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A la Madrea esa gran mujer autora de la vida, a ese lindo ser con mente soñadora, que vuela al infinito con el alma herida.
luciendo tan radiante cual rosa florecida y sin mostrar jamás cansancio por la hora se entrega con amor al hijo sin medida.
siembra semillas de amor y de ternura; con sus retoños es siempre generosa y cultiva ilusiones con mesura.
para traer el pan desde muy lejos; es el soporte de todos los ancianos y fuente inagotable de consejos.
hace frente al dolor y a la aflicción; por proseguir al hijo en su pasión. Esa mujer se angustia por hijo ausente, por el hombre que no tiene fortuna, por el que sufre cuando está presente, por el que llora cuando está en la cuna.
por haberse perdido en inconsciencia, ella lo oye desde lejos cuando lucha y espera su regreso con paciencia.
esas canciones cantadas a la luna, su inmenso placer por las monerías, por garrapatos trazados con la pluma.
que enseñó el temor a tu existencia, que ilumina mi vida como estrella, para seguir el sendero a tu presencia.
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