Tomás Rivera: un pionero en la literatura chicana
Tomás Rivera, escritor mexico-americano, fue uno de los principales fundadores de la literatura chicana y autor, del universalmente clásico reconocido de esta literatura, "...y no se lo tragó la tierra" (1971), ganadora del Premio Quinto Sol (National Award for Chicano Literature). Esta aclamada obra, en el año 1996, ha sido escogida para el tema de una película cinematográfica. Sus cuentos, poemas y ensayos, en ambos idiomas inglés y español, aseguraban una dirección en el desarrollo de la literatura chicana. El no se ha dedicado solo al trabajo literario sino que tenía una devoción en abrir las puertas académicas a los hispanos y otras minorías siendo un ejemplar de la academia humanista y un brillante administrador. Su vida terminó a la edad de 49 años cuando sufrió un ataque cardíaco, en mayo de 1984, poco tiempo después que fue el primer Presidente hispano de una universidad en el sistema californiano. Desafortunadamente, sus obras estában en un desórden y una novela que él proclamó haberla escrito, "La Casa grande", nunca se pudo hallar entre sus papeles y archivos.
Nacido en diciembre, en el año 1935, de una familia de trabajadores migratorios en Crystal City, Texas, Rivera estuvo de combinar entre sus estudios y su trabajo. Por lo tanto, él ha hecho muy bien académicamente, teniendo una licenciatura y una maestría en educación en 1958, y en 1964 respectivamente con una otra maestría en literatura francesa y un doctorado en lenguas romances con una concentración en español en 1969. El siguió en construir una carrera impresionante como un profesor universitario y un administrador y rápidamente se ascendió al nivel más alto en administración en 1979 cuando se hizo Canciller de la Universidad de California, Riverside.
La obra de Rivera, simple por fuera, pero acomplejada por dentro. "...y no se lo tragó la tierra", es una ficción experimentada latino-americana que requiere que el lector tome parte en desenredar el cuento determinando el significado y llegar a sus propias conclusiones sobre las identidades y las relaciones de los personajes. Rivera construyó una narrativa utilizando un idioma derecho pero poético de los trabajadores migratorios. El personaje céntrico busca su identidad reconstruyendo conversaciones y cuentos que haya oído en su familia. De todos modos, este libro es la obra de mayor influencia en la búsqueda de la identidad chicana. Juan Bruce-Novoa, el crítico, resumió el genio particular de este trabajo "riverano" diciendo:
"Sin embargo, la narrativa (su obra) no es expositoria sino extrañadamente impresionística. Es la medida del talento de Rivera que el lector piensa que el haya leído una descripción detallada de la realidad que, siquiera, muchos utilizaron el libro como una declaración sociológica precisa de la condición del trabajador migratorio. Lo que Rivera lleva a cabo es la evocación de un ambiente con un mínimo de palabras, y dentro de este ambiente, los trabajadores migratorios mueven con dignidad, fuerza y resistencia".
Esta obra, "...y no se lo tragó la tierra", es sobre cómo un chico adolescente creció en el pecho de una cultura mexicana y la lucha que enfrenta a través de su infancia. Es una colección de cuentos donde cada uno refleja el prejuicio que llevaba el chico sólo a causa de su etnicidad, como se la arregla para sobrepasar su exhaustiva situación , y como sus padres son tan importantes para él. Esto, probablemente, sería un buen ejemplo de valiosas experiencias que muchos pueblos enfrentan cuando vienen a un país diferente, no solamente los mexicanos sino todos los pueblos alrededor del mundo. Tal hecho ocurre cuando tu traes contigo tu propia cultura a una tierra diferente y a un país al que tu no estes acostumbrado.
Rivera era un pionero de la literatura chicana a través de sus actividades personales, escolares y ensayos tales como: " Literatura chicana: Fiesta of The living", (1979) y " Into the Labirinth: The chicano literature" (1971), el ayudó en crear un concepto global, promovió sus autores y lo estableció como parte legítima del curriculo universitario. Rivera cree en la capacidad de la literatura y en reflexionar y construir la comunidad. El visionó a los chicanos definiéndolos a través de la literatura donde fueron una metáfora central en sus poemas y cuentos. El cuento "Zoo Island" narra en crónicas la lucha de un pueblo en definirse, la pone en relieve, como si fuera para lograrla a través de la fuerza de voluntad. "Las Salamandras" es un cuento engañoso de un chico trabajador que enfrenta el pecado mortal y la culpabilidad. Rivera vió a los trabajadores migratorios como encarnados en esta búsqueda de identidad, para él el chicano señala un grupo étnico, una clase social, una clase obrera. En este sentido declara:
"Yo quería documentar la fuerza espiritual, el concepto de justicia que es muy importante para los continentes americanos. Entre los inmigrantes, ví esa fuerza. Ellos podrían ser privados económica, política y socialmente, pero sígan moviendose, y nunca se quedan en un solo sitio para sufrir o para ser sometidos, pero siempre buscando trabajo; por eso fueron trabajadores "migratorios". Yo veo el mismo sentido del movimiento en los europeos quienes vinieron con el mismo concepto de justicia espiritual. Estaba ahí. Y los trabajadores migratorios siguen teniendo este mismo papel: de ser buscadores. Esto es una metáfora importante en las Américas".
Rivera fue el decano de la literatura chicana donde vaya. Sus escrituras, en ambos idiomas inglés y español, tratan, principalmente, la vida difícil de los obreros migratorios mexico-americanos. Sin embargo, el subraya la vida de los chicos de tales trabajadores haciendo énfasis sobre su educación y liberación de las condiciones opresivas que conviven. El afirma: "los planes diferentes que han surgido, en la comunidad y la literatura chicana, llamaban para el establecimiento y la superación de dicha comunidad por encima de cualquier otra cosa".
Las obras de Rivera han proporcionado una esperanza tremenda para las generaciones migratorias quienes en su vida no han sido, anteriormente, inscritas y valorizadas en la literatura. Y sobre la educación, Tomás Rivera subraya que:
"Una buena calidad de educación, a las comunidades hispánicas, asegura individuos más competentes y, por consiguiente, una comunidad más fuerte. Este tipo de educación debería ser una de nuestras constantes y básicas necesidades. Podemos asegurar esta educación solamente si tenemos el mando, si nos ponemos a comprometernos , y lo más importante, si lo hacemos parte de nuestra profecía".
En todos los aspectos, Tomás Rivera queda la figura más destacada y más influyente en la literatura mexicana en los Estados Unidos y sus obras han profundamente logrado un sitio en el canon mundial de la litaratura hispano-parlante.
Jamil Istifan
Florida International University
Department of Modern Languages
JIstifan@aol.com