija descarada...//Vigila sus miradas
desvergonzadas y no te sorprendas si te falta
al
respeto.” (ídem 26, 10/11).
“La mujer acepta a cualquiera como esposo, pero hay mujeres más
bonitas que otras.” (ídem, 36, 21).
“Hijo mío, vigila mucho a tu hija soltera, para que no te traiga
mala fama, habladurías de la ciudad y deshonra
entre
la gente y te haga avergonzar ante la asamblea.” (ídem
42, 11).
“Porque de la ropa sale la polilla y de la mujer sale la maldad de
la mujer.” (ídem 42, 13).
“Llevarles ofrendas a ellos (a
los dioses rivales al suyo) es como llevar ofrendas a los
muertos...//Esas ofrendas las tocan mujeres que están en su período de
menstruación, o que acaban de dar a luz. Por estas cosas pueden ustedes darse cuenta de que en
realidad no son dioses...//¿Cómo puede alguien decir que son dioses?
Son mujeres las que presentan las ofrendas a esos dioses...” (Baruc,
Carta de Jeremías, 6, 27/29).
Y agrego ahora otros ejemplos del Antiguo Testamento
que había dejado por fuera:
“Un chiquillo es el tirano de mi pueblo; el gobierno está en manos
de mujeres.” (Isaías, 3, 12).
“A las mujeres de Sión, que son orgullosas, que andan con la
cabeza levantada, mirando con insolencia, caminando con pasitos cortos y
haciendo sonar los adornos de los pies, en castigo las dejaré calvas... y
pondré su desnudez al descubierto.”
(Isaías 3, 16/17).
“En aquel día quedarán tan pocos hombres que siete mujeres pelearán
por uno de ellos, y le dirán: Nosotras nos mantendremos por nuestra cuenta
y nos vestiremos con nuestros propios medios, pero déjanos llevar tu
nombre, líbranos de nuestra vergüenza.” (ídem,
4, 1).
“En ese día los egipcios parecerán mujeres; se llenarán de miedo
y espanto...” (ídem 19, 16).
“Los soldados babilonios dejaron de luchar, se quedaron en sus
fortalezas; sus fuerzas se agotaron y hasta parecían mujeres” (Jeremías
51, 30).
¿Y
qué dirán nuestras mujeres a propósito de estos pensamientos extremistas?
No creo que mucho pues, aparentemente, “oculos habent et non
videbunt” (tienen oídos y no oirán).
Empero, la sordera es extensiva a todos en general, a
los que no son hebreos o israelitas, que tampoco han escuchado nunca esa
xenofobia tan voceada:
“Ten piedad del pueblo que lleva tu nombre, de
Israel, a quien escogiste como a un primer hijo.” (Eclesiástico 36,
11).
“De nuevo tendrá a Israel como su elegido, y hará
que los israelitas vuelvan a establecerse en su tierra... Muchas naciones
recibirán a los israelitas y los acompañarán hasta su patria, y los
israelitas los tomarán como esclavos en la tierra del Señor” (Isaías
14, 1 y 2).
“Por eso los egipcios fueron castigados, como merecían,... A tu
pueblo, en cambio, en vez de castigarlo, lo favoreciste y... le diste un
alimento que no conocía: las codornices.” (Sabiduría
16, 1 y 2).
Y agrego ahora otros ejemplos del Antiguo Testamento
que había dejado por fuera:
“Señor, has abandonado a tu gente,... el país
está lleno de adivinos venidos de oriente, de magos como entre los
filisteos y se hacen tratos con extranjeros.” (Isaías 2, 6).
“De nuevo tendrá a Israel como su elegido, y hará
que los israelitas vuelvan a establecerse en su tierra. Los extranjeros se acercarán a ellos, se unirán al pueblo
de Jacob... y los israelitas los tomarán como esclavos en la tierra del Señor.”
(Isaías, 14, 1 y 2).
“Miren, el Señor en persona viene de lejos...
él viene a poner un yugo a las naciones para llevarlas a la
ruina,... Para ustedes (“pueblo de Sión, que vives en Jerusalén”
–ídem 30, 19-), en cambio, habrá cantos, como de noche de
fiesta sagrada; su corazón estará alegre,... para ir al monte del Señor,
al refugio de Israel.” (Isaías 30, 27/29).
“Gente extranjera reconstruirá tus murallas y sus reyes te servirán...”
(ídem 60, 10).
“El país que no te sirva, perecerá; naciones
enteras serán destruidas.” (ídem 60, 12).
“Los extranjeros se pondrán a cuidar los rebaños,
los campos y los viñedos de ustedes.” (ídem 61, 5).
“Israel,... el país más bello de todo el
mundo.” (Jeremías 3, 19).
“...el pueblo de Jacob, la principal entre todas
las naciones” (Jeremías, 31, 7).
Nadie escapa de esa ola xenófoba: ni el pueblo de
Babilonia, ni los asirios, ni los filisteos, ni los moabitas, ni los sirios,
ni los heveos, ni los amorreos, ni los etíopes, ni los egipcios... (Isaías
13 a 21). “Hay dos naciones que aborrezco, y otra más
que ni siquiera merece el nombre de nación: los habitantes de Seir, los
filisteos y la estúpida gente que vive en Siquem.” (Eclesiástico 50,
25/26). Vale que desconocían a los pueblos aborígenes americanos, que
de saberlo...
Y acaba aquí el Antiguo Testamento y su apéndice de
los libros deuterocanónicos. ¿Acaba?
Una fabulosa exaltación a la discriminación, a la venganza, a la
misantropía, a la xenofobia, a la misoginia, al racismo...
a cambio de vida eterna.
Veremos ahora cómo tratan de enmendar la plana con el
Nuevo Testamento... que
ya he visto buenos indicios al final del Antiguo:
“Si un extranjero se entrega al Señor, no debe decir: El Señor
me tendrá separado de su pueblo.” (Isaías 56, 3), y “¿Para
qué me traen tantos sacrificios? Ya estoy harto de sus holocaustos de
carneros...” (Isaías 1, 11).
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