Para censurar a ojos vendados, muchos vírgenes mentales aseguran que "no es necesario matar para saber
que dar muerte es malo". Si es así, ¿cómo saber que la muerte es el fin de la vida, si no se ha vivido?
Es evidente que esta negación del empirismo no asume respuestas, y que muchos censores no viven ni
dejan vivir a la libertad de expresión.
Chile cree que ha progresado lo suficiente en sus intentos por madurar su mentalidad. Se está abriendo a nuevos mercados y novedosas experiencias tecnológicas, pero aún no ha sido capaz de abrir su mente, y la censura es el mejor ejemplo de ello.
Censurar la realidad chilena como el sida, la prostitución o las drogas es ocultar el problema, tenerle miedo y no asumirlo. Como barrer y dejar el polvo bajo la alfombra.
Entidades religiosas extremistas creen que con obviar y prohibir que se hable de estos temas, se les está dando una solución. Pero nuestra mentalidad tercermundista lo acepta, y como muchos manejan dinero, el que va a parar a los auspicios de los que depende la vida de los medios de comunicación, prohíben publicar, en donde tienen publicidad, ciertos temas considerados, por ellos, inmorales.
Hoy, en circunstancias que el siglo XXI nos está tendiendo una alfombra roja y las sectas están cobrando más fuerza en la imagen de sus líderes, se puede diagnosticar un síntoma de incredulidad y desconfianza, sobre todo en la debilitada Iglesia Católica, evidenciando un subterráneo derrumbamiento de la fe.
Mientras sea la Iglesia quien tome las decisiones morales y vitales en Chile, y no sus ciudadanos, este país será un tímido sumiso de los dogmas, que por cierto, han regido desde épocas que no experimentaban estos flagelos, y que por ende, no admiten solución.
Un problema grave es la drogadicción, pero muchas veces esta austeridad depende de quién esté consumiendo. Si un individuo se droga sabiendo sus consecuencias adictivas y colaterales, el daño es, desde mi punto de vista, menos grave que el de quien consume sin siquiera saber que el daño posterior al placer será in crecendo e irreparable. Entonces, ¿cómo evitar que jóvenes consuman alucinógenos si apenas los diferenciarían de una pastilla para dormir? ¿Cómo prevenir la intoxicación por drogas de las que nunca antes habían oído hablar?
Todo esto es un producto manufacturado en Chile, que niega ser aceptado y prohíbe a quienes son honestos y realistas, hablar de aquello.
Hay gente que defiende la censura como una forma de expresión válida. Aunque respeto la posición de quienes creen que estar en contra de la censura sería como censurarla, y por lo tanto contradecirse, me parece ridículo y extremo que todos tuviésemos la libertad de prohibirnos y censurarnos unos a otros, y así, tapar censura sobre censura hasta llegar a un laconismo insostenible.
Gonzalo Maza, en la columna Radiaciones de la Zona de Contacto, mencionó la performance anticensura efectuada hace no mucho en la Planet. Se quejó de que Patricia Rivadeneira se desnudara frente a una cámara y no en pleno escenario y afirmó que quienes gritan por la libertad de expresión, lo hacen en silencio. Se refirió a esto como una anticensura que se autocensura, y agregó que no se gana mucho protestando donde no duele. Aunque en cierta medida muchos quienes asisten a este tipo de eventos lo hacen como una expresión social y hasta a veces para estar en tacto con la moda -entre ecologistas y liberales, tan en boga últimamente- ahí hay algo que es en serio, y que nos afecta como personas, sociedad y humanidad: el derecho a ser libres de elegir. Porque nadie nos puede obligar a ver obscenidades, ni violencia, ni sexo explícito. Pero tampoco nadie puede obligarnos a no hacerlo. Es tan sencillo como apagar el televisor, no comprar "esas" revistas, no leer esos libros, no ir a esos cines, no explorar por esos lares de la internet, si así se desea. Así de simple. Así de fácil y económico es.
