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ANGELES CAIDOS



Los ángeles fueron creados perfectos, de ahí su poder y
entendimiento, por su perfección, los ángeles no tienen la
oportunidad de equivocarse, arrepentirse y de ser perdonados.
Sólo hubo una oportunidad al principio de los tiempos,
cuando Dios les puso una prueba moral para ganar la
Felicidad Eterna: ante ésta falló más o menos un tercio del total,
que son "miríadas" (millones de millones), y este tercio se compone
de los Ángeles Caídos o Demonios.

Se reconoce que cualquier ángel (de cualquier rango)
posee libre albedrío entre el Bien y el Mal.

Lo cual deriva ala clasificación especial de Ángeles Caídos,
los cuales o han renunciado a la vida celestial por la mortal
o han optado por unirse a las filas del primer Ángel Caído: Luzbel
(estos últimos también tienen una jerarquía claramente definida
en el infierno).


Los Demonios: Son los ángeles que traicionaron a Dios.

Los Ángeles Caídos siguieron a Lucifer, "Príncipe de las Tinieblas",
que lideró la perdición de todos ellos. Lucifer era el más bello y
poderoso ángel que había en el cielo, y que iba a ser la "mano derecha"
del Señor, especialmente por su poder de liderazgo.

Sin embargo, por envidia y soberbia, Lucifer rechazó a Dios porque
creía que podía alcanzar la Felicidad Eterna prescindiendo de Él.


El Castigo

Ante esta traición Dios los condenó al Fuego Eterno, lo contrario
de la Felicidad Eterna. Hay que pensar que estos ángeles estaban
realmente convencidos de que iban a ser felices sin Dios, así que el
castigo fue -y es- terrible y eterno. Es, en el fondo, el sufrimiento
y el remordimiento por lo que perdieron, la desesperación porque no
hay vuelta atrás: los ángeles -por su perfección- no podían equivocarse.

Los demonios se dedican a hacer el mal; actúan contra Dios, contra
el hombre y contra el bien porque, primero, odian a Dios a quien ven
en nosotros, segundo, odian a Jesucristo, que con su muerte nos salvó
de ellos, y por último, nos odian y envidian porque el Señor nos
destinó a ocupar el lugar que ellos perdieron en el cielo.

En resumen, odian todo lo que proviene de Dios (o sea TODO) y además,
lo más increíble para mi gusto, se odian entre sí.


A pesar de que Jesús nos salvó de los demonios, ellos igual pueden
dañarnos. Su naturaleza sigue siendo angélical, por lo tanto son muy
superiores al hombre. Tienen un conocimiento y poderes excepcionales,
aparte de contar con su experiencia de siglos... y todo eso lo ocupan
en sabotear el plan de Dios, es decir, se esfuerzan en impedir
nuestra salvación.


Se dice que todo angel caido retiene su poderio superor a
cualquier ente en el plano material; sin embargo pierde su
luminosidad inherente que tiene por vivir en el cielo. La cual
es sustituida por obscuridad, mas notorio en los ojos.



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