CABLE CORTADO
En el cine y la televisión, los instrumentos de censura más típicos son las tijeras y la huincha, enemigos invisibles, pero verdugos impíos de la libertad. Cuando vemos en un filme que una pareja está a punto de hacer el amor, y repentinamente aparecen tomando desayuno, es más que claro que ha sido tijereteada. Pero algunas veces la censura es más sutil, y otras más extremista. Lo que ocurrió con la película de Scorsese La última tentación de Cristo en nuestro país es casi inédito. Sólo Israel prohibió su exhibición, que ahora fue levantada. En consecuencia, somos el único país del mundo que no ha podido verla lícitamente. Es lamentable que nos destaquemos a nivel mundial debido a nuestros aspectos negativos, como ser uno de los más contaminados, los que peor distribuyen su riqueza, los con mayor maltrato infantil o ser uno de los países con menos libertad de expresión. El máximo ejecutivo de la señal HBO dijo que Chile es el país más conservador de Latinoamérica en materia televisiva. Y aunque en ser conservador no hay pecado, hay que considerar que el hecho que una cadena internacional de televisión por cable -una entidad experimentada- eufemísticamente nos esté revelando nuestra calidad de cínicos, es terrible. Más horroroso aún, es que haya tenido que anunciar la creación de una programación especial y exclusiva para Chile, con material más light , "para evitar que sean tapadas con cartones". Existe gente que irrevocablemente piensa que se necesitan agentes reguladores que determinen qué es sano y moral para la ciudadanía e impongan su visión de las cosas, a su conveniencia. Pero es incomprensible que gente que integra tales organismos -como el Porvenir de Chile- esté tan lejos de la realidad, que juzguen a distancia, con los ojos vendados. Es así como en el programa Medianoche, que conducía Fernando Paulsen -actual director del diario La Tercera- el propio presidente del Porvenir de Chile, Francisco Javier Donoso, reconoció no ver televisión, y más aún no haber visto 3La última tentación de Cristo2, en circunstancias que fue el Porvenir quien presionó al Consejo Nacional de Televisión (CNTV) para que fuese prohibida. La gran excusa para enjuiciar de esa manera, es que no es necesario matar para saber que dar muerte es malo. Pero yo les preguntaría: ¿Cómo saber que la muerte es el fin de la vida, si no se ha vivido? Entonces, queda claro que las calificaciones de los filmes según horario y sus orientaciones, parecen no tener validez. Ni aún en los horarios establecidos para adultos con criterio [des]formado.
LIBROS Y FRASES
Desde los clásicos como el astrónomo italiano Galileo Galilei o el pensador Giordano Bruno, hasta los contemporáneos Allen Ginsberg o Salman Rushdie han sido amputados intelectualmente. Ya sea por negar la teoría geocéntrica o "blasfemar contra el Islam". Ulises, el libro de infinitas páginas de James Joyce, también fue censurado. Y no fue casualidad. Similar suerte corrieron alguna vez Edgar Allan Poe, Mark Twain, Jorge Luis Borges y Julio Cortázar. A Mario Vargas Llosa le quemaron mil quinientos ejemplares del libro "La ciudad y los perros" en el patio del mismo colegio militar mencionado en la obra. Según Heinrich Heine, quien evidencia en cada uno de sus textos el áspero prisma con que mira a quienes prohiben mirar al mundo con sus propios ojos, "donde se han quemado libros, acabarán quemando restos humanos". Oscar Wilde dijo una vez: los libros que el mundo llama inmorales, son los que muestran al mundo su propia vergüenza. Y esto parece habernos sonrojado en más de una oportunidad. Parece que de un momento a otro, los cuerpos desnudos son ofensivos, un atentado. Hay miedo en el mundo de las palabras que designan el cuerpo se escuchó del verso de Neruda. Parece que hasta ahora, nadie lo ha escuchado. Quien mata a un hombre, mata a una criatura razonable. Quien mata a un buen libro, mata a la razón misma. John Milton.
Esta pagina apoya a la campaña por la Libertad de Expresion
Drácula, Barrabases, Akira, Garfield, Batman, Asterix, Dick Tracy, Condorito, Snoopy,Flash Gordon,
los místicos personajes de Moebius y muchos más, se reunieron en un espacio donde todos parecen ser
hijos de una juventud más inocente, que se ha dibujado desde hace más de cien años.
Al cumpleaños número 101 de la historieta ilustrada, asitió un puñado de periodistas, otro de dibujantes
y miles de jóvenes, niños y adultos con alma de infantes, dispuestos a presenciar una muestra única del
cómic nacional y extranjero.
El Centro de Extensión de la Pontificia Universidad Católica vio pasearse oleadas de personas entre el 21
y el 24 de agosto, entre dibujos y caricaturas, óleos y libros que entran en la categoría del cómic. Afuera,
un bus Ford 50 del recorrido Pelotillehue-Buenas Peras, característico de nuestro "Condorito" de Pepo,
daba la bienvenida y orientaba a quienes de lejos, divisaban lo que sería la primera pista de que algo
estaba pasando.
Una fila interminable que serpenteaba alrededor de un círculo de carboncillo vertiginoso, ubicado en
el patio techado del recinto, fue el río que desembocó en el mar de gente, dentro de la pequeña pero
atractiva sala donde se realizó la muestra.
A un costado, un homenaje fotográfico a la arquitectura japonesa contemporánea de Kasuyo Sejimo, Todao
Ando y Toyo Ito, pasaba inadvertido.
Una vez adentro, los asistentes pudieron sumergirse en las fantasías inanimadas del dibujo. Al centro, un
pasillo llamado El túnel del tiempo, relataba cronológicamente la evolución de la caricatura, desde
1896 hasta nuestros días, e hizo de meridiano imaginario entre los paneles de artistas nacionales y
extranjeros, uno a cada lado del túnel. Sobre él, un caricaturezco cohete rojo, ícono, quizás, de los
sueños infantiles: el de volar. Planear sobre las nubes de la imaginación, y llenarlos con los colores del
arcoiris de la creatividad.
HISTORIA CON HISTORIAS
En el Túnel del tiempo se habla del pre-cómic y el cómic. El primero, que apareció por primera
vez en 1865, lo compusieron vagos bocetos en blanco y negro que hicieron en buena medida el trabajo
posterior de la fotografía.
El cómic, en un principio, fue una estrategia de los periódicos estadounidenses para llegar a ese público
poco lector, analfabeto o inmigrante, como una forma de hacerle entender, con una imagen visual con
simples trazos humorísticos o irónicos, la realidad actual social, política y cultural del país. Con el tiempo,
nacieron los suplementos especializados dedicados a la entretención.
Ya en 1905 comenzaron a circular los cómics a color. Tin Tin, del belga Herge en 1929; Blondie
[Lorenzo y Pepita] de Chic Young en 1930; Dick Tracy, de Chester Gould en 1931; Flash Gordon,
de Alex Raymon y Don Moore en 1934 y Batman, de Bob Kane y Bill Finger en 1939, fueron tiras
cómicas que vivieron la era emergente y gloriosa de los colores, que finalmente, en los años cincuenta,
fueron desplazados por la televisión, la que se apoderó de los adolescentes que dejaron de creer en los
héroes de papel. Como predecible consecuencia, los cómics debieron unirse a su archirival: la pantalla chica.
La mayoría de las historietas mencionadas, tuvo gran éxito televisivo, y su popularidad se cultivó en las
525 temidas líneas , y no en la ahora nostálgica celulosa.
Aunque el abandono del cómic fue notorio, no ha muerto. Ahora es objeto de culto. Sus consumidores
-o devoradores- ya no son esos niños inocentes o soñadores, sino jóvenes que buscan un sentido de escape,
de la estética cósmica, violenta o imposible. Una entretención abierta, apasionada, de colección.
¡PLOP!
Un año antes que la "tevé" desplazara a las tiras cómicas, en 1949, nació en Chile el personaje más
longevo, quizás, y más representativo, sin duda, de nuestro país.
"Condorito", el primogénito de René Ríos, o Pepo, se ha convertido en un ícono nacional, tanto o más que
el propio ave del escudo nacional.
Hasta hoy sigue arrancando carcajadas o dejando pensativos a quienes lo leen o se pasean entre sus detalles,
compuesto por cocodrilos, noctámbulos o el clásico "tome pin y haga pun", entre otros. Inconfundibles son
sus ¡plop! al finalizar cada chiste, en los cuales Condorito hace desmayar a quien se le cruce por delante.
Condorito ahora viaja por el mundo y su creador ya siente el paso de los años. Los hombres como él,
lamentablemente, envejecen; Condorito en cambio, seguirá intactamente bromista y astuto en los
recuerdos, baúles y kioskos, por muchos años más. Las próximas generaciones de dibujantes sabrán
aprender de los años.
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PARA VOLVER AL INFINITO
Frases y Curiosidades
Camino vivencial de DANIEL GREVE SCHELS